El Gobierno italiano, que preside la ultraderechista Giorgia Meloni, ha decretado el estado de emergencia nacional durante los próximos seis meses, según han confirmado a EFE fuentes del Ministerio de Interior.
La norma –que, según han dicho fuentes del Gobierno a los medios, potenciará las expulsiones de migrantes– ha sido aprobada este martes en un Consejo de Ministros después de que hayan desembarcado en las costas italianas más de 3.000 personas en los últimos tres días. Una de las banderas del Gobierno ultraderechista de Meloni es la dureza contra la migración, hasta el punto de criminalizar las tareas de salvamento de las ONG.
La medida, a propuesta del ministro de Protección Civil y Políticas Marítimas, Nello Musumeci, y con una financiación inicial de cinco millones de euros, se implementará en todo el territorio nacional durante seis meses, añadieron las fuentes de Interior.
Aumento de las estructuras de repatriación
Entre los procedimientos que habilita este estado de emergencia, excepcional en materia migratoria, figura un aumento de las estructuras habilitadas para la repatriación de migrantes que no tengan derecho a permanecer en Italia, según han avanzado los medios con acceso a un texto que aún no ha sido divulgado por el Gobierno.
La apertura de nuevos CPR (Centro di Permanenza per il Rimpatrio, en italiano) facilitará a las autoridades las actividades de identificación y deportación.
Sobre este asunto ya se había pronunciado el vicepresidente del Ejecutivo, el ultraderechista Matteo Salvini, quien explicó este martes que veía necesario “al menos un centro de repatriación para cada región” y abogó por volver a aplicar una política más dura ante el fenómeno migratorio.
Salvini, quien actualmente ejerce también de ministro de Transportes, impulsó entre 2018 y 2019, entonces como responsable de Interior, una severa acción antimigratoria con algunas actuaciones que ahora se dirimen en los tribunales, como su negativa a conceder el desembarco en puertos a buques humanitarios.
Tras unas semanas especialmente intensas por la llegada de miles de migrantes al sur de Italia, donde hace menos de dos meses el naufragio de una barcaza dejó más de 90 muertos en la región de Calabria, Salvini ha dicho que Italia es “absolutamente incapaz” de gestionar “mil llegadas diarias” y que “es crucial que Europa despierte e intervenga”.
“Lleva años charlando, pero nunca ha movido un dedo, y es hora de demostrar que existe una comunidad, una Unión, y que la solidaridad no es sólo responsabilidad de Italia, España, Grecia o Malta. Porque mil llegadas al día somos absolutamente incapaces de apoyarlas económica, cultural y socialmente”, ha dicho.
El promotor de la declaración ha sido su mano derecha, Matteo Piantedosi, actual ministro del Interior, tras una conversación mantenida con Musumeci a raíz de los últimos desembarcos, según han señalado a EFE fuentes de Interior.
Con el estado de emergencia también será posible implementar procedimientos y acciones más rápidas para ofrecer a los migrantes soluciones de acogida en poco tiempo y con estándares adecuados, afirmab desde el Gobierno, ya que colaborarán en la asistencia tanto Protección Civil como la Cruz Roja Italiana. “Si intervenimos en los países desde los que nos movemos, neutralizando la mafia de los traficantes, quizás podamos evitar lo peor”, ha dicho Musumeci.
La medida, que “permite derogar algunas normas del ordenamiento vigente”, “será nacional” porque “necesitamos ayudar a las regiones porque existe el riesgo de enviar el sistema al colapso si continúa este ritmo de llegadas”, ha añadido, aunque ha insistido en la importancia de que Europa “se dé cuenta de que no hay mucho tiempo”.
Repunte de las llegadas
Desde el inicio de 2023, las llegadas a Italia han ascendido a 31.000 migrantes, casi cuatro veces más que las cerca de 8.000 que lo hicieron en el mismo periodo de 2022, según el recuento oficial.
Solamente en los últimos tres días, más de 3.000 migrantes han llegado a Italia tras ser atendidos por los guardacostas, que han socorrido este fin de semana decenas embarcaciones en peligro en el Mediterráneo Central.
En plena mejoría del tiempo, un mayor número de barcos, la mayoría procedentes de Túnez, ha emprendido la ruta que conecta el norte de África con las costas de Sicilia y Lampedusa, cuyos centros de acogida están desbordados.
Este lunes, en dos complejas y largas operaciones, la Guardia Costera también interceptó dos barcos en los que viajaban en condiciones precarias 800 y 400 personas, localizados en aguas próximas a Sicilia y Calabria (sur), cuyo rescate aún no ha finalizado ya que se han quedado sin carburante y un gran número de pasajeros precisa asistencia médica.
ONG especializadas y organismos internacionales como Acnur han reiterado en diversas ocasiones que la falta de vías legales y seguras de acceso empuja a estas personas a jugarse la vida en el mar.