El pelo de las personas negras nunca es “solo pelo”. Para Emma Dabiri, que creció como una niña mestiza con rizos apretados en un país blanco, homogéneo y conservador como Irlanda, su cabello era una fuente constante de vergüenza, estigma y discriminación. Pasó de disimularlo a quererlo, de tolerarlo a disfrutarlo, un viaje que la académica y locutora irlandesa plasma en su libro No me toques el pelo, un análisis sociopolítico, cultural e histórico recientemente publicado en España de la mano de Capitán Swing.
A lo largo de sus páginas, Dabiri muestra el racismo que hay detrás de la percepción social del cabello de las personas negras y los estándares de belleza basados en la melena lisa, reluciente y suelta que excluyen el pelo de textura afro, llamado peyorativamente 'áspero', 'seco' o 'salvaje'. Pero también, insiste durante una entrevista con elDiario.es, el cabello es una forma de expresión, reivindicación y liberación de las personas negras.
¿Cómo ha evolucionado su relación con su cabello?
Ha evolucionado muchísimo y paralelamente a mi relación conmigo misma y con el mundo en general. Pasé de no pensar en ello para nada a tener una relación totalmente negativa. Me sentía profundamente avergonzada de mi pelo y era como una desgracia, algo que estaba mal de mí. Luego, durante años, hice todo lo que estaba a mi alcance para transformarlo, esconderlo o disimularlo, en un intento de resolver esa relación. Pasé de tolerarlo a amarlo. Hasta ahora, cuando ni siquiera pienso en él.
¿Cuánto hay de esa evolución en No me toques el pelo?
Ver el poder y el impacto que tenía mi pelo, cómo me percibía el mundo y me trataban en función de si tenía o no un aspecto determinado me hizo comprender la enorme importancia que puede tener la textura del cabello en la vida y las experiencias de las personas negras, y también cómo influye en cómo te perciben y te sientes contigo misma. Fue el origen de mi interés, pero, para mí, la experiencia vivida por sí sola nunca es suficiente: es el punto de entrada a una investigación mucho más profunda. Fue el catalizador, pero también necesito investigación, historia y análisis crítico.
Explica que su decisión de dejar de alisarse el pelo fue “política”. ¿Hubo un clic, un momento concreto para esa toma de conciencia?
Fue un proceso que duró mucho tiempo. Me licencié en Estudios Africanos en los años 90 y supongo que se daba por sentado que quienes estudiaban esta titulación no usaban químicos para alisarse el pelo porque eran más afrocentrados. Durante mucho tiempo, preferí alisármelo porque la presión social era más poderosa que el hecho de que mis intereses académicos y mi apariencia coincidieran, sucumbí para ser aceptada o encajar. Sentía que había una desconexión entre lo que pensaba y mi apariencia, pero seguía sin sentirme segura y también pensaba que los costes serían demasiado altos por llevar mi pelo natural. Con los años, me sentí cada vez más incómoda con esa brecha.
¿Y qué pasó?
Cuando estaba embarazada de mi primer hijo, llevaba el pelo largo y alisado. Una vez que te alisas el pelo químicamente, no puedes quitártelo: tienes que cortártelo. Así que no solo iba a tener textura afro, también iba a llevar el afro corto, lo mismo que llevaba de pequeña. Era un enemigo vencido, la idea de volver a eso era realmente aterradora.
No sabía si iba a tener un niño o una niña, pero pensé que fuera lo que fuera era importante que me viera con mi pelo natural solo para normalizarlo y que le resultara familiar, para no mandarle el mensaje tácito de que lo veía como algo malo y tenía que disimularlo. Cuando te alisas el pelo, tienes que seguir aplicando los productos para que el cabello siga estando uniforme y tampoco quería utilizar esos químicos cuando estaba embarazada. Así que me corté todo el pelo. Pero no me gustaba, sentía que era un sacrificio que estaba haciendo por mi conciencia política.
¿Cuáles son las raíces históricas del estigma?
El estigma es relativamente reciente en la historia de la humanidad. Tiene sus orígenes en el comercio transatlántico de esclavos y en las narrativas y estereotipos sobre las personas racializadas como negras de ascendencia africana que empezaron a crearse en ese periodo. Se comenzaron a introducir, institucionalizar y legislar todas estas connotaciones muy negativas para justificar la esclavitud. Había una noción de que estas personas no eran plenamente humanas y en realidad, al llevárselas de África y esclavizarlas, les estaban haciendo un favor porque los estaban sacando de la barbarie y llevando a la civilización. Una de las ideas que más equiparan a los afrodescendientes con el ganado es la de que, mientras los europeos tienen pelo, los africanos tienen una textura capilar que se describe como lana.
Las economías europeas eran cada vez más dependientes de la gran riqueza generada por el sistema de colonias, así que necesitaban justificar su barbarie. La noción de inferioridad de los negros y el estigma en torno a los rasgos de la negritud, en concreto el pelo, tienen su origen en este periodo. Hay una función ideológica detrás del origen de este estigma.
Una situación muy familiar para las personas negras es la que da nombre al libro: que les toquen el pelo sin su consentimiento. ¿Qué hay detrás de este gesto?
Está esa fascinación que la gente suele sentir por la negritud, pero, al mismo tiempo, la idea de no respetar la autonomía de esa persona y sentirse con el derecho a acceder a su espacio físico íntimo o a su cuerpo. Tocar el cuerpo de un extraño no es algo que suela ocurrir en los espacios públicos.
Que te toquen el cuerpo sin que lo hayas pedido no es algo específico de mi experiencia, es algo generalizado para muchas personas negras, especialmente en espacios mayoritariamente blancos. A veces la gente pregunta, pero muchas veces no me han preguntado, literalmente se han acercado y han empezado a tocarme el cabello, o han preguntado, pero ya me lo están tocando antes de que haya contestado y yo digo que no y siguen. A veces he dicho que no y me lo han tocado, y cuando se dan cuenta reaccionan muy agresivamente, diciendo que soy una maleducada.
También pasa con los hombres. Muchas veces pienso que si fuera al revés y hubiera hombres negros acercándose a mujeres blancas y les toquetearan el pelo de la nada, ¿cuál sería el resultado? Sería muy diferente, así que hay una disparidad de poder real.
En el libro lanza la idea del pelo como rasgo principal para marcar la negritud. “La diferencia en el pelo es lo que soporta la carga simbólica”, dice el sociólogo de Harvard Orlando Patterson, al que cita.
La apariencia física de las personas racializadas como negras es variada. En numerosas partes del mundo, como India, hay personas de piel más oscura que algunas personas racializadas como negras que no son descritas como personas negras. Así que lo que identifica a alguien como racialmente negro no es solo su tez, sino también sus rasgos y la textura de su pelo.
En un registro histórico de dueños de esclavos que leí, se preguntan si un hombre al que han secuestrado de África ‘es negro’ porque la textura de su cabello es diferente. Están tratando de resolver su clasificación racial, para ver si debe ser esclavizado o no. En el libro también hablo del ‘clasificador de pelo’ del científico nazi Eugen Fischer para identificar la raza de los hijos de soldados alemanes y mujeres africanas en Namibia.
En América hubo mucha mezcla, muchas texturas de pelo diferentes. Hubo un gran esfuerzo para asegurar que incluso quienes tenían ascendencia europea fueran clasificados como negros con el fin de mantener al mayor número de personas esclavizadas posible y posteriormente para imponer la segregación. Había personas que podían pasar por blancas e intentar presentarse como tal para ser libres en tiempos de esclavitud o posteriormente acceder a los derechos civiles. Pero aunque tuvieran la piel muy clara y sus rasgos faciales o físicos pudieran pasar por europeos, a menudo les delataba su cabello. La gente transformaba escrupulosamente su cabello, a menudo se afeitaba el pelo o simplemente hacía lo que podía para ocultarlo y por tanto ocultar la negritud. Hay toneladas de historias.
Si los hombres negros se acercaran y tocaran el pelo a las mujeres blancas, el resultado sería diferente
¿Es diferente la experiencia de un hombre negro con su pelo a la de una mujer negra?
En Occidente se tiende a suponer que el cabello tiene mucho que ver con el género: si hablamos de pelo, por defecto estamos hablando solo de mujeres. Y yo soy mujer, así que hablo desde mi perspectiva y mi experiencia. Pero, para mí, era muy importante incluir también la forma en que estos procesos afectan a los hombres, porque también tienen pelo. Y no trato solo experiencias de discriminación, también la creatividad y la innovación en las culturas negras del peinado.
Entrevisté a bastantes hombres. Quizá había subestimado el grado en que ellos también habían interiorizado a veces el estigma sobre su pelo. No digo que muchos hombres negros lleven el pelo corto porque se avergüencen de él, pero me sorprendió la cantidad de hombres que me dijeron que una de las razones por las que llevaban el pelo corto era para que no se viera la textura de su pelo o quizás ni siquiera sabían cómo llevarlo más largo porque no habían aprendido.
Una de las cosas más interesantes del movimiento de pelo natural reciente ha sido que no solo las mujeres negras rechazaron alisarse el pelo químicamente, sino que también una gran cantidad de hombres negros comenzaron a dejarse el pelo más largo. Vemos a un montón de chicos con diferentes trenzados, con afros más grandes y peinados que en realidad muestran más la textura de su cabello en lugar de llevarlo corto por defecto.
¿Por qué es importante hablar del pelo también como una forma de expresión y de reivindicación para las personas negras?
Hay que entender la discriminación, comprender de dónde viene, por qué existe y qué efectos tiene, pero no es la totalidad de nuestro ser. Yo soy mucho más que las experiencias que he tenido con el racismo o la forma en que estoy situada dentro de una jerarquía racial.
A través del pelo podemos ver historias de asimilación, pero también de resistencia, de cómo las personas afrodescendientes han resistido sistemáticamente y en todo el mundo a las fuerzas que han tratado de explotarlas y a menudo destruirlas. Se puede acceder a muchos de esos relatos a través de diferentes peinados o técnicas en momentos históricos concretos o lugares determinados. Hay muchos ejemplos de cómo se expresaba la resistencia a través del peinado.
Uno de ellos es el caso que cuenta de los ‘mapas’ en el pelo en un municipio de la Sudamérica colonial.
Sí, San Basilio de Palenque, en Colombia, el primer pueblo libre fundado por esclavos huidos. Tenían toda una red de inteligencia, salían de sus plantaciones para llegar a este pueblo que estaba muy lejos, un lugar lejano y rural. Una de las formas en que los esclavos se comunicaban entre sí era a través de mensajes codificados en los patrones de su cabello. No eran mapas literales, pero había un peinado que todavía existe en esta parte de Colombia en el que la cantidad de trenzas en un lado de la cabeza y la forma de las separaciones comunicaban cuántas personas escaparían y dónde se reunirían. Tenían toda esta inteligencia y mensajes codificados en el pelo, y los colonos españoles o los dueños de las plantaciones no tenían idea de que esta comunicación se estaba produciendo a través del cabello porque no podían leer o interpretar ese lenguaje.
La pericia y la innovación que existen en la creación de estas formas escultóricas tan impresionantes me resultan realmente fascinantes. También investigué mucho sobre el tipo de cálculo que se emplea para crear los patrones y cómo hay expresiones de geometría y álgebra, con cálculos complejos sobre la marcha. Esto nunca se reconoce. Si fuera una forma de arte o expresión creativa de la gente blanca europea, se apreciaría mucho.
Sin embargo, no deja de lado la discriminación basada en el pelo y menciona los episodios que siguen produciéndose en varios países, entre ellos Reino Unido.
En los colegios de Reino Unido lleva ocurriendo desde hace años y parece que está empeorando en lugar de mejorar. Recientemente se ha dictaminado que la discriminación que sufren los niños afrodescendientes en las escuelas británicas es ilegal. Pero hay lagunas. Constantemente oímos historias, hay casos de niños excluidos, algunos de tan solo cinco años, a los que mandan a casa, son aislados, tienen que sentarse en las aulas solos o comer solos porque se considera que su pelo se contraviene la política de uniforme escolar.
Estas políticas tienden a reflejar las características del cabello de textura europea, así que todos los estilos necesarios para peinarnos se consideran que no encajan. He oído de todo, desde alguien que lleva un afro demasiado grande hasta alguien que lleva trenzas. Si llevo un afro todo el tiempo, debido a la naturaleza de nuestro cabello, se enreda y se hacen nudos. Para mantenerlo sano y cuidado, hay que hacerse estos peinados protectores, que mantienen la hidratación. Pero las suposiciones de lo que constituye la limpieza y el aseo reflejan las características del cabello europeo. Nuestro pelo crece de forma diferente en nuestras cabezas y requiere un peinado y unas prácticas diferentes. Hay que explicar a los colegios que sus políticas suelen ser discriminatorias hacia las personas con pelo con textura afro.
Además de ser un método de protección, habla del trenzado como un momento social. ¿A qué se refiere?
Las trenzas son una forma de proteger la salud de nuestro cabello, pero no es solo eso. Tienen mucho de expresión creativa, a menudo hay patrones intrincados y complejos en el pelo. Estos peinados suelen requerir tiempo, en el que estás en una proximidad muy íntima con otra persona y estás con ella durante mucho tiempo. Cuando era pequeña y volvía a Nigeria a visitar a mis abuelos, la forma tradicional de trenzado era sentarse en el suelo con la cabeza en el regazo de la persona que las hace.
También se suele producir un intercambio social en los espacios donde se hacen trenzas y peinados. Hay conversaciones y también relaciones profundas que se construyen a través de ese tipo de intimidad física y de tener a alguien que te peina durante años, posiblemente.
Hay que entender la discriminación, pero yo soy mucho más que las experiencias de racismo
Mujer blanca, sin cabello con textura afro y con peinado típico negro, como las trenzas. ¿Es apropiación cultural?
Las culturas toman prestado, se mezclan y adaptan, y así es como evolucionan. Para mí, la apropiación cultural tiene que ver con el poder. A las personas negras se nos penaliza y discrimina por llevar el pelo tal y como nos crece de la cabeza o los estilos que necesitamos. Hay lugares de trabajo donde se dice que es inapropiado o que no es profesional. En los colegios, los profesores hablan de los peinados tradicionales africanos como peinados de pandillas, se asocian con la violencia o la delincuencia, cosas negativas. Pero luego una persona blanca famosa lleva uno de estos estilos y de repente no está estigmatizado: es moda de vanguardia, chic, atrevido, innovador. Y, sin embargo, quienes han desarrollado esos peinados y los necesitan son penalizados y discriminados.
Esto revela las diferentes formas en que las personas racializadas como blancas y como negras son tratadas en la sociedad. La apropiación cultural no se trata solo de un peinado, no es unidimensional. Si nos fijamos en el éxito global del poder cultural de EEUU en todo el mundo, gran parte es cultura negra estadounidense, pero empaquetada como solo estadounidense o como cultura blanca estadounidense. Por eso Elvis es el rey del rock o Madonna, la reina del pop, y los mejores bailarines fueron Ginger Rogers y Fred Astaire. Todos ellos han cogido formas expresivas creativas negras, mientras que quienes las crearon en circunstancias increíblemente difíciles no son reconocidos. De hecho, su cultura es estigmatizada y presentada como inferior mientras se le extrae constantemente. La apropiación cultural no va de tomar prestado y mezclar culturas. Va de la extracción de recursos a un grupo marginado.
Existe actualmente un movimiento por el pelo natural. ¿En qué momento está y qué cambios ha logrado?
A menudo pienso que es como un péndulo: llega muy lejos en una dirección y luego se mueve radicalmente hacia la otra. A partir de 2010, el llamado movimiento del pelo natural comenzó en los Estados Unidos y se extendió. Fue un rechazo masivo de las mujeres negras a ponernos, por defecto, productos y alisarnos el pelo, y empezamos a llevar una textura natural, trenzas y peinados africanos y negros. Tuvo un gran impacto. Las ventas de los productos químicos que se utilizan para alisar químicamente el cabello se desplomaron. En los 90, era raro ver a alguien con el pelo natural, mientras que ahora es raro ver a alguien con el pelo alisado químicamente.
Tal vez el momento álgido ha pasado y estamos volviendo a una estética tal vez más eurocéntrica de nuevo. Las extensiones y las pelucas son también una parte de la cultura del peinado negro, y en general. Yo me pondría una peluca solo por diversión y porque puedes tener un aspecto radicalmente diferente. Sería muy inusual, la mayoría de las veces llevo mi pelo natural o trenzas, así que cuando transformo mi pelo de forma drástica no es porque me avergüence, solo aprovecho todas las opciones. Pero quizás la dinámica es diferente para otras personas que llevan peluca de estilo europeo.
A veces siento que el estándar de belleza no ha cambiado tanto como podríamos pensar y todavía existe el deseo de un cabello que se ajuste más a los estándares de belleza eurocéntricos. Pienso en el movimiento Black Power de los años 60, que empezó siendo una expresión política y la gente llevaba afros, y luego se convirtió en la tendencia principal de la moda y la estética. Pero en los 80, se volvió a las permanentes químicas y en los 90, el alisado volvió a ser la norma. Creo que podríamos volver atrás. No sé hasta qué punto es constante el cambio. Va y viene.
¿Qué le diría a una mujer negra que ve necesario alisarse el pelo aquí en España?
Lo entiendo perfectamente. Nunca le diría a nadie lo que debería hacer. Comprendo perfectamente de dónde viene esa presión. Algunas mujeres negras han dicho que el libro les dio la fortaleza y la confianza necesarias para reconsiderar ciertas cosas, y les ayudó a dejar de alisárselo o a llevarlo de otra manera. Pero no le diría a nadie que debe hacerlo. Solo espero que el libro sea una herramienta útil en ese viaje.