España recibe a los 630 migrantes del Aquarius tras ocho días en el mar

Llevaban ocho días en un mar al que se lanzaron con las secuelas de su “terrible” paso por Libia. Han sufrido abusos y violaciones; han sido víctimas de la venta de esclavos y han visto caer a algunos de sus compañeros. Han estado al borde de la muerte para alcanzar un país que denegó su auxilio, pero ya han llegado a su destino final. Este domingo han pisado puerto seguro, Valencia, las 630 personas rescatadas por el Aquarius.

Después de la dura travesía, los más de 200 migrantes a bordo del primer buque italiano, Dattilo (Guardia Costera), fueron los primeros en alcanzar el puerto valenciano, en torno a las seis y veinte de la mañana. Un par de horas después, las aguas españolas eran escenario de los cánticos y los gritos de alegría del centenar de personas que viajaban a bordo del Aquarius. Acababan de ver en el horizonte la silueta de la ciudad que, esta vez sí, les iba a abrir las puertas.

Antes de su llegada a Valencia, el Aquarius ha permanecido dos horas parado en alta mar a la espera de las indicaciones para recorrer el tramo final. Pero no han estado solos. Les han acompañado varias lanchas del Open Arms, de la ONG catalana Proactiva Open Arms, y un velero ha desplegado la pancarta “Bienvenidos refugiados”.

Desde las lanchas, se escuchaban las voces de los niños pequeños rescatados por el buque de MSF y SOS Mediterranée, con 106 personas a bordo. Se asomaban, miraban los barcos, sonreían, saludaban. En frente, el dispositivo humanitario continuaba asistiendo a algunos de los compañeros con los que compartieron una parte de su complicada y travesía. El buque se ha visto forzado a recorrer 900 millas ante la negativa del Gobierno italiano a permitir su entrada en su batalla contra las ONG de rescate.

En torno a las 10.45, el Aquarius hacía su entrada en el puerto de Valencia, donde ahora permanece atracado. De nuevo los cánticos, los aplausos. Estaban tranquilos, sonrientes. Por fin habían llegado. Dos horas después, a la una del mediodía, ha efectuado su entrada el Orione, la tercera embarcación que transportaba a las personas rescatadas del Mediterráneo. Con los migrantes del Aquarius aún sin comenzar a descender, ha entrado a puerto también entre aplausos.

En marcha el dispositivo de atención y recogida

Tras la decisión del Gobierno español de ofrecer el puerto de Valencia al Aquarius, el Ejecutivo central, la Generalitat valenciana y diversas organizaciones han desplegado un dispositivo humanitario, a cargo de Cruz Roja, para atender el desembarco de las 630 personas rescatadas, entre las que se encuentran seis mujeres embarazadas, 123 menores no acompañados y 11 niños pequeños, según Médicos Sin Fronteras.

El operativo de Cruz Roja, denominado 'Esperanza del Mediterráneo', ha desplegado varios Equipos de Respuesta Inmediata en Emergencias (ERIE) en el puerto valenciano integrados por más de 70 personas, para ofrecer atención sanitaria, psicosocial y bienes básicos a los recién llegados. Las mujeres embarazadas y los enfermos detectados tras una revisión inicial serán trasladados directamente al hospital.

El Equipo de Respuesta Inmediata en Emergencias (ERIE) de Cruz Roja Española ha atendido, hasta las 17.00 horas de este domingo, a 317 personas en el operativo 'Esperanza del Mediterráneo', con el que están atendiendo a los migrantes que están llegado en la flotilla del Aquarius este domingo a València.

Han sido 246 hombres y 26 mujeres (5 embarazadas), 33 menores varones no acompañados y 12 acompañados. El voluntariado de Cruz Roja Española ha realizado 44 traslados a hospitales: 21 mujeres por dolencias leves y una embarazada, dos menores por heridas, y el resto, varones que presentaban insuficiencia respiratoria, dolor torácico, fractura de pie, retención de líquidos, deshidratación.

Tras la primera intervención de Cruz Roja, llegan las tareas de identificación. Para ello, las personas rescatadas están siendo derivadas a una “carpa de filiación”, con el objetivo de ser identificadas por técnicos del Ministerio del Interior y la Policía Nacional, con el soporte de miembros de la organización humanitaria y letrados de oficio del Colegio de Abogados de Valencia. Con este fin, el departamento dirigido por Fernando Grande-Marlaska ha enviado a 400 efectivos para realizar trámites como la toma de las huellas dactilares y el registro de sus identidades y nacionalidades.

Los recién llegados no pasarán a disposición de la Policía Nacional, como suele ocurrir en el dispositivo habitual de recepción de pateras que arriban a las costas españolas. En este punto, el Gobierno ha organizado un procedimiento “excepcional” por el que las fuerzas de seguridad del Estado no iniciarán los trámites de expulsión de los rescatados.

“Estas personas no han llegado de forma irregular a España, sino que tienen un permiso de entrada por parte de las autoridades españolas”, han afirmado fuentes de Interior a eldiario.es. Por esta razón, el Gobierno ha autorizado la concesión de un permiso estancia legal en España de un mes a los migrantes rescatados por el Aquarius en el que podrán recuperarse y realizar los trámites oportunos de Extranjería o Asilo, en función de sus circunstancias particulares, han informado desde el departamento de Grande-Marlaska.

Los menores no acompañados y las familias con niños serán trasladados a alojamientos específicos, divididos en función de su sexo y su edad. Para las familias con niños y niñas de corta edad también se han organizado viviendas específicas con la finalidad de evitar la separación de sus miembros, según explica la institución humanitaria.

La Generalitat y el Ministerio de Migraciones han acondicionado un alojamiento provisional con 500 camas donde, en principio, solo serán derivados los hombres solteros, mientras que las mujeres pasarán a un recurso habitacional de primera acogida, según ha explicado Cruz Roja. Las autoridades han rechazado desvelar los diferentes lugares adonde serán trasladadas los 630 migrantes con la finalidad de preservar la intimidad de los recién llegados.

Durante su primer mes en España, las personas rescatadas podrán quedarse en España sin la preocupación de una posible inmediata expulsión para llevar a cabo los trámites derivados de sus circunstancias personales, informan desde Interior. Así, los recién llegados tendrán más garantías para ser informados de su derecho de solicitar asilo y acceder a asistencia letrada para, en caso de no necesitar pedir protección internacional, tenga tiempo estudiar su posible derecho a permanecer en España de forma legal por razones humanitarias.

“Una oportunidad” para mejorar la recepción de pateras

El despliegue humanitario del desembarco y las aparentes garantías jurídicas con las que se encontrarán lo 630 rescatados por el Aquarius a su llegada a Valencia chocan con el dispositivo habitual activado tras la llegada de pateras a las costas españolas, como el que ha recibido este fin de semana a más de 800 personas en Andalucía. Muchos de los migrantes que han atravesado el Estrecho y el Mar de Alborán durante los últimos días han sido retenidos en un polideportivo de Tarifa, debido a la falta de dispositivos de acogida disponibles.

Si bien el protocolo de primera asistencia de Cruz Roja no dista del organizado en Valencia, la coordinación de administraciones se aleja del proceder habitual en nuestras costas donde, según denuncia Acnur, reina la “arbitrariedad”, lo que reduce las posibilidades de solicitar asilo o la asistencia jurídica con garantías de las personas rescatadas.

Los cerca de 600 medios de comunicación acreditados para cubrir el desembarco del Aquarius, que ha obligado al Ejecutivo a dar instrucciones concretas para no socavar la dignidad de los migrantes, contrasta con el escaso interés despertado ante la llegada de más de 800 personas a las costas andaluzas durante el fin de semana.

El contraste, tanto en el ámbito político como mediático, ha empujado a la Agencia de la ONU a aconsejar al nuevo Gobierno socialista que “la coordinación lograda” para recibir al Aquarius “siente las bases para configurar una estrategia a nivel nacional”. Es “una oportunidad”, dice su portavoz en España, para “dimensionar las necesidades de las llegadas de inmigrantes y refugiados a las costas españolas y dar una respuesta unificada”.