La mujer embarazada de “alto riesgo” que llevaba 24 días encerrada en el CIE de Aluche fue puesta en libertad anoche. “Pasadas las diez de la noche varios policías me llevaron a la oficina y me dijeron que me podía ir. Al marcharme mis amigas se han despedido de mí y me han dado dinero para pagar el billete de tren”, cuenta a eldiario.es.
Según confirman fuentes del Defensor del Pueblo la decisión se ha tomado después de que este organismo haya actuado de oficio, solicitando ayer la puesta en libertad de la mujer después de que eldiario.es alertara sobre su internamiento. Esta redacción se ha puesto también en contacto con la Jefatura Superior de Policía de Madrid para conocer por qué han decidido acatar el requerimiento de Soledad Becerril, sin haber recibido respuesta por el momento.
“He dormido en un hotel que me proporcionó el Samur Social y esta mañana he cogido el tren a las 6 para irme a Murcia”, explica esta joven brasileña ya en libertad, “tras más de 20 días encerrada en el CIE ha sido maravilloso poder dormir en una habitación normal. El hotel estaba limpio, me he podido duchar con agua caliente y he tenido un edredón con el que poder cubrirme”.
Vanesa (nombre ficticio) vive en Murcia y fue detenida mientras viajaba desde Alicante a su ciudad porque tenía abierta una orden de expulsión. El pasado 15 de septiembre fue internada en el CIE de Aluche y se enteró en el centro de que estaba embarazada. “Fui a la consulta porque me estaba dando un cólico y no me venía el periodo. Tenía unos dolores horrorosos en la barriga y en los pechos”, relató estando retenida.
A punto de ser deportada
Tras conocer su estado de gestación fue trasladada a las urgencias del hospital Doce de Octubre, allí una doctora señaló el pasado 21 de septiembre que su embarazado era de “alto riesgo”, pero ese informe no bastó para ser puesta en libertad. Tres días después de que que acudiese a urgencias la Dirección General de la Policía y el Ministerio del Interior le remitieron una notificación de deportación. Finalmente un juez paralizó la orden doce horas antes de que despegase el vuelo, tras la petición del abogado de Vanesa.
Un portavoz de la Jefatura Superior de Policía Nacional de Madrid aseguró a eldiario.es que emitieron esa orden porque el “procedimiento administrativo de expulsión ya estaba en marcha” y admitió que los agentes del CIE estaban al tanto del estado de gestación de la joven brasileña.
“Desde que me notificaron la deportación hasta que me enteré de que se paralizaba pasaron cinco días. Fueron jornadas de muchos nervios, angustias, lo he pasado muy mal. El padre de mi futuro niño está en Murcia, tampoco tiene papeles y me moría de pena pensando que me deportaban. Esto no es bueno para mi bebé”, relató esta joven cuando estaba encerrada el CIE de Aluche
Atención médica insuficiente en el CIE
Vanesa, que durante su internamiento ha tenido fuertes dolores, ha protestado por la atención médica recibida dentro del centro: “Cuando estaba fatal he pedido que me llevasen a urgencias y no lo hacen”. La Policía del CIE de Aluche mantuvo su internamiento, a pesar de que el Gobierno asegura que en casos en los que una embarazada tenga conocimiento de su estado de gestación “una vez que la mujer ha sido internada, se procede a la puesta en libertad de la misma”. Esta es la respuesta que emitieron en marzo del 2014 después de que la diputada socialista Ángeles Álvarez les preguntase por el número de embarazadas encerradas en centros de internamiento.
Este caso no es el único en el que se han incumplido las aseveraciones del Gobierno. Adriana, otra mujer brasileña embarazada de seis meses pasó 18 días encerrada en el CIE de Aluche, el mismo centro en el que ha estado interna Vanesa, a pesar de que el el Ejecutivo aseguró -en la respuesta emitida a la diputada del PSOE- que “cuando se tiene constancia de que una mujer está embarazada se opta por otra de las medidas cautelares previstas por la Ley Orgánica 4/2000, diferente a la de su internamiento en el CIE”.
Adriana también denunció en declaraciones a eldiario.es la falta de atención médica que recibió durante su internamiento: “Un día me estaba duchando y vi que estaba sangrando. Fui al médico. Conté que había sangre y empecé a llorar. Nadie me creía. Me examinó y me decía que no, que no había sangre, que me calmase y que debía conformarme, por mí y por el bebé”.