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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

El fútbol femenino ya no se esconde en Marruecos

Dos amigas charlan en una cafetería. Las dos juegan al fútbol en el mismo equipo. “¿Si te casas vas a dejar el fútbol?”, pregunta Zineb Srairi, la capitana del grupo. “Yo estoy en contra del matrimonio. No es para mí”, dice su compañera entre risas. La escena es parte del documental 'Tanger Gool', dirigido por el español Juan Gautier, que trata de “tender puentes”, de acercar la juventud tangerina a la española y la de cualquier otro país.

Las 'Gacelas del Estrecho', como conocen a este pequeño equipo, tienen problemas similares a los de muchas jóvenes españolas que deciden lanzarse detrás de un balón. Las han llamado “marimachos”, les han recordado que son minoría, que con ellas el “deporte rey” pierde fuerza, y han sufrido la escasez de financiación y apoyos públicos. Pero eso no les alejará de su pasión.

Zineb, de 27 años, guía a sus compañeras en el campo. Lleva jugando con Las Gacelas 12 años, desde que tenía 15 y una amiga le dijo que existía este pequeño equipo en la ciudad costera marroquí. “No lo conocía, a mí el fútbol me gusta desde muy pequeña”, dice al otro lado del teléfono. Cuando le contó a su madre que quería jugar en el Al Bougazh –como se llama oficialmente el equipo– la respuesta fue un rotundo 'no'. “Ella no podía aceptar la idea de que su hija jugara al fútbol. No tenemos a nadie que lo haga en la familia. ¡Ni chicos!”, se ríe Zineb.

La negativa de su madre no frenó a la joven. “Al principio fui sin que ella lo supiera. Un día me pilló y estaba muy enfadada conmigo. Al día siguiente volví a ir a escondidas, porque yo soy del tipo de gente que cuando quiero hacer algo, lo hago. Ya está”, explica la chica. Ahora está terminando un “máster de traducción de árabe, francés e inglés” e intenta abrirse camino en el terreno musical. “Mi familia no puede decir qué tengo que hacer, no tienen que decidir mi carrera”.

El director del documental se embarcó en este proyecto también para tumbar prejuicios y ofrecer una mirada diferente “del Norte al Sur”. “Queríamos abandonar la crítica más dramática que se ha utilizado en el cine de los temas del sur, poniendo el acento en los problemas. Queríamos mostrar la sociedad tangerina de una manera más optimista”, explica a eldiario.es Juan Gautier. En ese retrato, espera, “puede verse reflejada cualquier persona”.

Las chicas abordan en la cinta las críticas que han recibido, de amigos y familiares por jugar al fútbol. “Había muchos problemas en común si preguntabas a las futbolistas de aquí en España”, sostiene Gautier. “Al principio pensábamos que todo era muy conflictivo. Puedes creer, pobrecitos los marroquíes que están esclavizados... y no. Es algo más parecido a lo que ves aquí”.

El realizador tendió los “puentes” que imagina en la mente del espectador con un proyecto que se alargó durante meses: lograr que Las Gacelas se enfrentaran a un equipo español de primera categoría. Lo consiguieron: se batieron contra el Atlético Féminas, en un partido que se antojaba una gran hazaña para Zineb. Las Gacelas perdieron, pero ese día sus gradas estabas repletas de gente y los medios cubrieron el encuentro. “Desde entonces, nos hemos vuelto más conocidas”, reconoce Zineb.

La inmigración y la desigualdad

Ese es el reto queda plasmado en el filme –que mezcla personas reales con una actriz– a través de la protagonista, la intérprete marroquí Soufia Issami. Ella pone rostro a los voluntarios de la asociación Arej, que colaboran en el barrio de Bir Chifa, de donde salen muchos de los chavales que intentan colarse en un barco o un camión para llegar a España.

Porque el documental no aborda solo la historia del equipo femenino. Sigue los pasos de varios personajes, cuyo punto de encuentro es esta zona deprimida de Tánger: un profesor de break dance; un productor y director de documentales que migró a España y después regresó a su país de origen; un joven que también se marchó al país vecino cuando era un niño, escondido en un camión. Ese joven es Ahmed Younoussi, ahora actor de series como 'El Príncipe'.

Las biografías de los protagonistas del filme muestran las desigualdades que separan Marruecos de España y otras regiones. Todavía muchas afectan a las mujeres, como denuncian numerosos colectivos. El verano pasado la policía arrestó a dos chicas, que habían sufrido un intento de abuso sexual, por llevar una falda “demasiado corta”. Aunque hubo una gran conmoción social y un tribunal absolvió a las jóvenes, las regulaciones machistas siguen preocupando a organizaciones como Amnistía Internacional. Colectivos feministas marroquíes denunciaron este mes que la modificación de la ley del aborto anunciada hace más de un año por el rey Mohamed VI no se ha cumplido. Por el momento, las interrupciones del embarazo solo están permitidas cuando peligra la vida de la madre.

Gautier considera que hay muchos más relatos que han enfocado estas y otras desigualdades y ha decidido incidir en otro sentido. En los puntos que pueden unir al espectador con cada personaje. “Todas las historias tienen un denominador común, todos los deseos implican una lucha y se pueden encontrar puntos de conexión con cualquiera en cualquier lugar del mundo”, explica el director. La protagonista del documental lo expresa de esta manera en el filme: “Al final todos buscamos lo mismo: tener una pasión y creer en ella. Luchar por ser la persona que quieres ser”.

Zineb está contenta con la llamada de atención que ha supuesto la película, que se estrenará el 7 de mayo en Tánger, en el Instituto Francés en colaboración con la Cinemateca de la ciudad. A Madrid llegará a la Cineteca el 21 de octubre y se proyectará en varios pases. La futbolista considera que ya ha habido un cambio en la normalización del fútbol femenino. “Ahora hay muchos padres que vienen preguntando para apuntar a sus hijas al equipo”.

Ella, ya con 27 años, no cree posible dedicarse al deporte de manera profesional pero si piensa en el futuro, en qué quiere que suponga este proyecto, Zineb piensa en las futuras generaciones. “Espero que revaloricen el deporte femenino, que las mujeres reciban las mismas primas que los hombres. Que no ocurra como ahora, que no tenemos dinero para cubrir el transporte y el alojamiento si queremos competir con equipos de otro lugar”.