En 2016, el mapa del mundo estaba salpicado por decenas de conflictos armados. La mitad de ellos se intensificaron, otros se enquistaron. Aquel año, la cifra de personas desplazadas volvió a alcanzar un “máximo sin precedentes”: 65,6 millones. Ese mismo año, las ventas de los mayores fabricantes de armas repuntaron por primera vez después de seis años de descenso.
En total, las 100 compañías más importantes del sector vendieron equipos militares y armamento por valor de 374.800 millones de dólares, un 2% más que en 2015, según los datos más recientes del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI), que desde 2002 elabora informes anuales sobre la industria mundial de armas.
El ránking lo lidera el gigante estadounidense Lockheed Martin. Y se debe, sobre todo, al alto volumen de aviones de combate F-35 que entregó aquel año. Se trata de uno de los mayores proveedores de armamento del Departamento de Defensa de EEUU y, además de aviones de guerra, comercializa misiles, helicópteros y tecnología espacial. En 2016 las ventas del mayor fabricante del mundo crecieron un 10,7% y alcanzaron los 40.830 millones de dólares.
Así, la renovación de los arsenales militares con armamento de última generación, como los caza F-35 de Lockheed Martin, explican gran parte del primer incremento mundial de las ventas desde 2010, según el think tank. “La tendencia indica que varios países grandes han comenzado a modernizar sus sistemas de armamento, en particular las aeronaves”, señala Aude Fleurant, directora del programa de armas y gasto militar del SIPRI.
“Esta modernización conlleva un aumento del gasto militar y, en varios casos, estos países se encuentran en regiones con tensiones políticas y estratégicas significativas”, comenta en una entrevista con eldiario.es. La tendencia, de no haber cambios significativos como los retrasos en los plazos de entrega, podría ser al alza en 2017, según apunta la investigadora.
Después de Lockheed Martin, la segunda empresa más poderosa de armamento es la también estadounidense Boeing, que hasta 2007 lideró la lista anual del SIPRI. Durante 2016, la división de defensa de la compañía facturó 29.510 millones de dólares, sobre todo por la venta de aviones de combate. Le sigue Raytheon, otra de las principales corporaciones de EEUU y líder mundial en fabricación de misiles.
En total, las empresas armamentísticas del país norteamericano concentran más de la mitad de las ventas totales, casi el 58%. Se debe, explica el SIPRI, a las operaciones militares de EEUU fuera del país y a las compras de armamento por parte de terceros países. Entre los diez gigantes del negocio mundial de las armas figuran otras tres compañías estadounidenses más: Northrop Grumman, que comercializa aviones de guerra; General Dynamics, fabricante de aeronaves y tanques, y L-3 Communications, proveedor de sistemas de vigilancia y comunicación.
El cuarto mayor fabricante de armas del mundo es la compañía británica Bae Systems, productor de aviones, buques de guerra y municiones, con unas ventas que alcanzan casi los 23.000 millones de dólares. La división militar del consorcio europeo Airbus, dedicado al negocio de la aviación, se encuentra en séptimo lugar.
La novena posición es para la empresa italiana Leonardo, fabricante de helicópteros. La única corporación española, Navantia, se encuentra en el puesto 98 de la lista. En 2016, las ventas de las principales compañías europeas de armamento se mantuvieron estables, en unos 91.600 millones de dólares.
El conjunto de las empresas rusas, como United Aircraft -en 13º lugar-, aumentaron sus ventas un 3,8%. Entre los gigantes de la industria no figuran empresas chinas por falta de datos contrastados, aunque desde el SIPRI creen que pueden encontrarse entre las 20 principales compañías. En 2016, cayeron las ventas de la sector armamentístico japonés y se registró un gran aumento de las empresas de Corea del Sur.
Los Gobiernos nacionales, los principales clientes
Y, ¿quién compra este armamento? Desde el instituto sueco insisten en que los ministerios de Defensa nacionales son los principales clientes. “Hay una creencia muy común y lamentablemente errónea de que esta industria vende sus armas principalmente a países extranjeros. Para las 100 empresas más grandes, las ventas nacionales representan más del 50%”, apunta Fleurant.
Pero también, apunta, “la gran mayoría de los países no cuentan con una industria armamentística nacional e importan de proveedores como Alemania, EEUU y Francia. En los últimos años, los países del Oriente Medio han estado importando una cantidad significativa de armas”.