Marruecos ha instalado en las últimas semanas concertinas en una zona donde su Ejército vigila el vallado que le separa de Ceuta, a pocos metros del lugar donde se produjeron las principales entradas irregulares de migrantes a la ciudad autónoma el pasado verano. Las cuchillas han aparecido después del anuncio del Gobierno de la retirada del material cortante de las vallas de Ceuta y Melilla por tratarse de un “material lesivo”.
El departamento dirigido por Fernando Grande-Marlaska niega que la colocación de las cuchillas en el lado marroquí de la frontera busque evitar los saltos de migrantes en la zona. Fuentes de Interior han defendido que las cuchillas colocadas por Marruecos en ese punto no forman parte “de una valla entre España y Marruecos” y “no tiene que ver con la frontera”.
Este martes, el diario El Mundo ha informado de que las autoridades marroquíes están construyendo en el lado alauí de la frontera con Ceuta una nueva alambrada con concertinas financiada con fondos europeos. Desde el Ministerio han aclarado que las concertinas se han instalado para rodear los puestos de vigilancia con los que cuenta Marruecos a lo largo de la línea que le separa de Ceuta. “Es una valla para proteger esos campamentos”, han explicado desde la cartera dirigida por Grande-Marlaska, tras consultar este hecho con la Embajada en Rabat y el Gobierno marroquí.
Las nuevas concertinas acompañan el desarrollo de los cuarteles militares instalados junto a Wadauiat, un pequeño pueblo marroquí situado a continuación de la valla. Entre esta nueva instalación y el perímetro fronterizo operan los gendarmes, vigilantes ante los intentos de entradas de migrantes. Desde el Ejecutivo alegan que estas nuevas alambradas no tienen nada que ver con el perímetro, ya que, dicen, únicamente “dan la vuelta alrededor del campamento en sí”.
Acompañadas por un foso construido justo a continuación, estas cuchillas se instalan en las zonas aledañas al vallado con España, pero no a continuación ni a lo largo de toda la línea. Interior ha explicado que si el migrante, en su intento por alcanzar el vallado, quisiese sortear esta nueva instalación “es tan fácil como andar unos metros” para bordear el campamento militar. “Poniéndonos en lo peor no sería nunca un elemento disuasorio”, han insistido desde el Ministerio, que defiende que solo afectaría en un intento de entrar en ese cuartel.
La instalación de las cuchillas por parte de Marruecos se conoce apenas diez días después de que el Consejo de Ministros aprobase la retirada de concertinas en las vallas de Ceuta y Melilla. El ministro del Interior anunció el pasado 18 de enero que se procederá a corto plazo (este mismo año) en los tramos del vallado “más vulnerables”, es decir de aquellos que, bien por orografía o por otras circunstancias, son objeto de más intentos de saltos por parte de migrantes.
Marlaska garantizó en junio el apoyo de su homólogo marroquí, Abdeluafi Laftit. “Hemos hablado de que las fronteras entre los dos países no son solo de uno y esos dos países tienen que convenir adecuadamente cómo se establecen dichas fronteras y cómo deben estar estructuradas en parámetros de seguridad”, explicó el responsable de Interior tras una visita a Rabat.
Marruecos intensifica el control del vallado
Desde verano, apenas ha habido acercamientos de migrantes al perímetro fronterizo ceutí desde los bosques, donde se han producido redadas en los últimos meses para alejarlos de la zona. Son en estos espacios forestales donde numerosas personas se organizaban con el objetivo de intentar superar la valla. Así lo atestigua el activista Reduan M.J., que tras la retirada de los migrantes ha dejado de acercar ayuda humanitaria al lugar.
Pueblos como el citado Wadauiat y Beliones, situados a pocos metros de la valla, han sido testigos de la instalación masiva de tiendas de campaña y la construcción de cuarteles militares, necesarios ante la mayor presencia castrense en la zona: decenas de soldados marroquíes custodian las nuevas infraestructuras que marcan esta línea de ocho kilómetros constantemente vigilada en ambos lados.
El Gobierno marroquí apuntó el pasado mes de noviembre que durante 2018 la gendarmería impidió 30 “intentos violentos” de saltar las vallas terrestres que rodean las ciudades españolas de Ceuta y Melilla. Organizaciones locales e internacionales como Amnistía Internacional han criticado las redadas, detenciones y expulsiones de migrantes del norte al sur del país impulsadas en verano por las autoridades del país vecino, calificándolas de “ofensiva a gran escala cruel e ilegítima”.
Los fondos de la Unión Europea a Marruecos
Estos operativos comenzaron poco después de que la Unión Europea aceptase pagar al país magrebí decenas de millones de euros en concepto de “cooperación y desarrollo”. La secretaria de Estado para las Migraciones, Consuelo Rumí, se reunió la semana pasada con la Comisión Europea para agilizar partidas por valor de 140 millones a la espera en Marruecos. Rumí planteó en Bruselas que hace falta más dinero para Marruecos, al “nivel de Turquía [6.000 millones]”.
En palabras de la secretaria de Estado, España quiere ser “la voz de Marruecos” en la UE. Desde Interior insisten en la idea de colaboración con el país vecino: “Cuando se ejecute la retirada de las concertinas se hará en colaboración con Marruecos”.