Un hombre ha muerto este jueves tras resultar herido de bala horas después de haber sido devuelto a la costa libia por la Guardia Costera del país vecino en su intento de llegar a Europa, según ha denunciado la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
El personal del organismo de la Naciones Unidas fue testigo de la tragedia, que tuvo lugar en el punto de desembarco de Abusitta, en Trípoli. Muchos de los 103 migrantes devueltos a la costa libia se resistían a ser trasladados de nuevo a los centros de detención. El equipo de la OIM, que había acudido para prestar asistencia a los supervivientes, informa de que hombres armados “comenzaron a disparar al aire cuando varios migrantes trataron de huir de sus guardias”.
El hombre fue alcanzado por una bala en el estómago, indica la Agencia de la ONU. “A pesar de recibir inmediatamente asistencia médica in situ por parte de un médico de la OIM y de haber sido trasladado a una clínica cercana, murió dos horas después de su ingreso”, sostienen.
“Se esperaba que esta tragedia iba a ocurrir”, ha afirmado el portavoz de la OIM Leonard Doyle. “El uso de balas reales contra civiles vulnerables desarmados, hombres, mujeres y niños por igual, es inaceptable bajo cualquier circunstancia y aumenta las alarmas sobre la seguridad de los migrantes y del personal humanitario. La OIM exhorta a las autoridades libias a que lleven a cabo una investigación a fondo de este hecho y a que lleven ante la Justicia a los responsables”, declaró.
Para la OIM, esta tragedia es un “duro recordatorio de las nefastas condiciones a las que se enfrentan los migrantes interceptados por la Guardia Costera después de pagar a los contrabandistas para que los lleven a Europa”, para luego ser enviados a centros de detención. Estos agentes reciben formación y financiación por parte de la Unión Europea para contener las salidas desde las costas del país vecino.
El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados ha reiterado en numerosas ocasiones que Libia no es un puerto seguro para el desembarco de supervivientes rescatados en el mar. Sin embargo, desde 2017, año en el que se selló el acuerdo con el país vecino para frenar la inmigración, más de 38.000 personas han sido interceptadas y devueltas a sus costas por los agentes libios que patrullan las aguas del Mediterráneo.
El pasado junio, 53 migrantes, entre ellos 6 menores, murieron en un ataque aéreo contra el centro de detención de Tajura, donde son encerrados quienes son interceptados y devueltos en su intento de cruzar el Mediterráneo. “Ese centro sigue funcionando hasta el día de hoy, a pesar de los persistentes llamamientos para que se ponga fin a la detención arbitraria de migrantes”, indica la OIM.
Según Naciones Unidas, 5.000 personas migrantes permanecen detenidas en condiciones inhumanas en Libia. Más de 3.000 se encuentran “en zonas de conflicto activo en las que corren un mayor riesgo”. Desde la ONU alertan de “las crecientes” y “verdaderamente alarmantes” denuncias de abusos y trata de personas en los centros de detención.