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Las multinacionales siguen frenando las indemnizaciones de las víctimas de Bangladesh

Dos niños, familiares de las víctimas del derrumbe, en el lugar donde se encontraba la fábrica textil. \ EFE

Sofía Pérez Mendoza

Más de cuatro meses después del derrumbe de la fábrica textil Rana Plaza (Bangladesh), las indemnizaciones a las familias de las víctimas y a los heridos todavía no han llegado. Aunque la repercusión mediática de la tragedia sirvió para acelerar las modificaciones en materia laboral exigidas durante años por sindicatos y organizaciones sociales, las empresas implicadas no han alcanzado un acuerdo en la última reunión celebrada en Ginebra durante los días 11 y 12 de septiembre.

El objetivo del encuentro, convocado por el sindicato internacional IndustriALL y presidido por la Organización Internacional del Trabajo, era lograr un pacto definitivo sobre las compensaciones a las familias de las 1.127 personas que murieron en la tragedia. Una indemnización que no solo esperan las víctimas del Rana Plaza y los familiares de los fallecidos. Tampoco se han resuelto las compensaciones para los afectados por el incendio de la fábrica Tazreen Fashion, que se cobró la vida de 112 personas en noviembre del año pasado.

Según un comunicado de IndutriALL, fueron solo nueve las empresas que contaron con representación en las reuniones de Ginebra. Entre ellas, aparecen los nombres de El Corte Inglés y Primark. Otras, como Inditex, Mango o Carrefour, dieron la espalda a estas discusiones. Monika Kemperle, secretaria general de IndustriALL, denunció las “promesas vacías y las mentiras” de algunas multinacionales para evitar hacer frente al pago de unas indemnizaciones que no supondrían más que un “porcentaje ínfimo de su facturación”.

IndustriALL, la Campaña de Ropa Limpia (CCC) y el Consorcio por los Derechos de los Trabajadores (WRC) presentaron de forma conjunta una propuesta de modelo de indemnización consistente en crear un fondo común de compensación de 74,5 millones de dólares para las víctimas del Rana Plaza y de 6,4 para los afectados por el incendio de Tazreen que ayudarían a cubrir los gastos médicos, funerarios y a combatir la pérdida de ingresos de las familias afectadas. De estas cantidades, las marcas tendrían que sufragar solo un porcentaje del total: 33,5 y 2,8 millones de dólares respectivamente.

Una de las ausencias clave, Benetton, ha dicho que se centrará en “el trabajo directo con los afectados por el desastre”, de acuerdo con el comunicado emitido por IndustriALL. Primark, por su parte, se ha comprometido a proporcionar otros tres meses de salario a los familiares y ha puesto a disposición de las víctimas su infraestructura bancaria local en Bangladesh, con el fin de entregar los fondos disponibles como ayuda de emergencia.

Ineke Zeldenrust, de Ropa Limpia, dejó claro que “se continuará presionando a las marcas que no se han comprometido a participar de inmediato en el proceso de negociación ni a proporcionar a los trabajadores y a sus familias las indemnizaciones a las que tienen derecho según las normas internacionales”. “Ya es hora de que las víctimas de la peor catástrofe industrial de la historia reciban una compensación de las marcas internacionales que se beneficiaron de su trabajo”, añadió Scott Nova, director ejecutivo del Consorcio por los Derechos de los Trabajadores.

Tras dos jornadas de reuniones, el compromiso adquirido por las empresas participantes se limita, según IndustriALL, a una nueva reunión en las próximas dos semanas para intercambiar opiniones y seguir avanzando en el proceso de establecer un fondo común de compensación. Lo que significa que las familias de las víctimas y los heridos, faltos de medicinas y alimentos, tendrán que seguir esperando.

Represalias contra afiliados sindicales

Los empleados afiliados a sindicatos tras la aprobación de la nueva legislación laboral en Bangladesh están sufriendo represalias por parte de las empresas para las que trabajan, según The Wall Street Journal.

De los más de 30 sindicatos creados por trabajadores de fábricas textiles en los últimos meses, al menos en cuatro de ellos algún miembro ha sufrido amenazas según los líderes sindicales. La fábrica textil Ltd. Sadia, una de las empresas señaladas por el periódico, presionó a sus empleados a través del soborno e incluso con el uso de la violencia para evitar su adhesión al sindicato. En casos más encubiertos, los objetivos de producción de estos trabajadores subieron significativamente.

Ante las recurrentes denuncias por malos tratos, funcionarios del gobierno bengalí y líderes de la industria contemplan que la legislación vigente se amplíe a los derechos laborales. También han prometido un aumento en el salario mínimo que todavía no se ha hecho efectivo.

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