El papa Francisco ha visitado este sábado la isla griega de Lesbos y se marcha al Vaticano con 12 demandantes de asilo de nacionalidad siria, entre ellos seis niños. En la isla hay en estos momentos unos 4.100 refugiados y migrantes, de los 46.400 que se encuentran en la actualidad en Grecia, según los datos de Acnur. Un comunicado del Vaticano afirma que los ciudadanos que han partido en avión con Francisco habían llegado a Lesbos antes de la entrada en vigor del pacto de la UE y Turquía, por el que los refugiados y migrantes que llegan a Grecia son detenidos para ser expulsados a Turquía.
Todos los refugiados que han salido con el papa de la isla griega son “musulmanes”, indica la nota. Dos familias son de Damasco y “una de Deir Azzor (zona ocupada por el ISIS). Sus casas habían sido bombardeadas”, continúa el comunicado. El Vaticano se compromete a “mantener” a estas tres familias, que en un primer momento serán acogidas por la comunidad de Sant Egidio.
El gesto de Bergoglio se produce mientras continúan las críticas sobre la lentitud de los países de la UE en la reubicación de refugiados desde Grecia e Italia, como prometieron hacer con 160.000 personas. España solo ha reubicado a 18 asilados en seis meses, del plan europeo de reparto por el que se comprometió a acoger a más de 16.000 asilados.
En total, los países de la UE habían reubicado a 1.145 personas (615 desde Grecia y 530 desde Italia) hasta este 12 de marzo. Esta cifra recibió de nuevo las críticas de la Comisión Europea esta semana, que recordó que el compromiso fijado para este mes de abril era de 6.000 reubicaciones.
Bergoglio ha llegado este sábado a la isla de Lesbos para realizar una corta visita “humanitaria” y reunirse con los refugiados atrapados en Grecia tras la entrada en vigor del acuerdo de la UE con Turquía. Francisco ha sido recibido por el primer ministro de Grecia, Alexis Tsipras, y el patriarca ecuménico Bartolomeo.
En su visita, el papa ha visitado el centro de Moria, en Lesbos, antes un punto de registro (hotspot) y ahora convertido en un centro de detención de refugiados y migrantes desde la entrada en vigor del pacto de la UE y Turquía. Algunos voluntarios han mostrado pancartas y han protestado en contra del acuerdo europeo de expulsiones de refugiados.
Varias organizaciones han denunciado que el propio proceso carece de las garantías juíridicas necesarias. La Comisión Española de Ayuda al Refugiado (Cear) ha documentado que los refugiados y migrantes carecen de asistencia legal en los centros de detención. Las críticas también se centran en la consideración de Turquía como “país seguro” para deportar a los asilados, a pesar de las numerosas vulneraciones de derechos humanos de las autoridades turcas documentadas.
“He venido aquí con mis hermanos, el patriarca Bartolomé y el arzobispo Jerónimo, sencillamente para estar con vosotros y escuchar vuestras historias. Hemos venido para atraer la atención del mundo ante esta grave crisis humanitaria y para implorar la solución de la misma”, dijo Francisco en el campo de Moria.
Durante su visita, muchos refugiados, sobre todo niños, se acercaron al papa para trasmitirle la situación que viven en suelo europeo. Algunos de ellos rompieron en sollozos. En un paseo en el Francisco saludó a algunos de los ocupantes del centro de Moria, los refugiados le decían los países de los que huyeron: “Siria, yo vengo de Siria”, indicaba una joven a su paso. “Afganistán”, añadía otro chico con un cartel entre las manos.
“Necesito salir de esta cárcel asquerosa”
Las expulsiones de refugiados por parte de la agencia fronteriza europea Frontex, en colaboración con las autoridades turcas ya han comenzado. En la primera deportación, de 202 personas, 132 ciudadanos eran de Pakistán, a los que se sumaban 42 afganos, 10 iraníes, cinco procedentes del Congo, tres de Bangladesh, dos sirios, un costamarfileño y un somalí.
En Grecia, la incertidumbre y el clamor de los refugiados, que no quieren volver a Turquía, continúa. Médicos Sin Fronteras ha grabado el testimonio de algunas de estas personas, como Hala, siria de 16 años. “Necesito salir de esta cárcel asquerosa”, dice tras la verja del centro de detención de Samos.
Oxfam Intermón, a través de su director general José María Vera, ha vuelto a insistir en la necesidad de detener las expulsiones a Turquía. “Miles de personas están siendo retenidas en centros de detención en condiciones precarias. Este es el estado de Europa en 2016. La Unión Europea, que dice ser un bastión de los derechos humanos, aprobó este acuerdo con Turquía en perjuicio de estas personas que se encuentran totalmente desamparadas... La Unión Europea debería avergonzarse de anteponer la detención y deportación de personas a su derecho a vivir con dignidad y seguridad”.
El papa incidió en que “esperamos que el mundo preste atención a estas situaciones de necesidad trágica y verdaderamente desesperadas, y responda de un modo digno de nuestra humanidad común”.