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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Los datos demuestran que ni Europa ni España viven una “crisis migratoria”

Cierre de puertos y trabas constantes a las ONG de rescate que operan en el Mediterráneo. Centros “saturados” en las costas andaluzas ante la llegada de pateras. Reuniones entre dirigentes europeos para llegar a acuerdos. Declaraciones de líderes políticos alertando del fantasma del “efecto llamada” contra las supuestas políticas de “papeles para todos”.

Dos palabras se han instalado en los titulares de los medios de comunicación y en las agendas políticas este verano: “crisis migratoria”. Pero la situación actual ante la llegada de refugiados y migrantes a las fronteras europeas, con los datos existentes en la mano, se aleja de lo que en otras ocasiones se ha denominado de esta manera. Frente al más de un millón de personas que arribaron a Europa en 2015, la llamada “crisis de los refugiados”, apenas 62.000 lo han hecho este año.

Son muchas las voces que han advertido de la sensación “injustificada” de alarma que están creando determinados discursos antiinmigración. Entre ellas, la Organización Internacional de las Migraciones (OIM), que ha salido al paso para decir que Europa está inmersa en una “crisis política, no migratoria”. Lo que sí preocupa al organismo de la ONU, dijo su portavoz Leonard Doyle el pasado julio, es “la narrativa tóxica” que prolifera en momentos así contra las personas migrantes. “La percepción de la gente es que está fuera de control”, apuntó.

Lo mismo ocurre en España, según el comisario europeo de Inmigración, Dimitris Avramopoulos, que ha asegurado que nuestro país no atraviesa en este momento una crisis migratoria y que la situación “es manejable”, como también ha defendido la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur). Sus datos y los de otros organismos especializados lo demuestran:

Casi un 40% menos de llegadas que el verano pasado

Por un lado, el número de personas que han arribado en junio y julio de este año a las costas europeas -Italia, Grecia y España- tras jugarse la vida en el Mediterráneo son casi un 40% menos de las que lo lograron en el mismo periodo del año pasado, cuando los focos no apuntaban a la existencia de una “crisis migratoria” a las puertas de Europa.

Si en junio y julio de 2017 entraron de forma irregular un total de 44.513 migrantes a través de las tres rutas, en lo que va de verano este año lo han hecho 27.051, principalmente a España, según Acnur.

Las cifras, muy lejos de la “crisis de los refugiados”

Si se analiza el número de personas que han conseguido alcanzar las costas europeas en los últimos años, hay un pico que sobresale: el registrado durante 2015, el año de la llamada “crisis de refugiados”, cuando centenares de miles de personas alcanzaron las islas griegas en un éxodo humano solo comparable con la crisis humanitaria derivada de la Segunda Guerra Mundial.

Incluso en aquel momento, diversas ONG cuestionaron que se hablara de “crisis” porque consideraban que eran cifras asumibles para los países europeos si se comparaba con el número de refugiados que albergan otros Estados con menos recursos como Turquía o Líbano.

Solo en octubre de 2015, 221.454 personas atravesaron el Mediterráneo en embarcaciones precarias. En los ocho meses que llevamos de 2018, lo han hecho 61.841. Desde 2015, cuando algo más de un millón de personas lograron entrar en Europa, el flujo de personas que llegan por mar no ha hecho más que disminuir año a año: 362.753 en 2016, 172.301 entradas en 2017.

Uno de los mayores descensos lo ha experimentado Italia. Varias voces, entre ellas las de las autoridades italianas, atribuyen la caída en picado de las llegadas por el Mediterráneo central, principalmente, a los acuerdos entre el Gobierno y las milicias libias para aumentar el control fronterizo, muy criticados por expertos y organizaciones de derechos humanos.

España ha crecido en número de llegadas

El incremento de migrantes que arriesgan su vida con la intención de llegar a España se lleva produciendo desde el año 2016. En 2018, ha sido el país mediterráneo que más llegadas por mar ha experimentado: algo más de 26.000 personas han logrado pisar suelo español. Alrededor de 35.600 han entrado irregularmente a través de las otras dos rutas principales juntas, Grecia e Italia, según Acnur.

Sin embargo, las cifras contabilizadas en España aún se alejan de las que han experimentado en algunos momentos estos dos países en los últimos años. Italia ha llegado a registrar picos mensuales que superaban las 20.000 personas. Lo mismo ocurre en el caso de Grecia, que desde las más de 800.000 llegadas de 2015, se ha mantenido en niveles muy similares a las de España.

Las llegadas, inferiores que en la “crisis de los cayucos”

En 2006, se produjo el mayor pico de entradas irregulares en la historia de España. Fue la llamada “crisis de los cayucos”. Aquel año, 39.180 migrantes alcanzaron las costas españolas y 2.000 migrantes lo hicieron a través de las fronteras de Ceuta y Melilla. Según el Ministerio del Interior, en lo que va de 2018, el número de personas llegadas de forma irregular a España por la ruta marítima y a través de Ceuta y Melilla está aún por debajo de las que se registraron en aquellos momentos: 26.260.

Unos vienen, pero otros se han marchado. El porcentaje de población de nacionalidad extranjera en España ha ido disminuyendo en los últimos años. Desde 2009, cuando estalló la crisis económica, casi un millón de extranjeros se han ido del país. Si aquel año el porcentaje de población extranjera se situaba en el 11,7%, este año no llega al 10%, según el Instituto Nacional de Estadística.

La mayoría de refugiados, en países empobrecidos

Como telón de fondo de quienes agitan los discursos antiinmigración, está también lo que Acnur califica de “creencia errónea”, la misma idea que muchas organizaciones tratan de desmontar desde hace años: la de que la mayoría de las personas que se desplazan en el mundo se encuentran en países del hemisferio norte.

Como dato, en su último informe, relativo a 2017, recordaba que el 85% de las personas refugiadas vive en países empobrecidos, muchos de los cuales “apenas reciben ayuda para atender a estas personas”. Es decir: cuatro de cada cinco refugiados se quedan en países vecinos. Turquía sigue albergando al mayor número de refugiados en el mundo, 3,5 millones de personas. Le siguen Pakistán, Uganda, Líbano e Irán.