Los intereses cruzados que enturbian el rescate de pateras: del chantaje marroquí por el Sáhara al control migratorio de España
“Te voy a dar una posición. Nos gustaría saber si podrías comprobarlo sin llegar a entrar en zona SAR [búsqueda y rescate] marroquí”, alertó la coordinadora de Salvamento Marítimo en Las Palmas a uno de sus aviones el pasado 21 de junio, más de 12 horas antes del hundimiento de una patera con más de 60 personas a bordo. “La posición está dentro de nuestra zona SAR”, respondió el piloto, según se escucha en unas grabaciones publicadas por la Cadena SER. El conductor advirtió de que el lugar donde se encontraba la neumática era un área de salvamento de responsabilidad española, pero España delegó en Marruecos su rescate. Los equipos marroquíes llegaron más de 12 horas después. La barca se hundió. Más de 30 personas continúan desaparecidas. Se recuperaron dos cuerpos sin vida. Uno de ellos, el de una niña de cinco años.
A pesar de que los equipos de rescate de España tenían las coordenadas de la patera y contaban con la embarcación Salvamar Caliope movilizada a solo una hora de la lancha en peligro, el centro de coordinación de Salvamento de Las Palmas delegó en Marruecos la gestión del rescate. La patrullera, sin embargo, no acudió hasta la mañana siguiente. El naufragio puso en evidencia una denuncia repetida en los últimos años por parte de las organizaciones que vigilan las operaciones de salvamento en las rutas migratorias a España: la falta de coordinación entre Marruecos y España, así como la confianza de Salvamento Marítimo en los equipos de rescate del país vecino, que a menudo llegan demasiado tarde. Este fin de semana, 51 personas murieron, entre ellas tres niños, tras pasar ocho días a la deriva en la ruta canaria.
Para explicar el retraso en el rescate del pasado 21 de junio, la institución dependiente del Ministerio de Transportes defendió que la patera en riesgo se encontraba en una zona de búsqueda y rescate “solapada”. Es decir, que tanto Marruecos como España tenían responsabilidades de Salvamento en el área, lo que obliga a ambos Estados a coordinarse.
Las llamadas “zonas SAR” son áreas marítimas delimitadas –que no tienen por qué coincidir ni tienen relación con las aguas territoriales ni con las zonas económicas exclusivas– sobre las que un Estado tiene competencia de salvamento en caso de emergencia. Las coordenadas de cada franja son decididas de forma unilateral por cada Gobierno firmante del convenio SAR y deben ser recogidas de forma pública por la Organización Marítima Internacional (OMI).
En el caso de las aguas comprendidas entre Marruecos, el Sáhara Occidental ocupado y las Islas Canarias, históricamente España era la única responsable de las labores de rescate en toda la costa del Sáhara Occidental. En 2012, sin embargo, Marruecos envió a la Organización Marítima Internacional (OMI) una actualización de las coordenadas de sus zona SAR, que también incluían las aguas saharauis. Desde entonces, esta zona de rescate es compartida, por lo que es fundamental la coordinación entre países para asegurarse del cumplimiento del rescate.
“Al margen de cuál sea la posición de naufragio, el derecho internacional establece un principio fundamental: coordinación y cooperación. En las zonas de responsabilidad SAR cada Estado se compromete a efectuar esas búsquedas”, explica Fernando Ruiz-Gálvez, profesor del Máster en Derecho Marítimo Internacional de la Universidad de Comillas. “Las autoridades marítimas, en este caso las españolas y marroquíes, tendrían que hablar para concretar quién va a coordinar el rescate y qué medios se van a movilizar. La prioridad es salvar a las personas que están en peligro en el mar”, sostiene el letrado del despacho Ruíz-Gálvez. Desde que España confirmó la localización de la patera en riesgo hasta que Marruecos confirmó que se hacía cargo de la coordinación del rescate, pasaron dos horas. Y desde entonces hasta que una patrullera marroquí llegó a la zona transcurrieron otras diez horas.
“Las partes deben garantizar que los medios disponibles de salvamento se utilicen de manera coordinada. Se trata de salvar a la gente en peligro, por lo que debe haber un diálogo permanente para que quede claro quién coordina y quién realmente se compromete a hacerlo”, sostiene el experto. La ONG Caminando Fronteras siguió llamando a Salvamento Marítimo de España cada dos horas durante la noche, advirtiendo de que ninguna embarcación marroquí se había acercado a la zona. “España debería haber estado en contacto frecuente con Marruecos. Una espera activa. Si un Estado ve que hay una situación de peligro, ante la duda, es preferible movilizar recursos propios para evitar una tragedia”, dice el profesor.
En pleno riesgo de naufragio, no se trata de discutir si la zona es española o marroquí, “sino de decidir qué medios se van a movilizar para salvar a estas personas”. ¿Por qué España no movilizó sus medios en las dos horas que, según la versión oficial, tardó Marruecos en confirmar que se hacía cargo del rescate?
Debido a las dudas despertadas sobre la efectiva coordinación entre ambos Estados, el Defensor del Pueblo abrió una investigación sobre el naufragio ocurrido el 21 de junio, por la que ha solicitado información a Salvamento Marítimo “sobre las medidas de coordinación adoptadas al respecto y las actuaciones llevadas a cabo durante la operación de rescate”.
Cambios en Salvamento desde 2018
Para Miguel Parcha, excapitán de Salvamento Marítimo en Almería, la respuesta se encuentra en los cambios experimentados por la sociedad de salvamento y seguridad marítima (SASEMAR) desde 2018, después del aumento de las llegadas de pateras registradas en Andalucía, a través del Estrecho y el mar de Alborán, con un récord histórico de entradas irregulares en España. El Gobierno creó entonces un mando único operativo, a cargo de la Guardia Civil, para hacer frente a la inmigración irregular. ONG denuncian el peso del control migratorio introducido desde entonces en las labores de rescate.
Desde el impulso de esta autoridad de coordinación se endurecieron los límites en los rescates de pateras. Antes del pico migratorio de 2018, Salvamento Marítimo entraba habitualmente no solo a las zonas solapadas de rescate, sino también a la marroquí debido a la tardanza en la respuesta de Marruecos tras recibir alertas de pateras en peligro. A partir de 2019, Salvamento empezó a disminuir las operaciones en zona alauí. Según los datos a los que tuvo acceso El País, los rescates en el área correspondiente al país vecino pasaron de conformar un tercio del total de operaciones en 2018 a caer al 5% en 2022.
Miguel Parcha, excapitán de la Guardamar Polimnia, una de las embarcaciones de Salvamento Marítimo que fueron más activas en los rescates de pateras del Mar de Alborán, notó las consecuencias en su propio cargo. “Me quitaron de en medio porque mi embarcación era una de las que más rescataba. Fue una destitución ejemplarizante. A partir de ahí, empezó a cambiar todo en Salvamento”, sostiene Parcha por teléfono desde Cantabria. El marinero ya jubilado está pendiente de los últimos naufragios. Se muestra decepcionado por la actuación de Salvamento ante la patera hundida el pasado 21 de junio, pero asegura que no le sorprende a tenor de las directrices lanzadas en los últimos años por la empresa pública de rescate.
“En las zonas solapadas puede ir cualquiera a realizar el salvamento, pero desde Madrid se está intentando que en esa zona entre Canarias y el Sáhara vaya España lo menos posible”, señala el excapitán. “Salvamento fue el que recibió la noticia y es responsable hasta que otra parte reciba el mensaje”.
Parcha recuerda con nostalgia la diferencia en el modo de actuación actual con respecto a la época en que se encontraba al mando de la Guardamar Polimnia. “En mi experiencia pasada nos daba el aviso Helena Maleno –de Caminando Fronteras– y la salida era inmediata”, describe el excapitán. “Entrábamos en zona SAR marroquí porque Marruecos no solía confirmar. Y si lo hacía pero no estábamos seguros de que efectivamente enviase medios de rescate, nos quedábamos relativamente cerca, evitando que la barca nos viese pero lo suficientemente próximos para que, en caso de que empezase a hundirse, poder actuar rápidamente”.
Salvamento asegura que la embarcación estaba “en buen estado” y por eso esperaron a la intervención marroquí. “Una patera puede estar bien y, de repente, pinchada con 20 personas en el agua. Una patera es una bomba navegando. Por el sol, en cualquier momento puede pincharse y ser una tragedia. No se puede tardar 12 horas en ir a buscarla”, dice el excapitán.
“Era imposible que yo me desentendiese. Sabiendo lo que sé, habiendo visto lo que he visto: vienen niños, vienen mujeres... Si estoy a una hora, como estaba la Caliope, deberían haberse quedado cerca y, si era necesario, evacuar a alguna de las personas rescatadas anteriormente, solicitar un avión”.
Tras su destitución, llegó otra: la del jefe de Salvamento Marítimo en Almería, también muy crítico con los cambios en los rescates españoles. Y una primera directriz que cambiaría la forma de salvar vidas en el Estrecho: no superar el paralelo 35º 50’, la línea invisible que separa la zona SAR española de la marroquí en esta zona. Como documentó el documental Paralelo 34º 50’ de Entrefronteras, los rescates comenzaron a caer más allá de este punto. “Con el mando único, hasta que no cruzaban la zona del paralelo no mandaban salir a nadie. Se perdían un mínimo tres horas de búsqueda. Llegaban tres horas más tarde”, lamenta Parcha.
Aguas saharauis
Como telón de fondo, los intereses marroquíes en las aguas saharauis añaden complejidad a la coordinación entre España y Marruecos en las labores de rescate, según tres expertos consultados. “Cuando España sabe de la situación de riesgo de estas personas en la zona canaria, presiona a Marruecos para hacer rescate, pero Marruecos, aunque acepta porque tiene interés en esas aguas, muchas veces no acude”, dice Helena Maleno, quien desde hace más de una década avisa a Salvamento Marítimo de pateras en peligro en el mar.
Aunque las aguas territoriales y la zona económica exclusiva de Marruecos y España no tienen nada que ver con la zona SAR, varios expertos consideran que Marruecos puede estar interesado en aumentar su papel como autoridad de rescate en las aguas del Sáhara Occidental, en un contexto en el que el Estado alauí ha presentado ante la Organización Marítima Internacional una propuesta para ampliar su zona económica exclusiva –200 millas más allá de las aguas territoriales que los Estados pueden explotar– incluyendo las aguas del Sáhara. “Marruecos aprovecha cualquier excusa para meter presión”, sostiene Eloy Ruiloba, profesor titular de Derecho Internacional Público de la Universidad de Málaga.
“Marruecos está haciendo reclamaciones desde hace tiempo que guardan relación directa con las aguas en torno a Canarias, al sur del Cabo Bojador. Reclama estas aguas como suyas. Son el límite donde empieza el Sáhara, pero a nivel jurídico no es legal porque supondría la atribución del territorio del Sáhara, que no le pertenece”, explica Concepción Escobar, catedrática de Derecho Internacional Público en la UNED. “Todos los actos que vayan en favor de esa afirmación de soberanía benefician a Marruecos”.
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