Qué es Boko Haram, el grupo yihadista autor del secuestro de centenares de niñas en Nigeria
Hostilidad a la educación extranjera
La primera confusión en relación a Boko Haram proviene de su nombre. El nombre oficial del grupo no es Boko Haram, sino Yama'atu Ahlis Sunna Lidda'auati wal-Yihad, que en árabe significa 'personas comprometidas con la propagación de las enseñanzas del profeta y la yihad'. Los habitantes del pueblo de Maiduguri comenzaron a llamarle Boko Haram por su oposición radical a cualquier forma de educación occidental. En la lengua local, boko significa falso, pero en este contexto se refiere a la educación occidental, y haram es pecado en árabe.
En siglos anteriores, el norte de Nigeria, junto a zonas limítrofes de Níger y Camerún, estaban bajo el control del califato de Sokoto. Con el inicio del dominio británico a principios del siglo XX, se extendió en la zona una corriente hostil hacia la educación occidental, lo que en muchos casos podía significar sólo que se dieran clases de inglés.
El fundador
En 2002 un predicador carismático llamado Mohamed Yusuf fundó Boko Haram en Maiduguri, en el noreste del país, y erigió un complejo de edificios en el que había una mezquita y una escuela islámica. La escuela se convirtió en una buena herramienta de reclutamiento de jóvenes inspirados por el ideal de crear un Estado basado en valores islámicos integristas. Siete años después, esos milicianos comenzaron a atacar comisarías y edificios oficiales en Maiduguri. El Ejército entró en la ciudad, acabó con la rebelión y entregó a Yusuf a la policía, que lo liquidó.
El líder
En vez de suponer el final del grupo, como esperaba el Gobierno, el asalto a su cuartel general provocó su completa radicalización, bajo un nuevo líder, Abubakar Shekau. Reclama una versión estricta y fanática de la sharía (la ley islámica) que ya es la fuente principal de legislación en varias regiones del norte del país, el fin de la educación occidental y el derrocamiento del Gobierno central.
Shekau graba largos mensajes en vídeo para dar a conocer su ideario entre sus partidarios. Son discursos largos, improvisados, a veces en inglés, que revelan una personalidad agresiva y extrovertida. No es raro verle pegando gritos y sonriendo. En otros anteriores, como este presentado como “un mensaje” al presidente nigeriano, el tono es más formal. En la escenografía no faltan los inevitables kalashnikov.
Hay varios Boko Haram
En realidad, Boko Haram es más una constelación de grupos que una organización única. Algunas facciones se han separado de la estructura que dirige Shekau, aunque siguen con sus actos violentos invocando su mismo nombre. Se cree que Mamán Nur, el número tres cuando vivía Yusuf y de origen camerunés, está más interesado en llevar la lucha de Boko Haram a otros países africanos. Está considerado el responsable del atentado con coche bomba en 2011 contra la sede de la ONU en la capital federal, Abuya, donde murieron 21 personas.
Nur se separó de Shekau en 2012 y formó su propia organización, Ansaru, que se ha caracterizado por sus amenazas a Francia. El nombre completo del grupo da una idea sobre sus ambiciones: Vanguardia para la Protección de los Musulmanes en el África Negra.
Shekau prometió lealtad a Al Qaeda y a su líder, Aymán Al Zauahiri, pero no consta que haya recibido una respuesta afirmativa. El Departamento de Estado norteamericano sostiene que miembros de su grupo recibieron adiestramiento en campamentos de Al Qaeda en el Magreb Islámico en Gao, Malí. Es posible, pero los países occidentales no cuentan con mucha información segura sobre Boko Haram. “Las relaciones entre Al Qaeda y Boko Haram son las más preocupantes” (en el África occidental), dijo el año pasado el general Carter Ham, jefe del Mando Militar del Pentágono para África, “a causa de los indicios de que puedan estar probablemente compartiendo fondos, entrenamiento y explosivos”.
Al igual que los talibanes en Pakistán, Boko Haram ha podido subsistir en las regiones del norte de Nigeria gracias a que la autoridad y presencia del Estado son débiles, la pobreza es extrema, y es más fácil extender el odio sectario a los cristianos, a los que se acusa de dirigir los destinos de Nigeria con la ayuda de musulmanes traidores, como el presidente Goodluck Johnson.
El grupo ha llevado a cabo varias matanzas de policías y civiles, y atacado a edificios oficiales e iglesias cristianas. Es difícil saber ua cifra exacta de víctimas de todo el conflicto. Algunas fuentes periodísticas citan la cifra de 1.400 víctimas desde 2010. Lo que parece seguro es que la guerra se ha recrudecido. Amnistía Internacional calcula que tanto los ataques del grupo como las represalias indiscriminadas del Ejército han provocado 1.800 muertes este año.
Por qué secuestran niñas
La hostilidad de Boko Haram a la educación de las niñas es evidente. Dentro de su visión extremista, no concibe para ellas más destino que el matrimonio y la crianza de sus hijos. Pero la ola de secuestros es un fenómeno más reciente, una respuesta a las represalias del Gobierno, que fue el primero en empezar esa vía como arma de guerra. El Ejército ha detenido desde diciembre de 2011 a un centenar de esposas e hijos de los dirigentes más conocidos del grupo. Una de las primeras detenidas fue la esposa de Shekau, junto a su hijo de siete meses.
Sea por la intención de forzar a los líderes para que se entregaran o como simple medida represiva, la estrategia tuvo el efecto contrario. En varios mensajes grabados de vídeo, Shekau dejó claro cuál sería su respuesta: “Como ahora tenéis detenidas a nuestras mujeres, ya veréis lo que ocurrirá a vuestras mujeres, según la ley islámica”. En 2013 se iniciaron los secuestros de niñas, en algunos casos con la intención de reclamar a cambio la liberación de presos de la organización.
En mayo y julio de 2013, el Gobierno liberó a 96 mujeres y niños, parientes de los miembros de Boko Haram, detenidos en esas operaciones.
En sus discursos, Shekau ha pasado a denominar a esas niñas como su “botín de guerra”. En el caso de las 223 niñas secuestradas de Chibok, el líder de Boko Haram ha dicho: “Dios me dio órdenes de que las vendiera, ahora son de mi propiedad, por lo que ejecutaré sus instrucciones”.
Qué hace el Gobierno
El abandono tradicional de las zonas rurales del norte por el Gobierno ha dado paso ahora a una feroz represión en la que los sospechosos son detenidos y arrojados a una celda sin ninguna esperanza de que su caso acabe en un tribunal. En las zonas con mayor número de simpatizantes del grupo, como la ciudad de Maiduguri, el Ejército obliga con amenazas a los residentes a abandonar sus casas. Bien por miedo a ser detenidos o por compartir la ideología de Boko Haram, muchos adultos han abandonado la localidad, y sus esposas e hijos quedan sin ninguna forma de subsistencia. El estado de emergencia en el norte, declarado en mayo de 2013, concede poderes ilimitados a las fuerzas de seguridad.
El caso más dramático de la represión se produjo en marzo de este año en la cárcel de Giwa, en Maiduguri, que albergaba a centenares de detenidos, la mayoría de ellos con pruebas muy débiles o ficticias. En lo que el Ejército calificó de intento de fuga masiva, un caza y los soldados sobre el terreno abrieron fuego contra los presos que huían. Una fuente hospitalaria dijo a The New York Times que pudo contar hasta 500 cadáveres. Fueron enterrados en fosas comunes, porque los militares impidieron por la fuerza que los familiares entraran en el hospital para reclamar el cuerpo de los fallecidos.
El senador Ahmed Zanna, que representa a la región donde está Maiduguri, denunció que se trató de un asesinato en masa. Los presos encontraron abiertas las puertas de la prisión y fueron aniquilados cuando escapaban. “Entre el 90% y el 95% de los detenidos eran inocentes”, dijo también Zanna.
En un informe reciente del International Crisis Group, se dice que “la mayoría de los nigerianos son ahora más pobres que en la época de la independencia en 1960, y el Gobierno es incapaz de garantizar la seguridad, buenas carreteras, agua potable, sanidad y educación a la gente”.
¿Puede tener éxito una operación rescate?
Las posibilidades de que el Ejército pueda dar con el paradero de las centenares de niñas secuestradas son entre escasas y nulas. La zona fronteriza en la que pueden estar hace difícil los reconocimientos aéreos. Es el bosque de Sambisa, de 59.570 kilómetros cuadrados, mayor que la superficie de Cataluña y la Comunidad Valenciana juntas. La represión y el miedo a los fanáticos hacen que pocos habitantes estén dispuestos a facilitar información a los militares. Es además posible que las rehenes hayan sido trasladadas a países vecinos, Camerún o Chad.
Inicialmente, el Gobierno optó por mentir ante la previsible mala imagen internacional que le daría la noticia del secuestro masivo de las niñas. Al día siguiente, el Ministerio de Defensa anunció que todas las niñas, menos ocho, habían sido rescatadas. Después, los habitantes de Chibok reunieron dinero, compraron combustible para viajar en moto y se dirigieron a Sambisa. Algunos de ellos afirmaron a la agencia AP que llegaron a encontrar a los insurgentes con sus rehenes y acercarse a unos tres kilómetros de ellos. Regresaron a Chibok e intentaron convencer a un grupo de militares en el pueblo que volvieran con ellos a la zona, pero se negaron.
Mientras el mando militar afirmaba que estaba intentando encontrar a los secuestradores, en realidad no había tal operación rescate.
Es posible que algunas de las rehenes hayan sido ya vendidas en Camerún y Chad para que sirvan de esposas de los compradores por tan solo el equivalente a 12 dólares. En los casos de secuestros anteriores, Boko Haram ha dividido a los rehenes en grupos más pequeños. La opción inmediata más realista es que los familiares entablen negociaciones con los captores y paguen un rescate. De lo contrario, las niñas pasarán años en manos de Boko Haram.
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Corrección: En una versión anterior, el artículo decía que “Amnistía Internacional calcula que este año (Boko Haram) ha matado ya a unas 1.500 personas. Otras fuentes dan cifras menores, unas 1.400 víctimas desde 2010”. Según nos ha comunicado Amnistía Internacional, esa referencia que ha aparecido en varios medios de comunicación, no es correcta. Esa cifra de víctimas es responsabilidad tanto de Boko Haram como del Ejército: “Las 1.500 personas muertas en Nigeria –más de la mitad de ellas civiles– son consecuencia de ataques de Boko Haram y de las represalias incontroladas de las fuerzas de seguridad de Nigeria en los primeros tres meses de 2014. Ahora mismo ya vamos por más de 1800, según nuestras fuentes”.
La organización publicó un extenso informe sobre la situación del norte de Nigeria.