El yemení Helal Alhaj, que había representado con éxito a su país en competiciones internacionales de Kung Fu, tenía 24 años. El pasado 16 de septiembre terminó en el fondo del mar en Melilla. El Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil consiguió rescatar su cuerpo dos días después. “Se encontraba en el fondo del mar, en la zona del espaldón de la escollera”, según informa a eldiario.es la Delegación del Gobierno de Melilla.
Alhal había ganado varias medallas en torneos árabes y asiáticos. En Internet queda rastro por ejemplo de su presencia en los Juegos Asiáticos de hace solo un año en Jakarta o su medalla de bronce en los Juegos de Solidaridad Islámica de Baku 2017, organizado para países de la Organización para la Cooperación Islámica. Uno de sus combates de Wushu, una variante del Kung Fu que está en la carrera de ser reconocido como deporte olímpico, puede verse en este vídeo.
Con Alhaj viajaba otro joven yemení que se encuentra en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), “muy afectado”. “No sabe muy bien qué pasó. Dejó de verle a su lado en el mar y avisó de su desaparición cuando llegó”, detallan desde una de las organizaciones que trabajan en el centro.
El testigo asegura “haber accedido a nado hasta Melilla, después de que esa madrugada una embarcación le habría dejado a unos 30 metros de la costa por la zona de la escollera, por la parte de atrás del Puerto”, informa la Delegación después de recabar datos de la Guardia Civil.
El equipo al completo de los GEAS llevó a cabo “una minuciosa e intensa búsqueda que dio con un cuerpo sin vida en el fondo del mar de una persona joven, que coincide con la descripción dada por el migrante”, asegura la misma fuente.
La guerra y la situación que vive Yemen le obligó a abandonar su país. “Residía en Argelia, donde estudió, pero quería llegar a Europa para trabajar”, explican dos yemeníes residentes en CETI que le conocieron en el camino migratorio. “Otra trágica muestra de que ni a quienes huyen de guerras inhumanas se les garantiza el derecho a solicitar asilo de forma segura”, han denunciado desde CEAR.
Por el momento se desconocen los resultados de la autopsia que determinará las causas de la muerte, pero el cuerpo se entregó el jueves pasado a la embajada de la República de Yemen, que se encargó del traslado desde Melilla a Madrid para su repatriación al país de Oriente Próximo.
Desde el mes de agosto están llegando a Melilla sirios, yemenís y palestinos por vía marítima. Hay alrededor de 35 yemeníes en el CETI, de los que 25 entraron por mar, según mantienen los propios demandantes de asilo. Tanto Save the Children como el Servicio Jesuita de Migraciones (SJM) confirman a eldiario.es el aumento de llegadas por mar a la ciudad autónoma de personas migrantes de Yemen a partir de este verano.
Además SJM en Melilla denuncia en una entrevista con este medio que “la frontera está cerrada para todos los que nos son marroquíes y tunecinos”, aunque desconoce el motivo de que actualmente entren con más facilidad desde Túnez. “Lo que lleva a personas con alto reconocimiento, como sirios o yemeníes, a tomar vías más peligrosas”, explica SJM.
Hasta 3.000 euros por venir solo desde Nador a Melilla
“No veo a mi familia desde hace seis años atrás”, cuenta Mohamed Hassan de 23 años a las puertas del CETI de Melilla, donde ingresó hace un mes. Es de Yemen, pero se trasladó desde Arabia Saudí, donde vivió seis años. Comenzó su viaje migratorio a Mauritania con un billete de avión y un visado que le costaron mil euros; después recorrió en coche Mali y Argelia por 1.500 euros. Allí pasó una semana y se encontró con Alhal, con quien llegó hasta Nador (Marruecos). Sobrevivió tres semanas en un hotel de 10 euros por día; y volvió a pagar, 1.900 euros, a los marroquíes que lo “metieron en Melilla”. “Me llevaron hasta una valla en la frontera de Beni Enzar y me hicieron saltar, después atravesé a la carrera el control español”, explica en una entrevista con eldiario.es.
A Mohamed le costó 4.400 euros llegar a España. Sin embargo, confiesa que algunos de sus amigos “han pagado hasta 3.000 euros por venir solo desde Nador a Melilla” y que allí mismo “te buscan los marroquíes”. A él le contactaron en un café. “Ya saben quienes somos por nuestro aspecto y te entran directamente”, afirma.
Después de un mes en el CETI, sigue a la espera de la entrevista para cursar su solicitud de asilo y protección desde su llegada el 26 de agosto. Le marcaron la cita para el 9 de septiembre “por imposibilidad de medios”. Ese día acudió pero le dijeron que “estaban muy ocupados” y le dieron otra fecha, el 20 de septiembre. En esa ocasión tampoco lo atendieron, y en el papel que lleva en la mano del ministerio de Interior consta que le entrevistarán el 3 de octubre en la oficina de asilo del puesto fronterizo de Beni Enzar.
Más suerte ha tenido Maher, que parte en unas horas del CETI a la península en “el barco de los miércoles”. Pasó “un mes y dos días” en la ciudad española, aunque desde 2015 vivía en Arabia Saudí, que “no nos ayuda”. “No me deja convalidar mis estudios, ni salir fuera”, se queja.
El viaje hasta Melilla le “costó 6.000”, dice con pena y un tono de voz más flojo. Solo para cruzar de Nador a Melilla pagó mil euros. “Algunos entran nadando, pero si no pagas a los marroquíes te puedes buscar un problema”, asiente.
“Todos mis amigos están mal en Yemen porque no pueden trabajar, no pueden hacer nada. Hay un grupo que si no estás con ellos te matan, y si no coges el arma para matar a otras personas te llevan a prisión”, lamenta.
En unas horas será enviado a un centro de acogida de Teruel y pregunta nervioso: “¿Qué tal es esta ciudad? Deseadme suerte”. Antes de despedirse para afeitarse y acicalarse para el viaje, recuerda que conoció a Alhal en Nador, “había acabado estudiar y quería vivir en España para trabajar”.