“Algunos de nosotros logramos saltar la valla y entrar en Melilla, pero la Guardia Civil nos detuvo. Nos atacó con palos. Nos esposaron y, después, abrieron la puerta de la verja y nos entregaron a las fuerzas auxiliares marroquíes”. Habla Joseph -nombre ficticio-, camerunés de 31 años mientras su cojera y su rostro hinchado prueban parte de sus denuncias. Y es que, además, después de ser entregado de forma ilegal a Marruecos, las fuerzas auxiliares del reino alauí le propiciaron una tremenda paliza.
Su testimonio es uno de los 69 recogidos en el informe 'Abusados y expulsados: malos tratos contra inmigrantes subsaharianos en Marruecos' de la ONG Human Rights Watch donde, además de denunciar las constantes vulneraciones de derechos humanos soportadas por los subsaharianos en Marruecos, alerta del desmesurado uso de la fuerza de la Guardia Civil española en el control fronterizo y constata las devoluciones ilegales de inmigrantes a las autoridades marroquíes después de pisar suelo español.
“Las fuerzas auxiliares nos golpearon con palos. También nos registraron. Me robaron dinero y mi teléfono móvil. Estuvimos tirados en el suelo mientras nos seguían pegando. Me dieron en el ojo con un palo. Hasta que no llegaron los oficiales de un rango más alto, no dejaron de golpearnos”, continúa Joseph su relato a los investigadores de HRW. Su ojo morado y su pierna rota no son fruto de la agresión española, pero sí consecuencia de las devoluciones irregulares efectuadas por la Guardia Civil, que llevan denunciando durante años organizaciones de derechos humanos y que ahora un nuevo informe vuelve a constatar.
“Hemos documentado sobre el terreno algo que ahora está de actualidad con los desgraciados acontecimientos vividos en Ceuta, la violencia ejercida por la Guardia Civil, que supera con creces lo que podría considerarse como necesario en un contexto de control fronterizo”, explica a eldiario.es Judith Sunderland, investigadora de la organización, quien durante esta semana va a mantener una reunión con la Guardia Civil y el ministro del Interior, donde expondrá los hechos constatados en el informe.
“Además de Marruecos, las fuerzas de seguridad españolas también usan la fuerza de forma excesiva e injustificada cuando expulsan a los inmigrantes de Melilla”, denuncia el informe. El documento dedica un apartado especial a las actuaciones de España en la frontera. “El Gobierno debe suspender los retornos forzosos a Marruecos”, sentencia el texto que recuerda que la legislación española debe seguir unos procedimientos concretos para las personas que entran de forma ilegal en España. “Sin embargo, las entregas de inmigrantes son prácticas efectuadas de forma sistemática en la ciudad autónoma”.
Según el documento, las entregas también violan el derecho internacional y la normativa de la Unión Europea (UE), que prohíben a los países devolver a alguien a un lugar donde se enfrentarían a un riesgo real de ser sometido a tratos inhumanos y degradantes. Human Rights Watch, como lo han hecho otras muchas organizaciones, denuncia el maltrato constante al que están sometidos los inmigrantes de origen subsahariano en Marruecos.
“Aquel día que intenté saltar, pero el alambre de cuchillas me dejó enganchado en el lado marroquí. Las fuerzas auxiliares me detuvieron y trataron de sacarme el alambre que tenía clavado. Después, me golpearon con un bate de béisbol en la rodilla y en las espinillas. Acabé con varios huesos fracturados”, narra otro de los testimonios recogidos en el informe.