Era su primer día de trabajo, pero “no duró ni media hora”. A la vuelta, Hanae Lemoudden volcó su enfado en Twitter. “Esta mañana he ido a mi nuevo empleo en Pimkie Granollers-Montmeló, y me comunican que 'lo sienten' pero que el personal no puede llevar símbolos religiosos”. La razón: llevar velo para cubrir su cabello.
El pasado martes, Lemoudden acudió a trabajar por primera vez en el almacén de la cadena francesa de moda Pimkie situado en la localidad barcelonesa, como le habían indicado. La joven catalana de 21 años obtuvo el puesto a través de Temporing, una Empresa de trabajo temporal (ETT), donde firmó el contrato hace una semana, de acuerdo con su relato. “Me dijeron que era un trabajo temporal, veraniego, que podía ser de un mes, dos o tres por circunstancias de la producción, ahora que vienen las rebajas. No es a lo que me quiero dedicar, pero acepté por no quedarme de brazos cruzados en verano”, explica a eldiario.es.
Se presentó allí un poco antes de las 6:30 horas de la mañana y esperó a que llegaran los otros cuatro compañeros que se incorporaban aquel día. “Nos explicaron algunas cosas y mientras nos estábamos apuntando un número de teléfono, antes de entrar al puesto, el encargado me llamó con educación y me dijo: 'Hanae, por favor, ven un momento”, recuerda.
No sabía qué estaba pasando, pero dice que se lo imaginaba. “De tanto escuchar casos parecidos...”, afirma Lemoudden. Asegura que el “encargado” le dijo que por “normas generales de la empresa no se puede llevar ningún símbolo religioso”. “No supe qué decir al principio. Le expliqué que no me habían dicho nada cuando firmé mi contrato. En la ETT sabían cómo voy vestida, que llevo hiyab y no me habían dicho absolutamente nada”, cuenta la mujer.
“Él me respondió: 'Ya, pero es por normas generales, no es por mí'. Es decir, el encargado lo respetaba personalmente, pero me dijo que lo sentía pero no podía dejarme entrar en mi puesto de trabajo”, agrega. Según explica, solo le habían avisado de que llevara “ropa cómoda” para poder trabajar en el centro logístico de la firma de moda.
La joven musulmana señala que le preguntaron si se quitaría el velo. “Obviamente, les dije que no”, recalca. Volvió a su casa. “No sabía qué hacer, estaba en shock. Me sentí fatal”, indica. “Me sentí marginada, muy discriminada. Primero, me llamaron solo a mí entre todos los trabajadores. Me pareció una falta de respeto brutal. El velo no implica nada, ¿tapa acaso mi inteligencia, o lo que sé hacer? Cuando me vino a buscar mi pareja, me vio muy afectada. No me gustó el trato. No tanto por el encargado, sino porque iba mentalizada de que iba a trabajar, de que había encontrado un trabajo, iba contenta porque al menos algo es algo, pero no”.
Poco después de salir de los almacenes, se puso en contacto con la 'youtuber' Ramia Chaoui, quien la animó a denunciar. Se desahogó en un tuit, al que la empresa contestó por la tarde con una disculpa y asegurándole que estaban tratando de esclarecer el asunto. “Hola. ¡Sentimos mucho lo ocurrido! No es normal que te hayan [hecho] eso. Estamos averiguando quien [sic] fue responsable. Enseguida te contactamos con disculpas y explicaciones”, se puede leer en el mensaje.
Sin embargo, Lemoudden denuncia que varios días después, sigue esperado esa respuesta. “La empresa se ha puesto en contacto conmigo solo por Twitter, han pasado ya dos días y no me han dicho absolutamente nada”, recalca. Con quienes sí ha hablado es con la empresa de trabajo temporal. “La ETT me llamó disculpándose diciendo que ellos no sabían tampoco nada y que nunca antes les habían dicho algo del velo. He vuelto a ir a este jueves para hablar con ellos y se sienten fatal. Me han dicho que han intentado pedir explicaciones a Pimkie y no les responden”, sostiene.
Este medio se ha puesto en contacto con Temporing, la ETT, que ha confirmado haber hablado con la trabajadora pero ha declinado dar más detalles alegando motivos de protección de datos. Asimismo, ha intentado conocer la versión de Pimkie a través de varias vías, pero al cierre de este artículo no ha obtenido respuesta. Según publica el portal Salam Plam, desde el departamento de Recursos Humanos insisten en que los hechos “se están investigando” y niegan que exista una norma de empresa que prohíba los símbolos religiosos.
La joven afirma que tiene previsto tomar acciones legales contra la empresa. “He ido a la Policía Local y me han dicho que vaya a los Mossos d'Esquadra de Granollers y que ellos me expliquen a qué vía recurrir cuando les cuente mi caso”, sostiene. “Voy a denunciarles porque no es por mí, sino por mi prima, mi hermana o cualquier otra persona que lleve velo. Aunque no salga ganando, algo es algo. A lo mejor cuando tenga una hija, si decide también ponerse velo, porque es una decisión propia, no quiero que le pase lo mismo. Por eso voy a denunciar”, señala Lemoudden. Cuenta con un grado de gestión administrativa y sus planes, según indica, son retomar los estudios del grado superior en cuanto pueda.
Llevar velo, una barrera al empleo
Llevar velo se convierte para muchas mujeres que profesan la fe islámica en una barrera a sortear cuando quieren trabajar. En un informe reciente, la Agencia de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea (FRA) explicaba cómo “las restricciones al uso de ropa y símbolos religiosos en el trabajo o en los espacios públicos” continúan afectando “en particular a las mujeres musulmanas” en toda la UE. “Aunque la mayoría de los Estados miembros justifican este tipo de leyes con la intención de preservar la neutralidad, o como forma de facilitar la interacción social y la coexistencia, sigue siendo difícil alcanzar un equilibrio entre la libertad de religión o convicciones y otros fines legítimos en una sociedad democrática”, explicaba la agencia en el documento.
En marzo de 2017, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea concluyó que no es discriminatorio que una empresa prohíba a sus empleados el uso visible de cualquier signo político, filosófico o religioso. La decisión aludía a la “neutralidad” como elemento que puede justificar la prohibición de los símbolos. El tribubal afirmaba que imponer la obligación de quitárselos puede constituir una discriminación si ocasiona desventaja a una religión concreta, pero “puede justificarse objetivamente con una finalidad legítima” como la intención del empresario de seguir “un régimen de neutralidad”.
“Nos quieren solo como consumidoras”
Tras denunciar su caso, Lemoudden ha recibido numerosos mensajes de apoyo en Twitter, calificando el trato de “racista” y “discriminatoria”. “Nos quieren solo como consumidoras no como trabajadoras”, ha criticado Ramia Chaoui, quien desde su canal de Youtube trata de romper con los estereotipos que pesan sobre mujeres musulmanas como ella. “Este es un ejemplo, pero a diario se producen muchos. Al igual que yo muchísimas mujeres ejercemos distintas profesiones a la vez que usamos el hiyab y no supone ningún problema ni para nosotras, ni para los clientes o compañeros”, sostiene. “La sociedad española la integramos todos, compartimos distintos espacios a diario y el trabajo debe de ser uno más. Basta de querer invisibilizarnos y negar la diversidad que existe en cada uno de nosotros”, denuncia la 'youtuber'.
También hay quien ha exigido responsabilidades a la marca de moda. “Lo que debe hacer Pimkie es readmitirla en el trabajo en el cual no la aceptaron por llevar velo. No valen unas disculpas que se lleva el aire, hay que normalizar el hecho de trabajar con hiyab y no sentirnos discriminadas”, dice una usuaria que responde al nombre de Najima. “No, Pimkie, no es suficiente con pedir disculpas a Hanae. La empresa debe trasmitirla, disculparse formalmente con un comunicado, investigar responsable y sancionar, y formar/promover políticas internas de no discriminación”, ha señalado Sonia Andolz, profesora de Ciencia Política en la Universidad de Barcelona.
En la misma línea se han expresado desde Sos Racisme Catalunya, que aseguran que se encuentran “pendientes de la readmisión de Hanae y de la sanción a la persona responsable de esta discriminación racista”. “El derecho a la no discriminación está por encima de cualquier interés empresarial: se trata de un derecho fundamental”, agrega la organización antirracista.