El desmantelamiento de los campamentos de inmigrantes en los montes próximos a Marruecos continúa y se hace visible mediante varias columnas de humo que emergen de los bosques del reino alauí. El martes, las fuerzas militares marroquíes cumplían con la amezada del Gobierno de Marruecos y comenzaban a desalojar los asentamientos del monte del Gurugú. Este viernes el fuego y los desalojos vuelven a las inmediaciones de Melilla según denuncian varias ONG y queda retratado en varias imágenes que circulan por las redes sociales.
“Sí, están quemando el monte Gurugú, por varios sitios”, cuenta José Palazón, director de la ONG melillense Prodein. “La gente con la que estoy en contacto, que están acostumbrados a cosas muy bestias, me dicen que esto es una locura”.
La activista Helena Maleno, de la red Caminando Fronteras, denuncia que la policía marroquí también está interviniendo en los montes de Bolingo y Zelouane, “donde están las mujeres y los niños”, apunta Maleno.
A pesar de que los desmantelamientos violentos son habituales en los bosques próximos a las ciudades españolas, son los primeros después de la advertencia del Gobierno de Marruecos de que acabaría con los campamentos tras el proceso de regulación de inmigrantes cerrado el pasado 31 de diciembre. A través de esta campaña, casi 18.000 personas han obtenido la tarjeta de residencia, de las 28.000 solicitudes presentadas. Sin embargo, ni siquiera se ha iniciado la fase de recurso a la que tienen derecho quienes no la han obtenido.
Retenidos en centros de detención
Franck, un costamarfileño que habitaba en uno de los asentamientos del monte Gurugú próximo a Melilla, contó el martes por la tarde a eldiario.es que los gendarmes marroquíes habían arrasado con todo. “Han llegado muchos, muchos policías hoy y lo han quemado todo. Todo. Nosotros no podíamos hacer nada. Nos han pegado, hay gente que está muy mal”, relató.
“En el Gurugú quedaban entre unas 70 y 100 personas”, cuenta Maleno. Ahora, según la ONG Prodein las fuerzas militares han regresado al monte para continuar con las detenciones. Franck y unas 1.200 personas –según estiman varias ONG marroquíes– han deambulado arrestadas en varios autobuses hasta diferentes centros de detención repartidos por varias cuidades del reino alauí: Kelaa, Safi, Essaouira y Chichaoua, entre otras.
“Nosotros tenemos constancia de diez centros, pero puede haber más”, añade Helena Maleno. La intervención de este viernes en los campamentos habitados por mujeres y niños aumenta la preocupación de los activistas. “No sabemos qué pasará con ellos pero estos centros de detención no cumplen con los requisitos necesarios fijados por ley ni las detenciones que conocemos hasta el momento tampoco”, argumenta Maleno. Según la legislación marroquí, las detenciones que excendan las 24 horas requieren de la autorización de un juez. Además, les llegan casos de potenciales demandantes de asilo y de menores de edad arrestados por los marroquíes.
Aunque los testimonios de los inmigrantes retenidos apuntan a que están siendo “bien tratados en lo básico” dentro de estos centros, la desinformación es aboluta. “No saben por qué están privados de libertad”, añade Maleno. Varias ONG temen que el fin último sea la deportación. Ayer, según informa Maleno, varios representantes de países como Mali, Senegal y Gabón, entre otros, visitaron el edificio de retención de Al Jadida.