El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, no sabe si las cuchillas de la valla de Melilla “pueden producir efectos sobre las personas”, después de ser preguntado en una entrevista de Radio Nacional por la recolocación de la concertina barbada retirada en 2007 debido a las lesiones que causaba a las personas que trataban de saltar el perímetro fronterizo entre Marruecos y la ciudad autónoma.
“Eso es algo que siempre ha estado ahí... siempre ha estado ahí. Queremos mantener la integridad física de las personas, no sabemos los efectos que puede tener sobre las personas”, ha respondido, dubitativo, el presidente del Gobierno a una pregunta sobre la polémica reinstalación del alambre de cuchillas en la valla de Melilla durante una entrevista en Radio Nacional. “Señor presidente, son cuchillas... claro que hacen daño a las personas”, ha respondido el periodista Alfredo Menéndez. “Sí, pero todos los accidentes que ha habido hasta ahora han sido por saltar la valla. Habrá que mirarlo”, ha zanjado Rajoy, quien ha anunciado que ha solicitado un informe al Ministerio del Interior sobre este asunto.
Todos los grupos parlamentarios han pedido al Gobierno la retirada de las concertinas que empezaron a instalarse en el perímetro fronterizo a finales de octubre como medida para evitar la entrada de las personas que intentan saltar la valla de Melilla, a través de una moción del Grupo Socialista sobre la política de inmigración del Gobierno en la que se ha incluido esta exigencia.
El PP rechaza retirar la concertina
El Grupo Popular se ha quedado solo defendiendo las cuchillas. La diputada del PP, María del Carmen Navarro ha afirmado que este tipo de material “no sólo está en la valla” sino que también se coloca en “centros privados y públicos”, por lo que ha pedido a los grupos “que se dejen de demagogias y que no incendien más”. Además, “ha rechazado las críticas de los socialistas al recordarles que su líder, Alfredo Pérez Rubalcaba calificó en la anterior legislatura de ”medida disuasoria y legal“ que ahora intenta eliminar.
En este sentido, la parlamentaria socialista María Soledad Pérez, ha recordado que este material fue retirado cuando se comprobaron sus efectos. De esta forma, ha exigido la eliminación de estas “terribles armas” que causan graves heridas a los inmigrantes. Desde CiU, Antoni Picó ha considerado que la concertina es una “crueldad sin medida” que no puede ser aceptada como medida preventiva en una sociedad civilizada, mientras que el diputado de ERC Joan Tardà se ha referido a ella “como una vergüenza” y ha añadido que su retirada inmediata sería una acción que honraría al Gobierno.
Por su parte, la portavoz de UPyD, Rosa Díez, ha reprochado al Gobierno no llamar a las cuchillas por su nombre para ver si de esta forma “pasa desapercibida esta atrocidad”. En esta línea, Izquierda Plural, por medio del parlamentario Joan Coscubiela, ha atacado es el hecho de buscar “el nombre un instrumento musical -concertinas- a algo que hiere y puede matar”.
A las duras críticas de la oposición, que consideran “inhumana” esta medida, se une la apertura de una investigación sobre la instalación de la concertina por parte del fiscal general del Estado. Eduardo Torres-Dulce se somprometió a hacerlo por ser una cuestión de “estricta humanidad”. Las voces contrarias han llegado además desde el Consejo Europeo: “solo va a causar más desesperación”, afirmó el comisario de derechos humanos del organismo, Niel Muiznieks. También han mostrado su rechazo la defensora del pueblo, sindicatos de la policía y multitud de ONG.
La concertina barbada, o alambre de cuchillas, se instaló durante el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Una vez quedaron demostrados los profundos cortes que ocasionaba a las personas que intentaban saltar la valla, el material fue retirado en 2007 y sustituido por una nueva modificación del perímetro que incluía la instalación de la sirga tridimensional intermedia, conocida como la 'triple valla'.
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Más información en el Especial Valla de Melilla de Desalambre.