La reacción de medio mundo ante los insultos racistas a Vinicius Jr., futbolista de Real Madrid, ha rescatado del baúl de los recuerdos del fútbol el primer caso en el que un jugador de un club grande amenazó con abandonar un estadio porque cientos de personas le cantaban “mono, mono” desde la grada. Aquel jugador era el camerunés Samuel Eto'o y aquel partido de 2006 contra el Zaragoza lo arbitraba Víctor Esquinas Torres. El podcast de elDiario.es 'Un Tema Al día' ha conversado con el ex colegiado para un episodio sobre el racismo en el fútbol que puede escucharse aquí.
Esquinas Torres aplicó aquel día el protocolo a la perfección: ante las quejas del futbolista, paró el partido, habló con los responsables del club local para que se advirtiera por megafonía que los insultos debían parar y luego convenció a Eto'o de que no se fuera, de que siguiera jugando. “Con el paso del tiempo, he llegado a la firme convicción de que en vez de impedirle que abandonase el campo, nos deberíamos haber ido todos y suspender el partido definitivamente”, dice Esquinas Torres en la conversación con Juanlu Sánchez. “Aquel protocolo sigue vigente 17 años después y está demostrado que no sirve para nada”.
Victor Esquinas forma parte de una generación de árbitros que todavía tenía que trabajar en otras cosas para completar un salario insuficiente. Tras su retirada, siguió con su profesión y trabaja en Renfe. “Hay que dejar de decir que en el fútbol no somos racistas para definirnos como militantes antirracistas”, asegura. Esquinas en ocasiones da charla como ex árbitro a jóvenes en equipos deportivos o colegios: “Me gusta intentar explicarles la diferencia entre un insulto estándar y un insulto de carácter racista, machista o xenófobo. El insulto estándar lo dices en un momento de exaltación”, pero “cuando utilizas términos como zorra dirigido a tu chica acabas por querer intervenir su teléfono móvil” y “cuando llamas puto negroa alguien al final lo vas a considerar como alguien inferior en un restaurante o en tu empresa”. Esos insultos “tienen un sustrato muy feo”, concluye el ex colegiado, que hoy intenta sacar lecciones positivas de aquel incidente con Eto'o de hace 16 años en el que confiesa como mensaje a los dirigentes actuales: “lo pude hacer mejor”.
Las declaraciones de Víctor Esquinas Torres forman parte del capítulo 'Por qué “tonto” no significa lo mismo que “mono”', un repaso a la historia reciente del racismo en el fútbol y al marco jurídico que en teoría lo regula.
Obstáculos para frenar el racismo en el fútbol
Nunca se ha suspendido un partido de fútbol por cánticos racistas en España y tampoco hay nadie condenado penalmente por ello. El asunto vuelve al debate público a raíz del último incidente racista en un estadio ocurrido este fin de semana. El jugador del Real Madrid Vinícius Junior, víctima constante de insultos racistas, fue recibido con cánticos de “Vinícius, eres un mono” a su llegada al campo del Valencia. Después, durante el partido, se negó a seguir jugando tras escuchar que un aficionado le había llamado “mono” cuando iba a hacer un saque. El árbitro sólo paró el encuentro de forma momentánea mientras la megafonía decía que “no se tolerarán los insultos ni el racismo”.
Fuentes fiscales consultadas por elDiario.es afirman que existen varios obstáculos para lograr que las denuncias lleguen ante la Justicia. Uno de ellos es la dificultad para identificar a los autores de los hechos, que tratan de pasar desapercibidos entre el numeroso público que acude a los estadios. En el caso de este último episodio, la Policía ya ha identificado a dos aficionados que habrían proferido estos insultos, según ha informado Las Provincias.
Pero la falta de autor conocido no es el único motivo que ha llevado a los fiscales a archivar esas denuncias. En otras ocasiones han considerado que a pesar de ser hechos “soeces” o “deleznables” no sobrepasan la línea de la infracción penal. Es decir, que pueden tener consecuencias en otros ámbitos —como el administrativo— sin tener que llegar a la categoría de delito.
En todo caso, por el momento el único caso de insultos racistas en el fútbol que ha llegado a juicio es del jugador del Athletic de Bilbao Iñaki Williams. En próximas fechas se sentará en el banquillo el aficionado acusado de proferir gritos racistas contra el delantero durante un partido contra el Espanyol el 25 de enero de 2020.
La decisión recae en el árbitro, según la legislación. Pero la normativa que regula la violencia en el deporte, aprobada en 2008, incluía la necesidad de desarrollar un protocolo de actuación para concretar la manera de aplicarlo. La iniciativa debía correr a cargo de la Comisión Antiviolencia. Sin embargo, los protocolos existentes no son lo suficientemente claros sobre los posibles efectos de esta decisión, según alerta el comentarista de Dazn, experto en fútbol africano, Alberto Edjono Owono.