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Radiografía humanitaria de Siria en el cuarto aniversario del comienzo de la guerra

Los niños son el colectivo más golpeado por la guerra de Siria / FOTO EFE

Hugo Domínguez

El año 2014 ha sido el peor de los cuatro que ha consumido ya la guerra de Siria. El más mortífero, con 76.000 muertes, y el más inseguro para la población civil, según apuntan varias ONG como Oxfam Intermón y Médicos del Mundo. Un conflicto armado que prendió en marzo de 2015 y que ha terminado conviertiéndose en la peor crisis humanitaria de nuestra era, tal y como denuncia la Agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR).

En los rescoldos quedan casi ocho millones de refugiados que han abandonado su hogar rumbo a los países vecinos asentándose en campos de refugiados que están al límite de su capacidad. Por su parte, los menores conforman el grupo más vulnerable  de una guerra que les ha privado de golpe del acceso a la educación. A la devastación se añade la pasividad de la comunidad internacional. Las organizaciones han alertado de que las donaciones solo alcanzan para cubrir la mitad de las necesidades.

Hacemos balance de los datos que han dejado cuatro años de guerra en Siria:

Víctimas mortales

Los fallecidos superan los 210.000, de los que 65.146 corresponden a civiles. Son los datos divulgados por el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos que sospecha que sus cifras se quedan cortas. Las organizaciones desplegadas en la zona hablan de una situación “alarmante” en un país que se enfrenta a “un futuro sombrío”.

Los heridos se elevan hasta los 10 millones de personas, si atendemos a los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que ha alertado del riesgo de la ausencia de medicinas y de la expansión de enfermedades. En los últimos 365 días han perdido la vida 76.000 personas, lo que convierte a 2014 en el año más mortífero en un conflicto “que se caracteriza por una violencia cruel que no distingue civiles de combatientes”, según Médicos Sin Fronteras.

Mínima atención sanitaria

“Las bombas cayeron de todas partes, y una de ellas me hirió la cabeza”. Estas palabras no provienen de un soldado, sino de un conductor de una ambulancia. Médicos Sin Fronteras ha descrito un panorama en el que escasea el personal médico, hay ataques a las misiones sanitarias (considerado crimen de guerra), a lo que se suma la odisea para conseguir una simple pastilla o una silla de ruedas.

“El sistema de salud en Siria está devastado. Conseguir atención médica vital es ahora prácticamente imposible”, cuenta a eldiario.es Teresa Sancristóval, responsable de la Unidad de Emergencias de MSF. La única asistencia sanitaria profesional que reciben las 300.000 personas está formada por cien médicos que malviven en la zona de Alepo controlada por los insurgentes. La esperanza de vida en Siria ha caído en más de 20 años, según la ONU.

Refugiados y desplazados internos

El incremento en el número de refugiados parece no tener tregua. Cada día que pasa es una diáspora de sirios que abandonan sus casas y atravesiesan la frontera en busca de un sosiego roto por las bombas y la metralla. En total, 3,9 millones de sirios intentan reiniciar sus vidas en El Líbano (1,1 millones), Jordania (618.000), Irak (225.000) y Egipto (137.000), países que han comenzado a adoptar una postura menos flexible debido al saturamiento de los campos de refugiados, al límite de su capacidad.

Abu Jibran, según un testimonio recogido por Oxfam Intermón, consiguió salir de Siria y ahora debería estar ingresado en un hospital por una enfermedad de corazón, pero el Gobierno jordano ha cortado el servicio sanitario gratuito a los refugiados.

“En el campo las condiciones no son buenas, me gustaría irme a un país europeo como Alemania o España”. En el país con más refugiados per cápita del mundo busca cobijo la palestina Khadija que sufre calamidades ante la falta de comida, la dificultad para encontrar trabajo, una de las quejas más repetidas por los refugiados, y la inseguridad reinante en el Líbano frente a la que se sienten desamparados.

El otro gran drama lo encarnan los desplazados. El 40% del censo sirio —casi ocho millones de personas— se han visto forzadas a dejar su hogar para huir a otro lugar pero sin pasar la línea fronteriza. “Viven hacinados en habitaciones compartidas con otros familiares o acampados en edificios abandonados”, denuncian desde Acnur. 4,8 millones de sirios que continúan en el interior del país se mantienen en lugares de difícil acceso para los cooperantes, incluyendo a 212.000 personas atrapadas, según la ONU, en las zonas sitiadas.

“La vida se ha vuelto insoportable, pero no puedo irme, ya que en Alepo tengo trabajo. La vida diaria está llena de miedo. No sabes en quién confiar, con quién puedes hablar. El crimen y el saqueo han aumentado”. Palabras de un sirio que persiste en su casa, recogidas por Médicos Sin Fronteras.

Descenso continuo de la ayuda humanitaria

“Después de años en el exilio, los refugiados ya agotaron todos sus ahorros y familias de clase media con hijos sobreviven a duras penas en la calle”, dice Antonio Guterres. Este alto comisionado de ACNUR critica que, aunque estamos ante la peor crisis humanitaria de nuestra era, no hay suficiente ayuda para responder “a las colosales necesidades”. Las ONG mantienen campañas para sensibilizar a la gente, pero sobre todo a los gobiernos occidentales, acerca de la importancia de no desatender este conflicto.

Las organizaciones denuncian la inacción de la comunidad internacional y del Consejo de Seguridad de la ONU ante el recrudecimiento del conflicto armado. Las ONG están ocupando el espacio que han dejado los países receptores y el resto del mundo, acondicionando los campos y proveyendo alimentos.

Oxfam Intermón sostiene que la financiación de proyectos humanitarios para ayudar a los sirios dentro y fuera del país ha bajado del 73% que calculan se necesitaría al 57% en el último año, a lo que han contribuido sonadas decisiones como la del Programa Mundial de Alimentos de la ONU que anulo el envío de víveres por falta de liquidez. Solo cinco de los 34 pasos fronterizos de Siria están abiertos al paso de convoyes humanitarios; en nueve el paso está restringido y los restantes están cerrados.

“Mientras el heroico personal humanitario arriesga su vida para proporcionar ayuda y servicios básicos, millones de sirios permanecen fuera de su alcance, no solo debido a los combates y al empeoramiento de la situación sino, también, a la falta de financiación y a los obstáculos burocráticos”, inciden desde la ONG. El escenario lo resume otro dato más: el 80% de la población siria es ahora pobre.

Desprotección de los niños

Los menores son las víctimas más vulnerables en esta guerra, reflexiona Unicef. El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos ha estimado que más de 8.500 niños han muerto en el conflicto, 2.000 de ellos menores de 10 años.

Es la llamada “crisis de los niños”, basada en el riesgo de caer en una generación perdida. La guerra está dejando profundas cicatrices en 5,6 millones de chavales en Siria, testigos directos de la violencia, la pobreza, la orfandad, y los ataques armados que tienen que esquivar. A esto se suma los dos millones de refugiados que llevan meses sin poder ir a la escuela, al tiempo que no reciben los nutrientes más básicos a consecuencia del descenso de las ayudas internacionales, según critican ONG como Save The Children o World Vision.

“Los niños sufren enfermedades diarreicas y deshidratación, y se han producido brotes de sarampión y polio. Además, son vulnerables a los abusos sexuales y a la explotación”, resume la organización World Vision. 5,6 millones de niños precisan de ayuda humanitaria; un 31% más que en 2013. “Los niños pequeños no conocen otra realidad que esta crisis, y luego serán ellos los que tendrán que reconstruirlo todo”, aseguran desde Unicef.

La indefensión de las mujeres ante la trata y los abusos

Las mujeres también está sufriendo especialmente los estragos de la guerra. Numerosas mujeres han sido interceptadas por redes de trata de personas y han sufrido abusos sexuales en manos de ambos bandos, según un informe de Human Rights Watch.

“Han enfrentado pérdidas de magnitud, y pese a ello persisten en su rol de activismo, asistencia, y labor humanitaria”, asegura la organización. En los campos de refugiados la imagen se repite: mujeres marcadas psicológicamente por la guerra tienen que sacar adelante a sus hijos sin la ayuda de un hombre que, o bien pereció en el conflicto, o continúa enrolado en algún bando.

La situación económica

La economía se ha derrumbado. Un estudio Syrian Centre for Policy Research (SCPR) indica que en los últimos cuatro la economía doméstica ha perdido unos 202.600 millones de dólares, (191.500 millones de euros) por culpa de la fuga de dinero y capital humano, la destrucción sistemática de infraestructuras. En consecuencia, el desempleo se ha disparado al 58%. “La gran mayoría de los sirios viven por debajo del umbral de la pobreza, luchando por tener acceso a alimentos básicos”, explican los autores del texto.

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