La portada de mañana
Acceder
Israel eleva al máximo la tensión en todo Oriente Medio
La Audiencia de Madrid decide si pone fin a los excesos del juez Peinado
OPINIÓN | 'Por fin, un Borbón bueno', por Enric González

El hartazgo de los jóvenes marroquíes que está detrás de un nuevo llamamiento para cruzar la frontera con Ceuta

El pasado 20 de septiembre, la portada de Telquel, uno de los medios de comunicación marroquíes más críticos con el Gobierno, señaló directamente al jefe de Gobierno de Marruecos, Aziz Akhannouch. Un titular breve adelantaba el mar de reproches: el ausente. Ante el desempleo, la presión migratoria, la gestión de las recientes inundaciones y del terremoto de la región de Al Houz y la subida de los precios la población marroquí denuncia el silencio ensordecedor y la ausencia de medidas eficaces por parte del Gobierno del país. El desasosiego y la incertidumbre se manifiestan en los últimos llamamientos en redes de miles de jóvenes para cruzar de manera coordinada la frontera con Ceuta.

Según el portavoz del Gobierno de Rabat, Mustafá Baitas, alrededor de 3.000 jóvenes se movilizaron el pasado 15 de septiembre a través de las redes sociales para irrumpir en Ceuta a pesar del despliegue policial y la presencia de las fuerzas de seguridad marroquíes. Tras este primer intento, en las últimas semanas se ha lanzado un nuevo llamamiento para cruzar la frontera en la madrugada del próximo 30 de septiembre. Según el medio local H24, las autoridades marroquíes y españolas están movilizadas para reforzar el dispositivo de seguridad y frenar el intento de entrada.

Desde el lado español, Alejandro Ramírez, portavoz del Gobierno de Ceuta ha expresado su esperanza en el papel activo de las fuerzas de seguridad de Marruecos. Durante una rueda de prensa, Ramírez aclaró que: “Esperamos actuar del mismo modo que el 15 de septiembre, cuando una coordinación eficaz entre las autoridades de Ceuta y las de Marruecos permitió evitar una situación alarmante”. Por su parte, la delegada del Gobierno de España en Ceuta, Cristina Pérez, ha confirmado la llegada de refuerzos a las fronteras para afrontar el nuevo intento de entrada a la ciudad. 

Más allá de la aspiración de los jóvenes marroquíes de alcanzar nuevas oportunidades en Europa, los expertos apuntan al aumento del descontento social surgido en Marruecos, que aumenta la presión sobre Mohamed VI. El pasado 15 de septiembre, un grupo de tres chicos marroquíes residentes en Ceuta esperaban a pasar el control fronterizo de vuelta a la ciudad mientras reflexionaban sobre el enfado de su generación: “Una gran parte de los chicos que están intentando acercarse al paso no quieren cruzar. Solo quieren enfrentarse a la policía y demostrarle al Gobierno que están hartos”, cuenta uno de ellos.

Ahmed trabaja como peluquero desde hace un par de años en la ciudad ceutí, donde llegó a nado: “Necesitamos trabajo y en Marruecos nadie está haciendo nada para solucionarlo”, añade. Según los datos más actualizados de la Alta Comisión de Planificación marroquí, alrededor del 35% de los jóvenes de entre 18 y 24 años de edad está en paro, así como el 22% en la franja de los 25 hasta los 34 años.

Los jóvenes no confían en el Estado

“Estamos ante una juventud que ha perdido la confianza en su país y que no cree que Marruecos pueda asegurar un futuro digno”, explica a elDiario.es Thierry Desrues, investigador especializado en Marruecos y científico titular del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en el Instituto de Estudios Sociales Avanzados (ISEA) de Córdoba. Aun así, el profesor también insiste en que esto tampoco es un fenómeno nuevo, ya que “es algo recurrente desde hace más de tres decenios”, señala.

A principios de los años 90, el anterior monarca, Hasán II, creó el Centro Nacional de la Juventud del Porvenir, una institución que buscaba solucionar el paro juvenil, sobre todo en torno a los jóvenes diplomados y con estudios superiores. “Aun así, y como pasa hoy en día, la mayor parte de las iniciativas que tomaban y toman este tipo de instituciones se quedan en informes o en estrategias”, añade.

A pesar de que para los próximos años se prevé la proliferación de nuevas construcciones alrededor del puerto de Tánger Med, las autopistas o las infraestructuras necesarias para el Mundial de Fútbol en 2030, “este tipo de desarrollo promueven un desarrollo territorial desigual y un tipo de empleo, a menudo, de baja cualificación y remuneración”, apunta Desrues.

¿Es posible una nueva Hirak?

Según el profesor del ISEA, actualmente se dan las condiciones sociales, económicas y políticas para que se produzcan movimientos de protestas como los que ocurrieron en 2017 en Alhucemas, al noreste del país. “Muchos jóvenes marroquíes solo tienen tres alternativas: la resignación, la huida o tomar la voz”, añade.

En cambio, por su parte, Alfonso Casani, profesor de Ciencia Política de la Universidad Complutense de Madrid, ha apuntado en conversaciones con este medio que “es muy difícil que se forme o que surja un movimiento de protesta y de descontento tan amplio, sobre todo, tan coordinado, como fue la Hirak”.

Casani insiste en que actualmente las protestas y los movimientos sociales son esporádicos y no tienen grandes puntos de unión, a lo que se suma “un clima de represión política que impide la movilización y la expresión del descontento”. Aun así, el profesor sí que considera que estas protestas puntuales sí que permiten una construcción, a largo plazo, de unas alianzas que pueden suponer una cierta amenaza para el régimen marroquí.

Situación política y control del Ejecutivo

Marruecos presenta la singularidad de que el poder Ejecutivo no recae realmente en el Gobierno, sino que está compartido con el Rey. “Es el Rey el que, desde hace varios años, desde prácticamente el último lustro, se ha encargado de la política social”, apunta el profesor de Ciencia Política de la Universidad Complutense de Madrid.

La división de poder “debilita la capacidad de acción y reacción y pone al Gobierno en una situación comprometida en la que debería de funcionar como amortiguador”, añade Casani.

Por su parte, Desrues insiste en que “la situación de los jóvenes y la migración es un problema estructural que no se puede resolver de un día para otro y que requiere la intervención del rey, Mohamed VI”. Además, apunta que en la actualidad “Akhannouch está actuando como un tecnócrata en un momento en el que la población necesita más que nunca a la política”.

Akhannouch llegó al Gobierno en 2021 después de unas elecciones legislativas en las que los islamistas del Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD) quedaban desplazados por el Reagrupamiento Nacional Independiente (RNI), dirigido por el actual jefe de Gobierno del país. Akhannouch es un magnate petrolero y el segundo hombre más rico del país.

El desgaste político y las quejas de los estratos más jóvenes también están motivados por la situación de los derechos humanos, como la libertad de prensa o la libertad de expresión: “Los espacios para debatir se han reducido drásticamente y, como señalaba el Premio Nobel de Economía, Amartya Sen, la falta de libertad no es solo negativa para la democracia, sino también para el desarrollo económico”.

Según el índice de la democracia de The Economist Intelligence, Marruecos ocupa el puesto número 93 de los167 países de la escala mundial, así como el segundo puesto en la región de Oriente Próximo y norte de África. 

En Marruecos, las autoridades locales están investigando las instigaciones difundidas a través de las redes sociales para identificar y detener a los implicados en la difusión de información, que sobre todo incitaban a la violencia contra las fuerzas del orden. El pasado 23 de septiembre, el tribunal de primera instancia de Tetúan condenó a cinco personas que formaban parte de organización de dicha convocatoria por redes sociales.