La guía para comprar de manera responsable estas navidades
Regalos, ropa para las fiestas, comida y... más comida. En navidades el gasto doméstico se dispara. Este año los hogares españoles gastarán de media 684 euros más de lo habitual, según los cálculos de la consultora Deloitte. Algunas organizaciones sociales destacan en estas fechas algunas alternativas responsables para que el consumismo no eclipse los valores que los ciudadanos defienden durante el año. La clave, para la Coordinadora Estatal de Comercio Justo, es plantearse la siguiente pregunta antes de llevar un producto a la caja: quién lo ha elaborado. “Que veamos la historia que hay detrás, porque puede haber una situación de explotación”, explica Mónica Gómez, miembro de la junta directiva.
Esa misma pregunta es la que planteó en un anuncio la plataforma Fashion Revolution, creada en 2013 tras el derrumbamiento de la fábrica textil Rana Plaza, en Bangladesh, en el que murieron 1.132 personas. En el vídeo varias personas se acercan a una máquina expendedora que vende camisetas por dos euros. Los interesados introducen la moneda y seleccionan su talla, pero la máquina les reserva una sorpresa antes de darles la camiseta. Ante ellos aparece la imagen de una niña, la productora de su camiseta. En un ejercicio figurado, el colectivo enfrenta a los consumidores a las condiciones por desgracia habituales en el sector textil: explotación laboral de mujeres y niñas, sobre todo en Asia, en las que las eternas jornadas laborales van acompañadas de sueldos míseros.
Entonces, la máquina pregunta: “¿Sigue queriendo comprar esta camiseta de dos euros?”. Ese cuestionamiento es el que sugieren desde la Coordinadora Estatal de Comercio Justo a la hora de comprar. “La mayoría de las grandes tiendas y centros comerciales no van a saber responderte dónde ha sido fabricado el producto, como mucho sabrán el país”, añade Mónica Gómez.
Si tras hacernos estas preguntas no queremos comprar en una gran superficie por la falta de garantías, ¿qué podemos hacer? Como alternativa, Gómez recomienda el comercio justo. “El comercio justo ofrece la garantía de una serie de criterios de sentido común, pero que muchas veces no se cumplen: salarios dignos, condiciones dignas de trabajo, que no haya explotación infantil, que se respete el medio ambiente, igualdad entre hombres y mujeres, ...”, enumera. Las empresas y cooperativas en países en desarrollo garantizan el respeto de estos principios y tienen importantes repercusiones en los trabajadores, destaca Gómez.
“Hay una cooperativa de mujeres en la India, Creative Handicrafts, en la que ellas son las dueñas y se dedican al textil. Las he podido conocer en persona y la evolución que se produce en ellas es espectacular. Fuimos y había una serie de juegos que intentamos hacer con mujeres que llevaban muy poco, estaban en fase de formación. No he visto nunca personas con tan poca autoestima, no podían ni siquiera a decir su nombre. Dejamos de hacer los juegos porque lo pasaban mal. Y los hicimos con mujeres que llevaban dos, tres años. Eso era el día y la noche. Una persona que vuelve a ser dueña de su vida. Y lo que esto supone para las próximas generación”, explica.
La ropa y otros productos textiles no son los únicos disponibles en las iniciativas de comercio justo. Hay muchos productos de alimentación (chocolate con leche, por ejemplo), decoración, productos de cosmética natural certificada (como crema de manos), complementos y juguetes, entre otros. Gómez insiste en que todo el mundo tiene disponible el acceso al comercio justo: en España existen 140 tiendas y puntos de venta de comercio justo y 13 tiendas on-line gestionadas por las organizaciones de la CECJ. Uno de los criterios que destaca Gómez es la calidad de los productos: no solo se ayuda a los productores, el material “es de muy buena calidad”.
Si uno quiere hacer las compras en un centro comercial, ¿hay opciones para comprar sin alimentar estos abusos? Gómez responde que, como demostró su último informe sobre el volumen del comercio justo en España, cada vez aumenta más la venta estos productos en grandes superficies. La clave para identificarlos es comprobar que llevan el sello de certificación. Pero insiste, las pequeñas tiendas son una experiencia social “muy interesante”, por el conocimiento que tienen de sus productos.
¿De verdad necesito esto?
Otras organizaciones, como Greenpeace y Ecologistas en acción, recomiendan otra pregunta para estas navidades: ¿realmente necesitamos todo lo que compramos? Greenpeace escoge como ejemplo el árbol de navidad y los adornos, que pueden reutilizarse a lo largo de años. En el caso de la comida, escoger la cantidad que sepamos que nos vamos a comer (y no más) es fundamental para no desperdiciar recursos. Las organizaciones, concienciadas con el cuidado medioambiental, también sugieren preguntar por el origen de los alimentos que consumamos estas fiestas: algunos, como es el caso de los langostinos criados en Tailandia, pueden acabar en nuestra mesa después de una larga historia de explotación laboral y ambiental. Para no apoyar estos abusos, las ONG recomiendan preguntar a los vendedores de dónde procede y las garantías del alimento.
Si nos decidimos por un producto, ambas ONG recomiendan que el usuario piense en pequeños detalles que pueden tener una gran repercusión en el medio ambiente. Por ejemplo, en los envases, las bolsas de plástico y los envoltorios para los regalos. Hay productos que van envasados en recipientes de plástico innecesarios y en ocasiones acumulamos multitud de bolsas que podríamos reutilizar o aprovechar mejor su espacio. O si vamos a poner luces en nuestra casa “es fundamental que sean eficientes (LED)”. Ecologistas en Acción destaca un dato: “Mientras que el resto del año cada persona genera un kilo y medio de basuras al día (hace 30 años no se llegaba ni a medio kilo), en estas fechas son dos kilos; y la mitad son envoltorios y embalajes”.
Y en Greenpeace recuerdan que regalar no tiene por qué ser siempre un ejercicio material: también podemos obsequiar a nuestros seres queridos con unas entradas para el teatro, un concierto, ballet u otras artes escénicas.
El mercado social
Desde REAS (Red de Redes de Economía Alternativa y Solidaria) sugieren “el mercado social, que es la unión de productores, distribuidores y productores. Son productos y servicios fabricados que tienen en común intentar llegar a los principios de carta de economía solidaria”, responde Carlos Rey, secretaría de Reas a nivel estatal. “En principio Reas está compuesta por 507 entidades y empresas”, añade. El objetivo es “consumir con un modelo económico de derechos humanos y respete las condiciones de vida”.
La red ha creado una página, Koncumoresponsable.coop, en la que “se ve lo que estamos planteando como alternativas al consumo”. Una de ellas es Alargascencia, un directorio de establecimientos en los que se puede reparar objetos, alquilar, hacer trueque y encontrar o vender productos de segunda mano.
Estas y otras propuestas invitan al ciudadano a ser un consumidor activo y consciente, en Navidad y el resto del año, que no vulnere en una rápida pasada de la tarjeta de crédito los derechos con los que se siente comprometido en su día a día.