La gran pantalla vuelve al desierto del Sáhara. Entre los días 11 y 16 de octubre el festival FiSahara acercará a la población refugiada saharaui cine, cultura y derechos humanos por decimotercer año consecutivo, con el objetivo de visibilizar el conflicto que lleva cuatro décadas sin resolución desde que Marruecos invadió el Sáhara Occidental en 1975.
Bajo el título de “Pueblos Ocupados: Memoria y Resistencia”, esta nueva edición del proyecto estará dedicada a las distintas comunidades que sufren las consecuencias de la ocupación en el planeta.
Cinco días de proyecciones, mesas redondas, cultura tradicional, carreras de camellos, conciertos y talleres audiovisuales con las que “ofrecer alivio psicológico a la monotonía y dureza de las condiciones de los campamentos”. La organización espera también poder llamar la atención de la comunidad internacional hacia “la situación de olvido en la que se encuentra el pueblo saharaui”.
Este año, la clausura del festival correrá a cargo del grupo español Vetusta Morla, que acercará su música en el concierto final de FiSahara 2016. Antes, entre dunas y jaimas convivirán artistas, actores, cineastas y cooperantes con las propias familias saharauis, intercambiando experiencias y creando fuertes vínculos con la comunidad, en un evento de intercambio cultural mutuo.
A ello se suman en esta ocasión dos grandes novedades: los proyectos de innovación Watching Western Sáhara y Solar Cinema Western Sáhara. El primero, una plataforma online con vídeos grabados clantestinamente en el Sáhara Occidental para mostrar las violaciones de derechos humanos contra la población saharaui. El segundo, llega para quedarse: una sala de cine itinerante que utiliza energía solar para ofrecer proyecciones en los campamentos durante todo el año.
La XIII edición del FiSahara rinde homenaje al recientemente fallecido Mohamed Abdelaziz, presidente de la República Árabe Saharaui Democrática y Secretario General del Frente Polisario. Abdelaziz “ejemplifica a la perfección la lucha de un pueblo que, a pesar del olvido internacional, mantiene intacta su dignidad, su ersistencia y resistencia con el objetivo de conseguir la libertad”, afirma la organización.
Además de dar visibilización a la situación y proporcionar alivio a sus gentes, el festival pretende dejar una huella posterior, como ya ha ocurrido antes. De las anteriores ediciones han surgido proyectos a largo plazo, como la escuela de formación audiovisual Abidin Kaid Saleh en el campamento de Bojador que, inaugurada en la edición del 2011, está formando a la primera generación de cineastas saharauis.