El número de personas que pasa hambre en el mundo aumenta hasta los 821 millones, según la ONU
La lucha contra el hambre en el mundo vuelve a dar, otro año más, un paso atrás. En 2017, el número de personas que se acuestan sin haber comido lo suficiente siguió aumentando hasta llegar a los 821 millones, frente a las 804 millones que se registraron en 2016.
Así, una de cada nueve personas de la población mundial pasa hambre, según el informe El Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo, presentado este martes y elaborado conjuntamente por varios organismos de las Naciones Unidas: la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
De acuerdo con los autores del informe, este aumento “confirma una reversión preocupante de las tendencias positivas observadas anteriormente en el nuevo milenio”, recalcan. Según su análisis, la situación está empeorando en Latinoamérica y la mayoría de las regiones de África, y la tendencia a la baja también se ralentiza en Asia.
Entre las causas más importantes que explican el hambre siguen estando, una vez más, los conflictos y la inseguridad, como ocurre en la región del Sahel en África occidental. El informe hace especial énfasis en las consecuencias de los fenómenos climáticos extremos frecuentes e intensos y refleja que el hambre es “significativamente mayor” en los países agrícolas que tienen una gran dependencia de las precipitaciones o que están expuestos a una sequía grave.
La FAO explica que los cambios en el clima están socavando la producción de algunos cultivos principales como el trigo, arroz y maíz en las regiones tropicales y templadas y, “si no se desarrolla resiliencia climática”, la situación empeorará a medida que las temperaturas aumentan y se vuelven más extremas.
África vuelve a ser el continente con el mayor porcentaje de población subalimentada. El hambre afectó a más de 256 millones de personas, un 20% de su población, por el impacto de fenómenos meteorológicos extremos y conflictos en diversas regiones. Esos factores también explican en parte que la tendencia a la baja del hambre pueda estar ralentizándose en Asia, que sigue albergando al número más alto de individuos que la sufren, 515 millones de personas, un 11,4 % de su población. Por otro lado, en América Latina y el Caribe, el hambre creció ligeramente hasta los 39 millones de personas en 2017, el 6,1 % de su población, según las estimaciones.
Según el análisis publicado este martes, se ha avanzado poco en la reducción del retraso del crecimiento infantil, con casi 151 millones de niños menores de cinco años de todo el mundo, o más del 22%, demasiado bajos para su edad. En 2017, el 7,5% de los niños menores de cinco años estaban afectados por un peso inferior para su estatura. Son los que presentan un mayor riesgo de muerte. El impacto de la desnutrición aguda infantil sigue siendo “extremadamente alto” en Asia, con casi uno de cada 10 niños menores de cinco años con bajo peso para su estatura.
La otra cara del hambre es, a juicio de los expertos de Naciones Unidas, el empeoramiento de los datos sobre obesidad adulta: más de uno de cada ocho adultos en el mundo, es decir, más de 672 millones, es obeso. Las cifras son especialmente relevantes en América del Norte, pero África y Asia también están experimentando una tendencia al alza, según el informe.
Los datos revelan que el objetivo de erradicar el hambre para 2030 corre peligro. “Los signos alarmantes de aumento de la inseguridad alimentaria y los elevados niveles de diferentes formas de malnutrición son una clara advertencia de que hay mucho trabajo por hacer para asegurarnos de no dejar a nadie atrás en el camino para lograr los objetivos de los ODS en materia de seguridad alimentaria y una mejor nutrición”, concluyen los responsables del informe.