La Guardia Costera Italiana ha recuperado los cuerpos sin vida de diez personas que han muerto en un nuevo naufragio en el Mediterráneo. Según ha informado, se encontraban en una lancha neumática a la deriva cuando intentaban alcanzar Europa a través del Canal de Sicilia.
En esa misma embarcación fueron rescatados otros 107 supervivientes, que se suman a las 1.288 personas rescatadas ayer en esas mismas aguas.
Con la llegada del buen tiempo la ruta Libia-Italia se ha reavivado, pese a ser “dramáticamente más peligrosa”, según Acnur. Desde la Organización Internacional de Migraciones señalan que 2.889 personas han muerto en aguas del Mediterráneo en su intento por llegar a Europa –en el mismo periodo de 2015 el dato fue de 1.885 personas, y 57 en los primeros cinco meses de 2015–, de las cuales al menos 2.438 se registraron en esta ruta, frente a las costas Libias.
Si bien el número de llegadas sigue siendo muy alto y sin diferencias significativas con respecto al mismo periodo el año pasado, las muertes sí han aumentado en un 36%. Según Médicos Sin Fronteras, este incremento en el número de muertes se debe a la “mayor precariedad” de las embarcaciones. En uno de los naufragios que la Guardia Costera Italiana socorrió este miércoles, 51 personas fueron rescatadas de un barco de vela a la deriva, con el que varios inmigrantes intentaban atravesar los 300 kilómetros que separan las costas libias de Lampedusa, la isla italiana más próxima.
Ante la situación de caos político que se vive en Libia y la desesperación de los refugiados y migrantes, los traficantes han aprovechado este contexto para extender sus actividades en África subsahariana. Quienes se lanzan al mar en busca de un futuro en Europa pagan miles de dólares por una plaza en botes y barcos en condiciones que, con frecuencia, resultan mortales.
Algunos de los migrantes que han conseguido alcanzar Europa a través de esta ruta, han descrito cómo las mafias les empujaron a lanzarse al mar, pese a que ellos, al ver las condiciones precarias de las embarcaciones, se habían arrepentido. Médicos Sin Fronteras asegura que al sobrepeso de los botes, se suma la falta de gasolina, que acaba dejando a estas personas durante horas a la deriva y en alta mar.
La organización advertía además de los peligros que suponen para los migrantes las propias labores de rescate. Si bien con el inicio del verano el número de llegadas se ha disparado, las buenas condiciones meteorológicas también facilitan que las organizaciones y la Guardia Costera puedan socorrerles con mayor facilidad, pero con complicaciones.
Cuando las embarcaciones son pequeñas es difícil detectarlas y muchas veces llegan tarde. Cuando son grandes, cabe el riesgo de que las personas se aglutinen para intentar salvarse cuando ven a los equipos de rescate en alta mar.
Este miércoles la Marina Italiana recuperaba los restos de la nave que produjo uno de los mayores naufragios en el Mediterráneo, en el que murieron en abril de 2015 unas 800 personas, muchas de ellas encerradas en la bodega de la embarcación.
Los cadáveres serán examinados por expertos sanitarios de varias universidades, coordinados por la profesora Cristina Cattaneo, del Laboratorio de Antropología y Odontología Forense. El objetivo, según subraya la Marina, será “adquirir informaciones de utilidad para crear una red a nivel europeo que permita esclarecer la identidad de los cuerpos a través del cruce de datos”.