Hace más de una semana que comenzaron las negociaciones sobre el clima en la COP20 en Lima. Lamentablemente el impacto del Cambio climático sobre el planeta, sobre las comunidades más pobres y vulnerables, tiene ya más tiempo. Mientras las delegaciones de todos los países trabajan por conseguir un acuerdo que suponga el primer paso de un nuevo pacto global que se firmará en París en 2015, el calentamiento global afecta a miles de personas que sufren las consecuencias de fenómenos climáticos extremos y ven cómo su forma de vida se ve afectada por el aumento del nivel del mar o por inusuales ciclos de lluvias o sequías.
Muchas veces oímos hablar de las negociaciones mundiales dentro de Naciones Unidas, con frecuencia se nos presentan como espacios muy complejos, con muchas declaraciones y promesas y pocos compromisos, pero en este caso, y por el bien de un planeta que todas las personas habitamos, las negociaciones entre países tendrán que acordar medidas que supongan un cambio en la capacidad de emisiones y en la financiación de la adaptación, si no queremos dejar de tener el planeta en que vivimos.
No se puede desoír más a la comunidad científica que plantea el terrible escenario de un aumento de temperatura más allá de los 2 grados, cuando la tendencia actual nos sitúa camino de los 4. Pero esta necesidad de mitigación parece estar siendo ignorada por los países más industrializados. Los países ricos apenas se plantean una reducción del 50% de sus emisiones hasta 2050, lo que sin duda representa un riesgo de calentamiento para todos que sufrirán los más vulnerables.
Para InspirAction, como parte de la sociedad civil presente en Lima, es fundamental que las negociaciones mantengan el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas, es decir, todos los países son responsables del calentamiento global y deben contribuir en la lucha, pero en función del daño causado previamente y de la capacidad actual tienen que actuar. Algunos países del Sur, liderados por Sudáfrica, están preocupados por cómo las negociaciones están siendo orientadas a la mitigación, sin llegar a ser muy ambiciosas, y están dejando de lado dos conceptos claves para los países más pobres: adaptación y financiación.
El informe presentado en la COP20 por el PNUMA (Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente) pone de manifiesto que los costes de adaptación al Cambio Climático están siendo inabordables para muchos países en desarrollo. El preacuerdo al que se llegue en Lima, camino de París, tiene que recoger el compromiso de los países más desarrollados con los que más lo necesitan. No es justo abandonar a su suerte a las comunidades más vulnerables que son quienes menos responsabilidad tienen en las emisiones que han provocado el caos climático.
Según, Mohamed Adow, representante de InspirAction en las negociaciones de la COP20 en Lima, este informe tiene que ser un toque de atención para los países, en esta semana que comienza la ronda ministerial y hay que definir los acuerdos de cara a París, ya que “el debate no puede obviar la necesidad de adaptación de los países más vulnerables ni la responsabilidad de financiarla por parte de los países más industrializados”. Es preciso que las acciones y medidas que cada país proponga vayan acompañadas de una memoria financiera, “los países pobres no van a aceptar un acuerdo sin una provisión de fondos que les ayude a adaptarse al Cambio climático y acelerar su transición a una economía baja en emisión de carbono”.
Para presionar a los gobiernos responsables de las mayores emisiones, se ha puesto en marcha la campaña Basta de Dudas, donde la ciudadanía puede firmar para exigir a los líderes que asuman su responsabilidad y aporten los fondos necesarios para el Fondo Verde para el Clima en el acuerdo de la COP20.
Queda el resto de semana para ver cómo avanzan las negociaciones, si realmente el acuerdo que sucederá a Kioto y se firmará el próximo año en París será justo y ambicioso y tendrá en cuenta las necesidades de los países más vulnerables. Mientras tanto la sociedad no puede esperar y reclama la atención de los mandatarios para tomar medidas eficaces cuanto antes. El miércoles 10 de diciembre, la Marcha Mundial en Defensa de la Tierra, convocada por la Cumbre de los Pueblos, recorrerá las calles de Lima para demostrar que el cambio climático es un problema que nos afecta, nos preocupa y no puede esperar más.