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“Aquí murió Mame Mbaye”: cientos de personas se reúnen en Lavapiés para recordar al mantero fallecido hace un año

Algunos de los asistentes a la concentración en recuerdo de Mame Mbaye en Lavapiés.

Icíar Gutiérrez

“Era mi amigo, mi amigo de verdad”, repite Abdou (nombre ficticio), un joven mantero. Como otros compañeros, hoy ha acudido a la plaza Nelson Mandela del barrio madrileño de Lavapiés en recuerdo de su compañero Mame Mbaye, fallecido hace justo un año a escasos metros del lugar tras una jornada vendiendo en la manta en la que se había producido una persecución policial.

Al grito de “Mame, hermano, nosotros no olvidamos”, varios cientos de personas, en su gran mayoría migrantes y racializadas, se han dado cita en la tarde de este viernes para rendirle homenaje y exigir el fin del “racismo institucional”. 

“Ningún ser humano es ilegal”, coreaba con firmeza, megáfono en mano, Malick Gueye, portavoz del Sindicato de Manteros y Lateros de Madrid, a medida que los asistentes comenzaban a llegar puntuales a la plaza portando fotografías del mantero. Detrás, una pancarta, como las que solía diseñar Mame Mbaye para el colectivo, en el que también participaba. “Vuestro racismo, nuestros muertos. Justicia y reparación”, podía leerse en ella. Otro cartel de color violeta se abría paso entre los manifestantes: “¿Quién repara nuestro dolor?”. 

“Recuerdo lo que pasó hace un año con mucha tristeza. Llevábamos mucho tiempo denunciando agresiones y persecuciones. Le pasó a él, pero le podría haber pasado a otro. Y nadie, tampoco la izquierda, ha hecho nada para solucionar nuestra situación”, apunta Gueye a eldiario.es. 

El vendedor ambulante senegalés murió a los 34 años, tras más de una década en España en la que no pudo regularizar su situación administrativa. Su fallecimiento agitó el debate sobre las condiciones que enfrentan las personas que se encuentran en situación irregular en España.

Abdou subraya que un año después, sus circunstancias siguen siendo las mismas. “Mame estuvo más de diez años sin papeles, como yo, vendiendo en la manta, sufriendo mucho. Ahora es muy difícil vender, siempre hay motos, no puedes poner nada. Entran en la Puerta del Sol, no se puede, es muy difícil. Lo intentamos en otros sitios, pero siempre nos están siguiendo”.

Pasadas las seis de la tarde, algunas consignas como “¡Justicia!” y “Sobrevivir no es delito” daban paso a la lectura del manifiesto. “Mame Mbaye odiaba vender, pero era la única alternativa para sobrevivir a su alcance”, indicaba Cheikh Ndiaye, de la Asociación de Inmigrantes Senegaleses en España. “Un año después, seguimos esperando que se esclarezca la muerte de nuestro compañero. Mame, la sociedad que te dio la espalda mientras vivías, tampoco se ha esforzado en investigar cuál fue la causa de tu muerte. Por el contrario, han seguido persiguiendo, criminalizando e intentado callar a quiénes lo hemos denunciado”. 

El nombre del mantero se entremezclaba con otros como los de Samba Martine, Alpha Pam, Mohamed Bouderbala o Lucrecia Pérez. “Hoy nos reunimos  para decir no olvidamos ni perdonamos, no solo la muerte de Mame sino también todas las muertes de nuestros hermanos y hermanas por culpa de la Ley de Extranjería”, ha agregado Ndiaye. “Recordamos a todos los que han perdido la vida en el mar y en las concertinas de la valla, intentando acceder a la Europa Fortaleza. ¿Quién repara nuestro el dolor cuando perdemos un hermano por el racismo institucional?”.

“Era un chico genial”, comentaba emocionado uno de los vecinos congregados en la plaza. Una joven charlaba con otras asistentes. Son muchos, asegura, los motivos para estar aquí. “A las personas no blancas, se nos invisibiliza. Solo somos visibles como ahora, en las elecciones, para instrumentalizarnos, para acusarnos, para victimizarnos. Esto es la punta del iceberg de todo el racismo que sufrimos. Me da igual que no le dispararan, porque esto no es EEUU, pero su muerte es culpa de un sistema que continuamente nos hace estar alerta y no nos deja vivir en paz”.

Durante la concentración, también ha habido palabras de condena al atentado que ha acabado con la vida de 49 personas en dos mezquitas de Nueva Zelanda. “Estos asesinatos no son una excepción. No son hechos aislados, ni actos individuales de personas enfermas o desequilibradas, sino que son el resultado de quienes buscan mantener un orden racial que impera y opera principalmente desde las instituciones”, ha denunciado ante los micrófonos el activista antirracista Youssef Ouled. “Es una barbaridad que en un centro de culto islámico se cometan masacres a plena luz del día. En Nueva Zelanda hemos visto la manifestación más violenta del racismo antimusulmán”.

A continuación, los asistentes han caminado hasta el portal de la calle del Oso en el que vivía Mbaye. La misma calle en la que cayó desplomado y donde se desencadenaron las primeras protestas contra su muerte. Un integrante del Sindicato de Manteros y Lateros ha colocado en la pared una lámina simbólica imitando a las las placas conmemorativas que se esparcen por la capital. “En esta calle murió el 15 de marzo de 2018 Mame Mbaye, víctima del racismo institucional del Estado español”.

Uno de los momentos más emotivos se ha producido poco después, cuando decenas de personas han guardado silencio y recordado con cánticos de oración al vendedor ambulante frente a su portal. 

La concentración finalizaba en torno a las siete de la tarde de nuevo en la plaza. La misma en la que Mbaye se reunía con sus compañeros y vecinos. A la que, probablemente, también habría acudido este viernes para gritar con fuerza. “Mame, hermano, siempre estarás en nuestro recuerdo. Hoy y siempre, seguiremos tu camino, para con tu fuerza, denunciar y pelear para acabar con el racismo institucional. Hoy, Mame Mbaye te recordamos”.

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