Cerca de la estación de Atocha de Madrid, a partir de las ocho de la tarde se repite cada día la siguiente escena: una gran fila de personas espera para subirse a un autobús que los lleve hasta el albergue de Villa de Vallecas, donde pasar la noche y evitar pernoctar a la intemperie durante las bajas temperaturas del invierno. Pero no todos lo consiguen.
Desde hace varios días, algunos colectivos sociales y vecinos y vecinas de Madrid, han alertado de la saturación en las plazas de la Campaña del Frío, el dispositivo del Ayuntamiento de Madrid que busca reforzar el servicio para personas sin hogar durante el invierno. El colapso del servicio, según denuncian, está afectando especialmente a grupos de jóvenes migrantes subsaharianos que llegan a la capital después de cruzar la frontera recientemente.
Thierno Diallo lleva mantas en una bolsa y una maleta pequeña donde guardar algo de ropa. Ese es el equipaje que arrastra en este deambular por una ciudad y un país que no conoce, pero al que deseaba llegar para encontrar un futuro. “Llegué en patera el 5 de enero, desde Marruecos hasta Almería. Desde entonces siempre he dormido en la calle, aquí en Madrid nos íbamos a dormir a la zona de Méndez Álvaro, pero un chico nos dijo que viniéramos aquí para ir al albergue a dormir, aunque todavía no he pasado ninguna noche allí”, lamenta el joven guineanode 18 años.
La plaforma FrenteMigra, que trata de organizarse para acogerlas, ha contabilizado a 84 personas que se han quedado en la calle desde el 1 de enero. “Entre ellas ha habido casos de solicitantes de protección internacional”, indican. Según entienden, se debe a “una mala gestión de los recursos de acogida” y, por este motivo, “muchas personas se están quedando en la calle y se ven obligadas a solicitar recursos como la campaña del frío para gente sin hogar”.
Muchos de quienes se han quedado en la calle durante las últimas semanas aseguran no haber tenido acceso al programa de Atención Humanitaria que el Ministerio de Empleo y Seguridad Social tiene previsto para estos casos, viéndose empujados a una situación de calle. Este dispositivo se gestiona a nivel estatal en coordinación con varias ONG, subvencionadas por la Dirección General de Migraciones.
Las mismas fuentes ministeriales se limitan a decir que “los programas de acogida no están colapsados y funcionan con normalidad”.
Tampoco hay plazas suficientes de la Campaña del frío
A su llegada a Madrid, al verse en la calle, algunos migrantes recién llegados de Andalucía intentan probar suerte en los servicios municipales para las personas sin hogar, reforzados durante los meses de invierno a través de la Campaña del frío.
Desde el Ayuntamiento, reconocen que desde hace tiempo este dispositivo está “atendiendo a otros colectivos que, en principio no estaban previstos”. Sin embargo, según añaden, no quieren que “nadie se quede sin recursos de alojamiento, sanitario, etc.” en Madrid, por lo que “se están abriendo todos los recursos disponibles, para que esto no ocurra, aunque no sea competencia del Consistorio”. Las fuentes municipales aseguran estar “en continuas conversaciones con el Gobierno y la Comunidad de Madrid” para buscar soluciones.
Mamadou es de Guinea Conakry y cuenta que, en las dos semanas que lleva en Madrid, siempre ha dormido en la calle, por eso, todas las tardes se acerca hasta el punto de encuentro del SAMUR en Atocha, con la esperanza de dormir bajo un techo.
“El viernes, el sábado y domingo, me quedé sin plaza -para el albergue de Vallecas- y dormí en la calle”, agrega Osama, de Costa de Marfil.
“Es una pena. Son muy jóvenes y salen de sus países con la meta de llegar aquí y cuando lo consiguen, se encuentran con que la meta es la calle”, lamenta Paloma, una voluntaria de Sercade que acude dos veces por semana al punto de recogida del SAMUR para la campaña de invierno.
“Desde navidad son muchos los que se están quedando fuera. La mayoría vienen de Granada o Almería, porque son migrantes que cruzaron en patera o saltaron la valla y no tienen dónde ir”, explica esta voluntaria.
La sociedad civil abre las puertas de sus casas
La noche del martes, en la que los termómetros registraban dos grados, mientras comenzaba a llenarse el primer autobús rumbo al centro para personas sin hogar en Vallecas, una trabajadora del SAMUR se acercaba amablemente a los grupos que se formaban esperando cobijo. “No creo que hoy entren todos, ya nos ha pasado otros días”, vaticinaba.
Así ocurrió. Otro trabajador social del SAMUR terminaba de enumerar a viva voz los últimos nombres de quienes, aquella noche, pernoctarían en el centro. No todos los nombres de quienes aguardaban su turno se escucharon. Cerca de 30 personas se quedaron fuera, de las cuales, 20 eran jóvenes migrantes subsaharianos la mayoría de ellos recién llegados a las costas andaluzas, según presenció eldiario.es. Gracias a la solidaridad de vecinos y vecinas de Madrid, la Red Interlavapiés, Sercade o la Parroquia San Carlos Borromeo, pudieron dormir bajo un techo.
En los últimos días, estos colectivos sociales, abren sus casas para evitar que duerman en la calle y realizan acompañamiento cada noche en los puntos de encuentro de los dispositivos de emergencia. A la espera de una solución.