“No tenemos agua, tenemos hambre, necesitamos ayuda, por favor, ayudadnos”. El maliense Amin -nombre ficticio- describía por teléfono a eldiario.es la situación en la que se encontraba junto a otras seis personas en uno de los islotes españoles de Islas Chafarinas, adonde llegaron durante esta madrugada. Según ha alertado cuatro de ellos son menores y todos quieren pedir asilo. Aunque aseguraba que un helicóptero estaba sobrevolando la zona, nadie se ha acercado hasta pasadas las horas, cuando un grupo de militares les ha asistido, momento en el que han dejado de estar comunicados.
Defensa confirma que la Guardia Civil “ya se está encargando de ellos” sin especificar si serán devueltos ilegalmente o serán trasladados a Melilla para proceder a la apertura del expediente de expulsión, tener derecho a asistencia letrada y a la petición de asilo, como establece la legislación vigente. Fuentes de la Comandancia General de Melilla han asegurado a Efe que “todos se encuentran bien y que ninguno está enfermo”. Cuando todavía no habían sido asistidos por la guarnición militar, uno de los inmigrantes alertó de que uno de sus compañeros estaba “muy enfermo”.
Las siete personas han alcanzado el islote deshabitado en una embarcación neumática: uno es de Mali, tres de Guinea Conakry, dos de República Democrática del Congo y uno de Costa de Marfil, según la información recabada por la organización Caminando Fronteras.
La investigadora Helena Maleno asegura que, a las 13:30 horas aproximadamente, varios militares se han acercado a ellos, les han preguntado si había heridos, les han fotografiado para intentar identificarles y ya no les han dejado utilizar el teléfono. La Cadena Ser ha grabado este momento. Durante toda la mañana uno ellos ha respondido las llamadas de eldiario.es. Pasada esa hora, su móvil ha dejado de dar señal.
Desde Delegación del Gobierno en Melilla, institución que tiene competencias sobre estas islas, han confirmado la llegada de siete inmigrantes y han asegurado que han sido asistidos por el destacamiento de militares. Según dicen, desconocen las razones del retraso del auxilio y no darán más detalles hasta que recopilen “toda la información”.
Estas personas permanececieron desde la madrugada sin ningún tipo de asistencia. Otro testimonio recogido por el colectivo Caminando Fronteras informó de que, en su intento de ser avistados, prendieron fuego. “El humo se puede ver desde lejos”, explicó uno de ellos a la investigadora y activista Helena Maleno.
“Por favor, necesitamos ayuda. Uno de nosotros, de República Democrática del Congo, está muy enfermo”, alertaba Amin desde el islote español. Sobre el sonido emitido por las gaviotas detallaba que cuatro de ellos son menores. “Dos guineanos, un maliense y un costamarfileño”, especificó el joven de 20 años. “Desde lejos hemos visto a unos militares españoles, aunque hemos gritado pidiendo ayuda nadie se ha acercado. Nos han tenido que ver...”.
Los inmigrantes se pusieron en contacto con el colectivo Caminando Fronteras para pedir asistencia y transmitir su intención de pedir asilo. Ante la sospecha de que podrían ser expulsados ilegalmente a Marruecos, la organización Coordinadora de Barrios solicitó la intervención a la Defensora del Pueblo y ha avisado al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los refugiados (ACNUR). Las personas originarias de Mali y República Democrática del Congo son especialmente susceptibles a la admisión de su solicitud de asilo debido a la situación de conflicto en la que se encuentran sus países.
La coordinadora de barrios, al conocer esta información, ha pedido de forma inmediata la intervención de la Defensora del Pueblo recordando un antecedente: la expulsión de 73 personas a Marruecos, después de haber llegado a la deshabitada Isla de Tierra en septiembre de 2012.
Los inmigrantes fueron deportados de forma colectiva, no tuvieron la oportunidad de solicitar asilo, no fueron informados de sus derechos, y fueron entregados a un país donde se violan sistemáticamente los derechos humanos de las inmigrantes y refugiados de origen subsahariano. La decisión española tuvo sus consecuencias: los afectados hablan de agresiones y maltratos por parte de la policía marroquí y argelina, según denunció la Comisión Española de Asilo y Refugio.
El pasado octubre dos de las personas que habían sido expulsadas denunciaron a España ante el Tribunal Europeo una condena a España por haber ejecutado una expulsión colectiva, algo prohibido según el Convenio Europeo de Derechos Humanos (CEDH). Todavía está pendiente la resolución.
La Coordinadora de barrios teme que se repita este desenlace. “Solicitamos del Defensor del Pueblo, la intervención urgente para asegurar que se preste la debida atención médica a los enfermos y/o heridos, así como que se aplique la ley de extranjeria, posibilitando a los nacionales de países en conflicto la solicitud de protección internacional, y evitando las devoluciones ilegales o ”devoluciones en caliente“ práctica fraudulenta consistente en evitar la aplicación de la ley de extranjeria, considerando a estas personas como naúfragos y trasladándolos a la costa marroquí”, narra la petición efectuada esta mañana por Javier Baeza, director de la ONG.
Desde el islote perdido y deshabitado, los inmigrantes esperaban sin que nadie se les hubiese acercado hasta pasadas las horas. “Aquí seguimos, aguantando...”, decía resignado el maliense una y otra vez en cada llamada. “¿Sabes dónde nos van a llevar?”, preguntaba temeroso sin que pudiésemos darle una respuesta acertada.