Un total de 4.868 personas han fallecido entre el 1 de enero y el 12 de diciembre intentando cumplir su proyecto migratorio, según los datos difundidos por la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) que sitúa a 2014 como “el más mortífero” desde al menos el año 2000, cuando comenzó a recabar estas estadísticas. La mayoría perecieron camino de Europa, en el Mediterráneo.
Con motivo de la conmemoración, este jueves, del Día Internacional del Migrante, la OIM ha difundido el balance anual con un mensaje: “El número de migrantes que pierden la vida en peligrosas travesías emprendidas con la esperanza de encontrar mejores condiciones para sí mismos y sus familias no deja de aumentar”.
En total, esta institución internacional ha contabilizado la muerte de 3.224 personas ahogadas en aguas del mar Mediterráneo y otras 540 en la Bahía de Bengala, 307 en la frontera entre México y Estados Unidos y al menos 265 en el entorno del Cuerno de África sólo hasta el 12 de diciembre.
El balance, del que se escapan muchos casos de los que no queda constancia, incluye asimismo 251 personas muertas en migraciones en el África Oriental, 74 en el sudeste asiático, 66 en aguas del Caribe, 56 en el Sáhara y 17 en Sudáfrica. Figuran además 51 fallecidos en el Mar Negro y el entorno de las fronteras con Turquía y 34 en “otras regiones”.
Desde el año 2000, al menos 22.400 personas han perdido sus vidas intentando llegar a Europa, lo que significa una media de 1.500 muertes cada año de forma sostenida durante más de una década. La ruta más peligrosa en este periodo, también, es la mediterránea.
“Con los datos disponibles, 2014 representa el año más mortal, con más del doble de muertos en los primeros nueve meses que en el año anterior y por encima de las cifras alcanzadas durante la primavera árabe, en 2011, cuando se calculó que 1.500 personas habían muerto en el Mediterráneo”, dice el informe de la organización.
Aumentan las muertes, las migraciones se mantienen
Las muertes aumentan, pero las migraciones mantienen cifras más o menos estables. Alrededor de 232 millones de personas son migrantes internacionales, y aunque esto implica una subida en términos absolutos, “la proporción de migrantes internacionales en la población mundial se mantiene constante, en torno al 3%” en los últimos años.
La OIM teme que siga aumentando el número de muertes en alta mar si la Unión Europea no logra poner en marcha una operación de rescate exhaustiva y bien equipada en el Mediterráneo en reemplazo de la operación Mare Nostrum de Italia, que ha quedado suspendida. Considera además que “los países también deben aprobar leyes para desmontar las redes de traficantes, en vez de atacar a los migrantes irregulares”.
“Todos los países tienen la obligación internacional de salvar las vidas de quienes requieren ayuda. Cabe proseguir las operaciones de rescate en las aguas internacionales del Mediterráneo. Es más, la operación Tritón en curso es digna de encomio pero abarca una región demasiado pequeña”, afirma el director General de la OIM, William Lacy Swing.
Para Swing, la prioridad es “salvar vidas”, pero además, hay que “encarar los factores que propician la migración por desesperación y actuar de manera concertada y coherente”. Esta es una batalla que debemos librar conjuntamente. Para ello, se requiere un mayor liderazgo político y la valentía de enfrentarse al preocupante aumento de la xenofobia“, apunta.
El responsable de la OIM defiende que “los gobiernos deberían despenalizar a los migrantes irregulares a fin de que denuncien a los traficantes ante la policía para que sean enjuiciados y sancionados, contribuyendo así a los empeños en contra de las actividades delictivas transnacionales organizadas”.
La organización recuerda que ya son más de 33,3 millones de personas las que están desplazadas forzosamente dentro de sus propios países y 16,7 millones los que han tenido que huir más allá de sus fronteras por la guerra o la persecución. Con estos datos, 2014 alcanza también la cifra más elevada de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial.
Faltan vías de emigración irregular
“El número sin precedentes de crisis ocasionadas por el hombre en el mundo, ya se trate de la República Árabe Siria, el Iraq, Libia, la República Centroafricana o el Sudán del Sur; el ébola que repercute en las economías de los países de África Occidental; el cambio climático y los fenómenos meteorológicos extremos, son todos factores que propician la migración y que es preciso abordar”, expone.
La OIM aboga por un mayor acceso a la migración regular segura como respuesta a esta situación, lo que implica promover los acuerdos de migración laboral y reunificación familiar, garantizar un suministro de información clara sobre los riesgos que entraña la migración irregular y apoyar la creación de empleos en los países de origen.
“La migración no sólo es inevitable sino que además es necesaria y conveniente. En el Norte, las sociedades están envejeciendo, mientras que en el Sur aumenta la población juvenil. El creciente sentimiento de rechazo hacia los migrantes es una cruel ironía en una época en que las sociedades que envejecen necesitan recurrir a la migración para obtener la mano de obra tan necesaria”, recuerda Swing.
Por eso, plantea que “la comunidad internacional debe trabajar conjuntamente a efectos de cambiar la dialéctica migratoria vigente para que sea más positiva y se centre en la contribución que hacen los migrantes a las comunidades que los acogen y también a sus comunidades de origen, que se benefician enormemente de las remesas que envían a sus hogares”.