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Marruecos impulsa las redadas para alejar a los migrantes de la frontera española tras la promesa de fondos europeos

Sonia Moreno

Rabat (Marruecos) —

“Estoy en Tiznit. Me han echado. Somos más de 600 personas porque hay unos 12 autobuses con expulsados desde Tánger. Es la segunda vez que me mandan a este desierto en una semana”, lamenta Franck (nombre ficticio) en conversación telefónica con eldiario.es, uno de los migrantes expulsados desde Tánger y Nador al sur de Marruecos durante los últimos días.

Las redadas, detenciones y expulsiones de migrantes subsaharianos desde las ciudades del norte al sur de Marruecos han comenzado poco después de que la Unión Europea (UE) aceptase pagar al país magrebí decenas de millones de euros en concepto de “cooperación y desarrollo”. Las fuerzas de seguridad han abatido los montes y barrios de migrantes en las ciudades fronterizas con Ceuta y Melilla, principalmente en Tánger y Nador.

Desde el 7 de agosto hasta el momento, las autoridades marroquíes han dado la orden de desalojar las casas y los bosques de migrantes; y han trasladado forzosamente en autobuses a más de 1.800 personas a 800 kilómetros de distancia, en la provincia interior de Tiznit. En el viaje, dos migrantes resultaron gravemente heridos al saltar del bus la tarde del domingo.

Franck llegó hace cinco años a Marruecos huyendo de la guerra en su país. Desde hace un mes paga una casa junto a su primo en el barrio de Mesnana, uno de los más poblados de migrantes en Marruecos. Llegó a Tánger en julio, cuando las autoridades marroquíes desmantelaron el campamento de Fez para construir un centro comercial. Primero vivió en una azotea con una habitación improvisada con palos y telas. Tras sufrir la agresión de dos marroquíes mientras dormía para robarle el móvil, alquiló una vivienda fuera del negocio de las casas patera.

“La primera vez la policía me cogió en el trabajo, pero el mismo día volví a Tánger porque tenía algo de dinero. Entonces vinieron a mi casa a las cinco de la madrugada, rompieron la puerta, cogieron mi dinero y querían quitarme también el teléfono, pero lo rompí antes”, explica Franck desde Tiznit, en su segunda expulsión. Sigue a 800 kilómetros de distancia, a la espera de reunir algo de dinero y poder volver a viajar al norte, donde busca la oportunidad de atravesar El Estrecho en lancha y entrar en Europa.

“Es la segunda vez en una semana. No es fácil”, confiesa con un hilo de voz cansada. En los vídeos que llegaron a este diario, Franck aparecía esposado a su compañero de asiento en el autobús camino del sur. Salieron de Tánger a las 21h y llegaron a las 6 horas a Tiznit, sin recibir bebidas ni alimentos. En las imágenes se les ve sin aliento y sudando, mientras intentan contar su testimonio.

ONG denuncia fuerte violencia policial

En contacto con otros migrantes detenidos también en Tánger, explican, “estábamos durmiendo cuando la policía llamó a la puerta de nuestra casa. Nos han embarcado diciendo que es un control rutinario. En la comisaría nos llevaron a los autobuses”.

Aziz Kattouf miembro de la AMDH en Nador, denunció en Facebook que en el campamento de Bolingo, donde también hay mujeres y niños, fueron atacados y maltratados por un fuerte dispositivo policial con furgonetas antidisturbios y un helicóptero.

El campamento ha quedado desmantelado sin comida, vestimenta, enseres personales ni un lugar para dormir. Una de las escenas “más salvajes de las políticas migratorias marroquíes y europeas aplicadas a Nador”, describe Kattouf. Durante el desmantelamiento de este sábado asegura haberse encontrado “con una madre y un bebé muy enfermo”. Según relata, “la mujer enfurecida pidió ayuda a los militares para llevar a su niño al hospital, pero fuerzas auxiliares se negaron y continuaron con indiferencia total su misión de destruir los refugios”.

En Nador también entraron en las casas del barrio de Baraka. “Rompieron las puertas de nuestras casas, nos pusieron en el suelo con las manos atadas, revisaron todas nuestras cosas, y nos llevaron en autobuses”, denunciaron los migrantes en las redes sociales.

Una mujer marfileña embarazada sufrió un ataque de personas vagabundas. “Están entrando a los negocios para robar bajo el aliento de la policía marroquí”, alertan desde la AMDH.

La policía metió en los buses a bebés y MENAS

En las detenciones “arbitrarias”, según denuncian los propios migrantes y las ONGs en la región, no tuvieron en cuenta si las personas disponían de tarjeta de residencia, si eran adultos o menores.

La organización Manos Solidarias, que trabaja en Marruecos, denunció en su página de Facebook que “están llevando a la fuerza a estas personas, sin motivo ni explicación”. De hecho en los autobuses de expulsión hay también mujeres y bebés, incluso dos menores viajaron en un bus sin sus madres.

Algunos migrantes han sido deportados en más de una ocasión en la última semana. Es el caso de Franck. La primera vez que lo expulsaron volvió el mismo día porque disponía de algo de dinero ya que le detuvieron en el trabajo, un garaje donde limpia y pone a punto los coches de los migrantes en Europa que vienen de vacaciones a África.

Durante la detención forzosa, cuando la policía lo condujo a la comisaría, Franck se quejó de la retirada de sus pertenencias. No encontró el apoyo del comisario, denuncia. “Les pidió a los agentes que me pegaran por protestar”, explica por mensajes enviados a eldiario.es desde el teléfono de su compañero.

Las autoridades no presentan ningún proceso verbal que incluya los objetos incautados a los detenidos, ni el migrante tiene posibilidad de presentar una denuncia, por lo que no recuperarán los enseres incautados.

Detenciones “ilegales sin orden judicial”

La AMDH denuncia estas detenciones “ilegales porque no tienen orden judicial” y considera responsables tanto a Marruecos, como a España y la UE. Según explican, las redadas “ponen en peligro los derechos humanos de los migrantes”.

Desde España, la Asociación Marroquí para la Integración de los Inmigrantes envió una carta al ministro marroquí de Migración, instándolo a intervenir para “parar las detenciones ilegales, proteger a los inmigrantes, y salvar la credibilidad de la nueva política de inmigración en Marruecos”.

Encuentro entre Marlaska y su homólogo marroquí

Este domingo, aprovechando la final de la Supercopa de España 2018 en Tánger, los ministros de Interior de España y Marruecos, Fernando Grande-Marlaska y Abdelouafi Laftit, mantuvieron la segunda reunión sobre migración desde que el PSOE llegó al poder.

Al mismo tiempo, en España, la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente Pedro Sánchez llegaban a un acuerdo el fin de semana para ayudar a Marruecos a controlar la migración y beneficiarlo con una ayuda europea.

Consideran que “su colaboración ha sido especialmente eficaz en la lucha que trafican con seres humanos”, según un comunicado de prensa de La Moncloa. Han determinado transmitir a la Comisión Europea “la necesidad de una mayor implicación financiera en el Fondo Fiduciario para África, del que proceden los fondos destinados específicamente a Marruecos para la gestión de fronteras”, especifican en el mismo documento.

Mientras, en Marruecos, ya se notan los efectos de los compromisos alcanzados en suelo europeo.