Estas mujeres han sufrido urgencias obstétricas o fístulas a raíz de un mal parto, han sido agredidas por sus maridos, han quedado embarazadas tras una violación o tienen VIH y temen transmitírselo a sus bebés
Los problemas relacionados con la salud reproductiva son la principal causa de muerte entre las mujeres en edad fértil; en contextos de violencia, los riesgos para las mujeres se agravan por la falta de atención médica
La exposición 'Sin ellas no hay futuro' de Médicos Sin Fronteras (MSF) muestra las imágenes tomadas por cuatro fotógrafas y puede visitarse hasta el 7 de abril en el Centro Cultural Conde Duque en Madrid
Edna viste a su hija. Su marido la dejó, aunque al poco tiempo regresó. Con su apoyo, Edna consiguió que la niña naciera sin VIH.
Edna viste a su hija. Su marido la dejó, aunque al poco tiempo regresó. Con su apoyo, Edna consiguió que la niña naciera sin VIH.
Estar en tratamiento durante el resto de tu vida... A Edna le llevó un tiempo enfrentarse a esta realidad y aceptarla. “Sabía que eso era un hecho, pero tenía muchas preguntas. ¿De verdad voy a tomarme esto el resto de mi vida? ¿Y cuánto tiempo es ‘el resto de mi vida’? ¿Qué pasará con mis hijos? ¿Podré estar sana y cuidarlos? ¿Qué pasa si interrumpo el tratamiento? ¿Qué pasa si se me acaba? Fui a las madres de apoyo con todas esas preguntas. Ellas me ayudaron a ser fuerte”.
Estar en tratamiento durante el resto de tu vida... A Edna le llevó un tiempo enfrentarse a esta realidad y aceptarla. “Sabía que eso era un hecho, pero tenía muchas preguntas. ¿De verdad voy a tomarme esto el resto de mi vida? ¿Y cuánto tiempo es ‘el resto de mi vida’? ¿Qué pasará con mis hijos? ¿Podré estar sana y cuidarlos? ¿Qué pasa si interrumpo el tratamiento? ¿Qué pasa si se me acaba? Fui a las madres de apoyo con todas esas preguntas. Ellas me ayudaron a ser fuerte”.
Marilyn llegó al centro de apoyo familiar de MSF en Tari con heridas en la cara y la cabeza: su marido y su nueva esposa la habían golpeado. Muchas de las pacientes de este centro han sido agredidas por sus maridos, las coesposas u otros familiares.
Marilyn llegó al centro de apoyo familiar de MSF en Tari con heridas en la cara y la cabeza: su marido y su nueva esposa la habían golpeado. Muchas de las pacientes de este centro han sido agredidas por sus maridos, las coesposas u otros familiares.
Varias mujeres rezan y cantan en la iglesia. “Para detener la violencia, intentamos que los chicos vengan a la parroquia”, explica una paciente de MSF. “Tengo un hijo. Me gustaría que fuera médico. Voy a hablar con él para decirle que no pegue a las mujeres, que no mate a nadie y que no robe”.
Varias mujeres rezan y cantan en la iglesia. “Para detener la violencia, intentamos que los chicos vengan a la parroquia”, explica una paciente de MSF. “Tengo un hijo. Me gustaría que fuera médico. Voy a hablar con él para decirle que no pegue a las mujeres, que no mate a nadie y que no robe”.
Una alumna de un colegio femenino de Puerto Príncipe pasa delante de un mural que denuncia la opresión de la mujer haitiana; este es uno de los 140 países donde el aborto está restringido por ley.
Una alumna de un colegio femenino de Puerto Príncipe pasa delante de un mural que denuncia la opresión de la mujer haitiana; este es uno de los 140 países donde el aborto está restringido por ley.
Esta joven de 20 años llegó al hospital de urgencias obstétricas de MSF en Puerto Príncipe en estado grave: se había sometido a un aborto no seguro a manos de un sanitario sin licencia, un chalatán según la palabra criolla con la que se conoce popularmente en Haití a los curanderos. La chica tenía el útero perforado y sufría hemorragia y deshidratación severas. Sobrevivió, pero muchas otras no lo consiguen.Foto: Patrick Farrell.
Esta joven de 20 años llegó al hospital de urgencias obstétricas de MSF en Puerto Príncipe en estado grave: se había sometido a un aborto no seguro a manos de un sanitario sin licencia, un chalatán según la palabra criolla con la que se conoce popularmente en Haití a los curanderos. La chica tenía el útero perforado y sufría hemorragia y deshidratación severas. Sobrevivió, pero muchas otras no lo consiguen.Foto: Patrick Farrell.
Gitega, Burundi. Evelyne, de 23 años, será intervenida hoy. Desarrolló la fístula durante su segundo parto: dio a luz en la cuneta de una carretera, cuando intentaba llegar al hospital. Foto: Martina Gacigalupo.
Gitega, Burundi. Evelyne, de 23 años, será intervenida hoy. Desarrolló la fístula durante su segundo parto: dio a luz en la cuneta de una carretera, cuando intentaba llegar al hospital. Foto: Martina Gacigalupo.
Gitega, Burundi. Yvonne ha vuelto a casa. Quiere ayudar a que se corra la voz: que las mujeres sepan que la fístula puede operarse. “Muchas ocultan el problema y mueren, cuando podrían salvarse”, dice. Foto: Kate Geraghty.
Gitega, Burundi. Yvonne ha vuelto a casa. Quiere ayudar a que se corra la voz: que las mujeres sepan que la fístula puede operarse. “Muchas ocultan el problema y mueren, cuando podrían salvarse”, dice. Foto: Kate Geraghty.
Kabezi, Burundi. Tras estabilizarla, la enfermera acompaña a Chantal en una ambulancia de MSF al hospital de la organización. Foto: Martina Gacigalupo.
Kabezi, Burundi. Tras estabilizarla, la enfermera acompaña a Chantal en una ambulancia de MSF al hospital de la organización. Foto: Martina Gacigalupo.
Una matrona de MSF administra oxígeno al bebé; se quedará en observación durante una semana en la unidad neonatal.