El Gobierno de Hungría no descarta desplegar al Ejército para reforzar su frontera sur, según su portavoz, Zoltan Kovacs. Lo que ya ha decidido es enviar helicópteros, policía montada y perros para impedir la entrada de refugiados desde Serbia. “El Gobierno y el gabinete de seguridad nacional han tratado la cuestión de cómo se puede emplear el Ejército para proteger la frontera de Hungría y la frontera de la UE”, ha dicho Kovacs. Se espera que el asunto se discuta en el Parlamento la próxima semana, informa Reuters.
El jefe de la Policía ha anunciado que seis unidades especiales de la policía, con 2.106 agentes, están preparadas ya para el despliegue en una frontera en la que el martes se interceptaron a 2.533 personas, entre ellos 555 menores, cruzando de forma irregular la frontera desde Serbia, una cifra que supera a todas las registradas en una sola jornada hasta ahora.
Los policías “no tienen y no tendrán órdenes de disparar”, ha dicho el mando policial.
Además, se espera que a partir de la tarde de este miércoles alcancen la frontera húngara los 7.000 refugiados que el pasado fin de semana pasaron de Macedonia a Serbia. El flujo se está intensificando con una fecha límite: la finalización de la nueva alambrada entre ambos países, programada para el 31 de agosto. Una alambrada que, antes de estar finiquitada, ya está siendo sorteada por refugiados sirios, que solían cruzarla por zonas donde no había sido aún levantada.
Su ruta atraviesa Macedonia, Serbia y Hungría, el cual ya es parte del espacio Schengen europeo. Este último comparte frontera con Austria, que ha acogido un “gran número de refugiados”, según ACNUR, y que también sirve de paso hacia Alemania. Los refugiados cruzan la frontera de Grecia a Macedonia en grupos de entre 300 y 400 personas, donde intentan coger autobuses o trenes para llegar a Serbia. En los últimos dían han llegado a Serbia alrededor de 10.000 refugiados, según la agencia de la ONU.
120.000 llegadas
En lo que va del año, las autoridades húngaras han registrado a más de 120.000 exiliados que entraron en Hungría y que en su gran mayoría luego se han dirigido hacia otros más países ricos de la Unión Europea (UE), como Austria o Alemania. Acnur calcula que alrededor de 3.000 personas llegarán diariamente en los próximos días a la frontera de Grecia con Macedonia para continuar su ruta hacia Europa central, especialmente Alemania.
Hungría decidió en el inicio de la crisis de refugiados construir una valla a lo largo de su frontera con la vecina Serbia para obstaculizar el flujo de personas. Todo parece indicar que la mayoría aspiran a encontrar refugio en la UE se apresuran para atravesar esa línea antes de que se termine la instalación, programada para el próximo lunes. Mientras, la Comisión Europea (CE), que ha criticado la valla pero no ha tomado ninguna medida contra ella, se mostró ayer dispuesta a aumentar la ayuda financiera a Budapest para afrontar la creciente llegada de refugiados al país.
Además, la policía húngara ha utilizado este miércoles gas lacrimógeno en uno de los centros de acogida y registro de inmigrantes, en la sureña localidad de Röszke, cerca de la frontera con Serbia, por razones aún desconocidas, según ha informado la prensa local.
La llamada “crisis de refugiados” estaba anunciada. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) llevaba advirtiendo de aumentos pronunciados de desplazados forzosos año tras año. En 2014, ha alcanzado récords históricos tras la segunda guerra mundial. La mayoría, cerca del 80%, está siendo acogida por países empobrecidos, pero este verano esta “la crisis de refugiados” ha llegado a Europa con más intensidad.
Una situación a la que, por el momento, no se ha dado una solución común a nivel europeo, según ha denunciado el organismo de la ONU. “Se requiere una redistribución equitativa de refugiados y solicitantes de asilo entre los miembros de la Unión Europea”, ha declarado la portavoz de ACNUR, Melissa Fleming. “Se necesita una solución global entre los 28 estados miembros, no solo de unos pocos”, ha añadido. Solo Suecia y Alemania han acogido al 43% del total de solicitantes de asilo. La agencia señala que estados más pequeños también han acogido, proporcionalmente con su población, un gran número de refugiados.
Ataques xenófobos en Alemania
Alemania ha tomado una decisión que refleja de forma clara su disposición a acoger a un aún mayor número de refugiados. El Ejecutivo alemán ha suspendido la aplicación del reglamento que obliga a los refugiados a tramitar su solicitud de asilo en el primer país del que proceden. Es decir, Alemania no devolverá a los sirios aquellos que hayan pisado otro país antes que el suyo y haya quedado registrado. Se responsabilizará, por tanto, de todos las personas procedentes de Siria que lleguen a su territorio. Sin embargo, los refugiados se están encontrando con otro problema: la consecución de ataques xenófobos contra refugiados por parte de grupos neonazis. Por esta razón, Angela ha visitado el centro de refugiados de Heidenau (este del país), que este fin de semana fue escenario de protestas violentas.
Otro de los problemas surgidos por la falta de previsión por parte de la UE de esta crisis anunciada, es el desbordamiento de algunos de los estados receptores. Médicos sin Fronteras (MSF) ha denunciado una “emergencia humana” en el centro de acogida de refugiados de Austria, situado en la localidad de Traiskirchen, en el este del país, donde encontró condiciones “perjudiciales para la salud” de las más de 3.000 personas recluidas allí.
En un informe, MSF afirma que la situación en el centro ha empeorado rápidamente en los últimos meses, debido a la pico en la llegada de nuevos refugiados y la falta de reacción adecuada de las autoridades.
Otro de los estados cuya respuesta ha sido criticada Eslovaquia. Acogerá refugiados, dice. El Ejecutivo asegura que es una decisión empática con las personas que profesan esta religión. La mayoría de las personas que está llegando a este país proceden de Siria y Eritrea, países donde tiene un peso predominante el Islam.