Se llama Omran Daqneesh, tiene cinco años y, ensangrentado, espera con la mirada perdida al resto de sus hermanos. Sentado solo en la parte trasera de una ambulancia, cubierto de polvo, no llora, no habla y apenas se mueve poco después de haber sobrevivido junto a su familia a un ataque de la Fuerza Aérea de siria en Alepo. Se toca el lado izquierdo de la cara y luego se mira la mano, manchada de sangre.
Omran Daqneesh es uno de los cinco niños heridos este miércoles en el barrio de Qaterji controlado por los rebeldes, según The Telegraph. Fue rescatado junto a sus tres hermanos –de uno, seis y once años–, su padre y su madre-, según el periódico británico The Guardian.
Ninguno de ellos sufrió heridas importantes, pero su edificio se derrumbó poco después que la familia fuese rescatada por los equipos de rescate, que llegaron a la zona tras el ataque militar.
Las imágenes del grupo de activistas Alepo Media Center muestran a los equipos de rescate sacando al pequeño de entre los escombros, para ser trasladado a la parte trasera de una ambulancia. Poco después van dejando a sus otros hermanos junto a él.
Omran fue trasladado al hospital conocido como “M10”, donde se le trató su lesión de la cabeza, se le limpió el polvo y la sangre que cubría su cuerpo y recibió el alta durante la noche. Según el personal sanitario, otros 12 niños menores de 15 años fueron hospitalizados ese mismo día.
Cerca de 100.000, en el este de Alepo
Cerca de 100.000 niños se encuentran en el este de Alepo -la ciudad siria que las fuerzas gubernamentales apoyadas por la aviación militar rusa intenta arrebatar a grupos rebeldes- y pueden convertirse en víctimas de la estrategia utilizada en el pasado por el gobierno de “rendirse o morir”, según denunció este miércoles la Comisión de la ONU que investiga los crímenes perpetrados en más de cinco años de guerra en Siria.
Los aviones del Gobierno, además de los enviados por Rusia en el último año, han realizado numerosos ataques sobre la zona controlada por sus enemigos gracias a su superioridad aérea. Los bombardeos con las llamadas bombas barril han destruido zonas residenciales. Desde el otro lado, los insurgentes han realizado también ataques indiscriminados contra civiles en su caso con morteros y piezas de artillería.
La situación humanitaria está al borde del colapso en la ciudad siria de Alepo por la encarnizada lucha entre fuerzas gubernamentales y opositoras, que en su estrategia de cercar zonas controladas por sus rivales asfixian a la población civil.
Las áreas más afectadas son los barrios orientales de la urbe, en manos de la oposición, que siguen prácticamente cercados ya que los combates y los bombardeos impiden usar con regularidad el corredor abierto recientemente en el sur.
Los civiles de esa zona sufren una gran escasez de alimentos y medicamentos, así como cortes de luz y agua, que en el último mes se han agravado, según activistas de Alepo y organizaciones humanitarias.