La política y activista Winnie Madikizela-Mandela, fallecida a los 81 años, fue una de las grandes líderes femeninas de la lucha contra el apartheid en Sudáfrica y su compromiso, paralelo al de su exmarido Nelson Mandela, la llevó a ser conocida como “madre de la nación”.
“Con profunda tristeza queremos comunicar que Winnie Madikizela-Mandela ha fallecido este lunes 2 de abril en el hospital Netcare Milpark de Johannesburgo, Sudáfrica”, anunció la familia Mandela en un comunicado.
Padecía diabetes, el pasado enero fue ingresada por una infección renal y desde entonces, según la familia, estuvo yendo y viniendo del hospital a causa de “una larga enfermedad” que acabó con su vida.
Pese a no haber estado exenta de controversias, hasta el final de su vida se mantuvo como una de las figuras de referencia del Congreso Nacional Africano (CNA), el movimiento gobernante en Sudáfrica desde que la victoria presidencial de su exmarido inauguró la etapa democrática en el país en 1994.
Madikizela-Mandela nació en la localidad de Bizana, en la provincia de Cabo Oriental (este) en 1936, en el seno de una familia xhosa (una de las grandes etnias de Sudáfrica), de padres profesores.
Se mudó a Johannesburgo para estudiar Trabajo Social en una de las primeras instituciones en impartir esta especialidad a la población negra.
Se convirtió en la primera trabajadora social negra en el hospital Baragwanath, el tercer centro sanitario más grande del mundo.
En Johannesburgo conoció a Nelson Mandela, ya convertido en una de las grandes figuras de la lucha contra el régimen de segregación racial que imperaba en el país, el apartheid.
Pese a los casi veinte años que los separaban, en 1957 se convirtió en la segunda esposa del más tarde Nobel de la Paz, con el que tuvo dos hijos y quien la describía como una mujer de admirable fortaleza e ideales.
Su activismo se desarrolló en paralelo al de su marido, al que esperó durante los casi treinta años que este pasó en la cárcel.
Las duras condiciones en las que tuvo que criar a su familia y los ataques por parte del aparato represor del Estado, que veía en ella un blanco fácil para hacer daño a Mandela, no le impidieron convertirse en una de las figuras femeninas clave de la lucha por la liberación.
Fue una de las primeras detenidas en varias ocasiones bajo las leyes contra el terrorismo y obligada a mantenerse aislada de Johannesburgo, alejada del núcleo del activismo político.
Mandela salió de la cárcel en 1990, pero su relación solo sobrevivió dos años más. A pesar de que seguían casados cuando Mandela juró el cargo en 1994, Madikizela-Mandela nunca fue primera dama.
En los comicios de 1994, los primeros libres tras el fin del apartheid, Winnie fue elegida diputada, un cargo que desempeñó hasta su muerte, a pesar de sus pocas apariciones en el Parlamento en los últimos años.
Dentro del CNA fue líder de la Liga de Mujeres, ocupó altos puestos en el Gobierno sudafricano y su residencia aún hoy es uno de los puntos centrales del barrio de Soweto.
No obstante, la “madre de la nación” fue también una figura muy controvertida en Sudáfrica ligada a numerosos escándalos.
El más sonado fue el que implicó a sus guardaespaldas en 1988 en el secuestro y apaleamiento de cuatro jóvenes negros de Soweto, uno de los cuales murió.
Por este delito fue condenada a seis años de cárcel, si bien fue puesta en libertad bajo fianza.
En las últimas décadas también fue acusada de malversación de fondos del CNA, por no declarar donativos que había recaudado, y condenada por fraude.