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La brecha en la salud que tiene nombre de mujer

Rocío Ovalle

Cruz Roja Española —

Trabajar tres horas al día como empleada del hogar no da para mucho. Con los 300 euros al mes que gana y sin ninguna otra ayuda, Ana (nombre ficticio), A Coruña, 35 años y dos hijos de 11 y 13 años, logra a duras penas superar el día a día, pero los problemas que aparecen continuamente no le permiten un poco de estabilidad. “Fui hace poco al ambulatorio porque me duele mucho una muela y me han dicho que no me cubren la cura. También me preocupa la salud de mis hijos porque uno ya ha perdido un diente para siempre y el otro tiene problemas. Tengo que ver cuánto me cuesta, si puedo permitírmelo y si me dejan pagar a largo plazo”, relata Ana.

Cuando la pobreza entra por la puerta, la salud salta por la ventana. Una pobreza que, también en España, tiene nombre de mujer. Desde el inicio de la crisis, este país ha retrocedido en materia de igualdad de género, según los datos del Foro Económico Mundial, pasando del puesto 10 en 2007 al 29 en 2014. La igualdad de género es frágil. “Tenemos leyes avanzadas, pero la sociedad tiene que hacer un recorrido para que los cambios sean sostenibles. La crisis rompe, detiene o reordena esos logros”, explica Estrella Rodríguez, directora de Estudios e Innovación Social de Cruz Roja.

El perfil mayoritario de las personas que acude a esta organización para cubrir sus necesidades básicas son mujeres de 25 a 49 años que asumen en exclusiva el cuidado de personas mayores y menores a su cargo, en un contexto en que la atención a la dependencia se ha reducido, y no cuentan con ayudas para conciliar; padecen desempleo de larga duración y, si trabajan, el 80% de ellas son trabajadoras pobres. Estos son algunos de los datos que muestra el Boletín sobre la Vulnerabilidad Social de las Mujeres que ha elaborado recientemente la organización; pero el estudio va más allá y, además de señalar la dura situación personal y profesional a la que se enfrentan, también describe cómo la pobreza les está afectando.

Problemas de salud

Un dato: el 39% de estas mujeres sufre enfermedades crónicas frente al 16% que padece de media la población adulta española, según la Encuesta de Salud 2011-2012 del INE. Dolor de espalda, migrañas y varices son algunos de sus problemas más comunes. Las cargas familiares hacen mella, pero también el hecho de que estas mujeres encuentran empleo en la dependencia, la limpieza y otros trabajos que exigen esfuerzo físico, según explica la directora del estudio.

La mitad de las mujeres en situación de pobreza cree que su estado de salud es malo. El 54% toma medicación en un contexto en que el encarecimiento de los costes de las medicinas y el copago hacen que muchas personas no puedan afrontar este gasto. De hecho, un boletín anterior elaborado por la organización señalaba que el 31% de las personas a las que atiende no pueden afrontar los gastos relacionados con su salud.

Cuestión de género

Las mujeres apenas acuden a médicos especialistas: el 10% nunca se ha hecho una revisión dental. “La seguridad social cubre la revisión y extracción, pero no las prótesis ni medidas de prevención de la salud bucal. Para cualquier otra necesidad, las derivan a entidades privadas, algo que ellas no pueden asumir”, detalla Pilar Castelo, encargada de evaluar la situación de todas las personas que llegan por primera vez a la asamblea de Cruz Roja en A Coruña y dirigirlas a los proyectos que pueden ayudarlas.

El porcentaje de mujeres que no se ha hecho una revisión ginecológica o no lo recuerda es, en cambio, inferior a la media española: hablamos del 10%. “La mayoría de las mujeres a las que apoyamos son madres que se someten a revisiones periódicas, tienen citas obligatorias y también tienen miedo de que algo vaya mal en el embarazo”, detalla Castelo.

Si hablamos de salud pública, por estadística, las mujeres sufren más violencia y situaciones de riesgo que los hombres. Por ejemplo: el 26% de las mujeres que atiende Cruz Roja ha sufrido acoso laboral o sexual en el trabajo. ¿Cómo se relaciona esto con la pobreza? Según Estrella Rodríguez, estas situaciones se dan por igual en mujeres de todos los espectros sociales, la diferencia radica en que las mujeres en situación de vulnerabilidad cuentan con menos herramientas para reaccionar antes esos abusos, marcar límites y denunciarlos.

Baja autoestima

Se encuentran solas: tienen muy poca vida social y el 76% no tiene amigos o familiares que la visite. “Llega un momento en que se rompe el vínculo con la familia porque, después de un tiempo, se cansan de sostenerles. En parte, si uno se pone en su lugar, también lo entiende porque cada uno tiene su propia familia”, explica Pilar Castelo.

Esta combinación de problemas para afrontar el día a día impacta en la autoestima de las mujeres y su situación psicológica en forma de ansiedad y depresión. “Entran en una espiral complicada por la falta de recursos en la que, si hay ausencia de síntomas físicos o si no sienten dolor, no acuden al médico y, al mismo tiempo, su baja autoestima hace que no se cuiden”, detalla la directora del Boletín. “Con baja autoestima acudir al médico puede ser un reto enorme. Hasta que no mejora la confianza en sí mismas, falla la motivación para encontrar un empleo que les ayude a salir de esa situación”, señala la psicóloga Iriana Cacheiro.

Esta psicóloga dirigió el año pasado un taller de autoestima para chicas jóvenes que buscaban empleo en A Coruña. En él, enfocó el trabajo en la asertividad, es decir, la capacidad de expresar lo que quieren o sienten sin ofender al otro, así como los pensamientos erróneos que crean percepciones negativas de los hechos. “Si tienen un bajo estado de ánimo evitan ciertas situaciones porque creen que no podrán hacerlas e incluso, si se les presenta una oportunidad, dicen que no. Antes de lanzarse a buscar trabajo, es importante profundizar en la parte personal. La única manera de superar esa barrera es lanzarse a hacerlo”, detalla la psicóloga.

El caso de Ana en A Coruña es un ejemplo más de la situación por la que atraviesan las mujeres pobres. “Aunque tengo muchas ganas de trabajar, estoy muy preocupada y angustiada, sobre todo cuando llega fin de mes. Creo que tengo depresión y por eso me duele tanto la cabeza. En el médico me han dicho que me tome Ibuprofeno y he pedido cita para que me hagan unas placas porque no se me pasa”, confiesa la mujer, que también sufre dolores de espalda y hombros a causa del esfuerzo físico que realiza en su trabajo. Para ella, con un hijo adolescente con quien no logra entenderse, acudir a un psicólogo es importante. “Ya le pedí cita a la asistente social y, mientras tanto, me dijo que tenía que esforzarme por estar activa, salir y hacer actividades que me distraigan, pero eso es algo que tengo pendiente”, reconoce.

Romper el círculo de la pobreza

La pobreza daña la autoestima de quienes la padecen y, sin confianza en sí mismas, cambiar esa situación se vuelve tarea imposible. ¿Cómo romper con este círculo de la pobreza? Para la psicóloga, la terapia es muy cara pero necesaria para dar el siguiente paso. “Es importante que desde las instituciones se haga prevención. El trabajo en grupo, por ejemplo, puede ser una buena solución”, señala la psicóloga.

Cruz Roja, se desarrollan iniciativas puntuales en diferentes localidades, como los grupos de autoayuda, y “a través de la escucha activa, los equipos de la organización detectan aspectos psicológicos y les ofrecen las soluciones que estén en su mano o las dirigen a otras entidades que pueden ayudarlas de manera específica”, señala José Javier Sánchez Espinosa, subdirector de Inclusión Social en Cruz Roja. El objetivo de la organización es empoderarlas: “Tenemos que trabajar con una perspectiva de género en todas las áreas, destacar las capacidades que tienen estas mujeres y facilitar que adquieran las competencias que les faltan. Es tremenda la fuerza que tienen para salir adelante”, subraya Estrella Rodríguez.

El próximo mes de junio, la organización abordará, de la mano de las asambleas locales desplegadas en todo el territorio español, la respuesta que requieren estas nuevas situaciones a las que se enfrentan quienes acuden a Cruz Roja. “En una emergencia buscamos dar una respuesta rápida y es lo que hicimos al poner en marcha el programa 'Ahora más que nunca', que se centraba en las carencias materiales y de alimentación y los problemas con los suministros del hogar; ahora tenemos que reflexionar sobre los nuevos problemas que sufren las personas y buscar las respuestas más adecuadas”, señala José Javier Sánchez Espinosa, subdirector de Inclusión Social en Cruz Roja. También cuenta con ayudas específicas para el pago de productos sanitarios y medicación.

La incidencia política es otra de las líneas de trabajo de la organización. Con estudios como el Boletín sobre la Vulnerabilidad de las Mujeres, Cruz Roja hace patente esta situación para que el problema entre en la política y desde ahí se pongan en marcha nuevas medidas. Sólo así será posible, y sostenible en el tiempo, que ninguna mujer se quede al margen en el camino de esta frágil, pero necesaria, igualdad de género.