Las familias de las víctimas del Tarajal, tras la reapertura de la causa: “No importa el tiempo que tarde, la justicia triunfará”

Cuando Feric se enteró de la noticia, sonrío, miró al cielo y lanzó la frase que le da fuerzas para continuar en una batalla que muchos creen imposible: “No importa cuánto tiempo tome, la justicia triunfará en este asunto”. Su hermano, Larios Fotio, murió hace cuatro años en la playa del Tarajal, rodeado de pelotas de goma y botes de humo lanzados por la Guardia Civil española. La Audiencia Provincial de Cádiz acababa de comunicar a las partes personadas su decisión de ordenar la reapertura de la causa que investiga la muerte de 14 personas en la frontera de Ceuta.

“La noticia me ha llenado de ilusión el corazón”, indica Feric, portavoz de la Asociación de Familias de las Víctimas del Tarajal en una conversación con eldiario.es. Saben que lo tienen difícil pero, tras largos meses de silencio y varapalos judiciales, cada pequeño paso recorrido en su lucha por la justicia lo celebran como una gran victoria.

Es la segunda vez que celebran esta noticia. Es la segunda vez que la Audiencia Provincial de Cádiz ordena la reapertura del caso a un juzgado ceutí que, según el tribunal, no ha investigado lo suficiente la muerte de su hermano Larios, Yves, Samba, Daouda, Armand, Luc, Roger Chimie, Youssouf, Ousmane, Keita, Jennot, Oumaraou, Blaise y una persona sin identificar.

Han leído cómo el juzgado ceutí concluía que sus familiares “no eran personas en peligro en el mar” sino “inmigrantes que asumieron el riesgo de entrar ilegalmente en territorio español por el mar a nado, en avalancha y haciendo caso omiso a las actuaciones disuasorias tanto de las fuerzas marroquíes y de la Guardia Civil”. Han visto cómo el fallecimiento de sus seres queridos no empujó a llamar a ningún testigo a las juezas que durante este tiempo se han encargado de la investigación.

Los varapalos, sin embargo, no disminuyen sus esperanzas de la asociación ante cada posibilidad de lograr justicia. “No, no. No me cansaré hasta que se haga justicia”, responde el hermano de Larios. Después de sonreír, mirar al cielo, y desear justicia, Feric pensó en su madre. Cuando eldiario.es habló con él, todavía no se lo había contado. “Planeo hablar con ella esta noche”, describe el camerunés. “Ya estoy con mi otro hermanito, le he informado y está muy, muy emocionado”.

¿Cómo es posible que su agotamiento y confianza en la justicia no se agote tras cuatro años del inicio de una investigación atascada? “Ellos ni siquiera esperaban que fuéramos a llegar hasta aquí. El Estado y el sistema de control de fronteras racista es un monstruo”, responde Helena Maleno, fundadora de la ONG Caminando Fronteras, que ha apoyado todo el proceso de empoderamiento de las familias de las víctimas del Tarajal a través del proyecto 'Convertir el dolor en justicia'.

“¿Cuántas muertes se han callado y son responsabilidad del Estado español y de personas que sus ejecutaron órdenes. Ninguna de sus investigaciones ha prosperado tanto como el Tarajal. Cuando comenzó, ni esperaban que llegásemos hasta aquí”, recalca la activista, mientras documenta las muchas vulneraciones de derechos humanos que se están cometiendo en las redadas de Marruecos tras el aumento de los fondos europeos destinados a su control fronterizo.

Las madres de las víctimas, dice Maleno, cuentan con otro poder: que ya no tienen nada que perder.

“El Estado ya no tiene poder sobre una madre a la que le quitaron a su hijo en una playa de Ceuta. Porque ella va pedir justicia. Que el Estado sepa que está formando a gente que no tiene nada que perder porque ya les robaron a sus hijos”, clama la activista antes de sostener un breve silencio, rota de la emoción. “Como los familiares me han dicho al conocer la noticia: 'No vamos a bajar los brazos nunca”.

La voz de Njobo sí transmite cierto cansancio cuando responde al teléfono a eldiario.es. El primo de Samba, otra de las víctimas del Tarajal, muestra su enfado segundos antes de escuchar la noticia de la reapertura de la causa: “Nos tienen abandonados, no sabemos nada”. Una vez enterado, su tono se transforma; su discurso se relaja. “Qué bien. Me alegro muchísimo... Voy a contárselo a la familia de Samba. Al menos alguien valora nuestros problemas, el tremendo daño que nos han hecho”, sostiene el senegalés, que lleva años viviendo en España.

Pasa el tiempo, pocos hablan de las sonadas muertes del Tarajal del 2014, pero 14 familias no olvidan a esos 14 hijos, hermanos, primos, padres, arrebatados. “Cuanto más tiempo pasa, más duele. Su madre me sigue llamando para pedir explicaciones, pregunta que cómo es posible que su cuerpo no sea identificado en un país como España. Que si se sabe algo de la investigación. Hoy podré responderle algo”.