El relato de la tragedia de Melilla con el que la Fiscalía exculpa a Interior: “Los agentes no pensaron que existiera riesgo”
Ni los agentes vieron la avalancha durante la tragedia de Melilla ni detectaron el riesgo que vivieron los migrantes, a pesar de que el helicóptero que sobrevolaba la zona grabó durante dos minutos a los potenciales refugiados “aplastados” unos sobre otros “entre ambos recintos fronterizos”, según las conclusiones difundidas este viernes por la Fiscalía.
El Ministerio Público entendió que la actuación de los guardias fue proporcionada y pone en conocimiento de la Guardia Civil que varios agentes lanzaron piedras a los migrantes, por si existiera algún tipo de infracción disciplinaria.
Según la fiscal, que insiste en destacar en todo momento la “violencia” ejercida por los migrantes y justifica el uso de medios antidisturbios por parte de agentes marroquíes y españoles, no hubo ninguna actuación irregular por parte de la Guardia Civil. También avala las 470 devoluciones practicadas por España, a pesar de que reconoce que las personas retornadas a Marruecos procedían de países en guerra.
Este es el relato desarrollado por la Fiscalía en el decreto que exculpa a Interior de los hechos ocurridos el 24 de junio en la frontera de Melilla, que acabó con la vida de, al menos, 23 personas, según los datos oficiales de las autoridades marroquíes.
4:00 horas. Un grupo compuesto por alrededor de 2.000 personas comienza a descender del monte Gurugú. Tras cuatro horas de marcha, los migrantes alcanzan los primeros edificios de la zona conocida como Barrio Chino, próxima al puesto fronterizo, a las 8:04. Cuando se encontraban a unos metros del perímetro, el grupo se divide en dos grupos. Uno más pequeño intenta sortear la valla por el lado marroquí, pero el mayor número de migrantes se dirige al puesto fronterizo, donde surge “un enfrentamiento con las fuerzas de seguridad marroquíes” que “terminaron retrocediendo ante el elevado número de personas que conformaban el grupo”.
6:15 horas. Después del aviso realizado por las autoridades marroquíes, alertaron al Centro Operativo Complejo (COC), un dispositivo de la Comandancia de la Guardia Civil de Melilla, llega a la frontera. Inicialmente, el operativo “estaba compuesto inicialmente por 63 agentes” –aunque se irían añadiendo más hasta llegar a 121, de los que 24 pertenecían a la Policía Nacional–, según el relato de los hechos de la Fiscalía. Los guardias civiles, procedentes de distintas unidades, se distribuyeron en grupos en distintos puntos de la frontera.
8:15 horas. La mayor parte de los migrantes consigue adentrarse en el paso fronterizo de del Barrio Chino, a través del llamado “patio” de la zona marroquí “tras forzar las puertas de acceso al mismo”. Se trata del área donde, después del intento de salto, las autoridades marroquíes dejarán a cientos de personas amontonadas durante horas, como reflejan las imágenes difundidas desde el mismo día de la tragedia. Otros lo logran saltando el muro situado en el lado izquierdo del perímetro, coronado con una valla metálica.
8:20 horas. Esta alambrada se desploma cuando unas 50 personas se encuentran sobre ella, “provocando la precipitación de algunas de ellas desde una altura de aproximadamente cinco metros hacia la zona de Marruecos”. Los agentes, pertenecientes a distintas unidades, se colocan por grupos en distintos puntos de la valla.
En el patio del lado marroquí del puesto fronterizo, se congregan “entre 700 y 800” migrantes y refugiados. Algunas de ellas empiezan a intentar forzar la puerta metálica de seguridad que separan el lado marroquí del lado español de la frontera, en concreto las de color gris descritas en el hecho segundo. Para ello utilizan mazas y una radial. “Otros grupos de migrantes intentaban impedir la acción policial mediante el lanzamiento constante de objetos contundentes a los agentes marroquíes y españoles, tanto desde el suelo, como encaramados a las vallas y tejados de las instalaciones”. Durante cerca de media hora, los agentes marroquíes lanzan “botes de humo al interior del patio, desconociéndose el tipo y número de los mismos”. Los migrantes lanzan piedras, siempre según el relato de los hechos que hace la Fiscalía.
8:30 horas. Los agentes de la Guardia Civil que se hallaban en la zona del “intervallado lateral”, situado en el área paralela al patio marroquí (grupo A) utilizan material antidisturbios, “principalmente botes de humo” para evitar la entrada de migrantes a la zona española. “No consta que el empleo de botes de humo lanzados por los agentes españoles produjera invisibilidad total ni supuestos de asfixia entre las personas allí congregadas”, sostiene la Fiscalía en su escrito.
8:31 horas. Al menos dos de los agentes desplegados en esta zona, pertenecientes al equipo de antidisturbios de la Guardia Civil, “lanzaron varias decenas de piedras hacia los migrantes” que se encontraban encaramados a la valla. “Solo se advierte el impacto de una de las piedras en el costado de uno de ellos, sin que resulte acreditado la causación de lesiones”, indica el texto. Mientras, el grupo de guardias civiles ubicados en el “patio pequeño” de la zona española, justo al lado de la puerta donde posteriormente se producirá la avalancha, emplearon material antidisturbios, en concreto aerosoles de gas pimienta y de efecto niebla, hacia los migrantes que intentaban abrir la puerta que da acceso lado español del paso.
8:34 horas. El grupo de guardias civiles que se encuentran justo detrás de la puerta que los migrantes intentan derribar –donde se producirá la avalancha más dramática– se retira de su posición. Lo hace “ante la situación de riesgo para su integridad física por la alta agresividad de los migrantes hacia ellos que, reiteradamente, les lanzaban objetos”, explica la fiscal.
Varios agentes de la Guardia Civil sufrieron “fuertes impactos de objetos contundentes”. Uno de ellos “quedó semiinconsciente durante unos segundos” y otro “sufrió lesiones graves” que requirieron intervención quirúrgica.
8:41 horas. Los migrantes consiguen romper una de las puertas fronterizas de color gris. Dos minutos después, logran abrir la otra. Solo queda abierta de forma parcial. La “desesperación de los numerosos migrantes congregados en el patio marroquí por entrar en España, sumado al hecho de que las fuerzas de seguridad marroquíes estaban comenzado a entrar por la parte posterior del recinto, provocó una enorme presión en la zona de las puertas recién fracturadas”.
El momento clave
8:42 horas. Se produce una avalancha de cientos de personas que intentaban traspasar las puertas a la vez. Un número indeterminado de migrantes y refugiados quedan “amontonados y atrapados” y fueron “aplastados y pisoteados por otros que consiguieron pasar, saltando sobre los cuerpos apilados en las puertas”. De este momento clave solo existen dos minutos de grabación del helicóptero de las fuerzas de seguridad españolas. Según las declaraciones de los pilotos, “a partir de ese instante las cámaras centraron su atención en el punto por el que estaban entrando los migrantes a España”.
A pesar de que el helicóptero grabó las imágenes de la avalancha, la Fiscalía concluye que “ningún agente español de los que formaban el operativo en tierra pudo ver cómo se desarrollaron los hechos”. Esto va a ser clave para que el Ministerio Público exculpe de toda responsabilidad a los guardias civiles desplegados. “Debe reseñarse que de las grabaciones del dron desde las 08:30 hasta las 08:34 horas resulta que varios de los migrantes estaban intentando fracturar la puerta, pero no se aprecia que hubiera presión alguna por el resto que hiciera pensar en el resultado que finalmente se produjo”, sostiene el escrito. “En los audios grabados a partir de las 08:41 horas en ningún momento se aprecia urgencia o sensación de sorpresa, más allá de la mera información de que la puerta había sido fracturada y los migrantes estaban entrando en territorio nacional”. Por su parte, el decreto recoge que los miembros del Instituto Armado que manejaban el helicóptero “no pensaron que existiera riesgo para la integridad de los que allí se hallaban”.
El grupo de agentes que se encontraban en el “entrevallado” más próximo al lugar de la avalancha “tampoco tenía visión de la zona”, recalca. Según la fiscal, esto se debe al entramado de verjas que impide la visión, la distancia de unos 10 metros que les separaban de las puertas, la posición que ocupaban, “situados en un estadio más bajo de donde se hallaban concentrados los migrantes”; el gran número de personas acumuladas en el patio y “la circunstancia de llevar casco con visera y protegerse en todo momento con los escudos”.
8:43 horas. Los agentes de la Guardia Civil que se encontraban entre las vallas metálicas son avisados por radio de que las puertas han sido fracturadas y los migrantes estaban ingresando en territorio español. Tras ello, abandonan su posición, uniéndose al grupo de compañeros que se encontraba en los alrededores de la alambrada para frenar la entrada.
8:50 horas. El dispositivo de la Guardia Civil se traslada al punto de la valla por donde están intentando entrar decenas de migrantes y realiza “un cerco de contención” alrededor del puesto fronterizo, donde retienen a la mayor parte de las personas que logran saltar y pisar suelo español. Mientras un miembro de la Guardia Civil realizaba funciones de mediador, los agentes “utilizan sus defensas en diferentes momentos” y gases lacrimógenos contra los migrantes.
Dos migrantes que logran saltar el cerco e intentan adentrarse en territorio español “son reducidos por los agentes”, utilizando las porras. Los refugiados caen al suelo. La Fiscalía destaca en todo momento la “violencia” ejercida por los migrantes, mientras que justifica el uso de material antidisturbios por parte de los agentes.
9:11 horas. Cinco personas del grupo rodeado por la Guardia Civil en suelo español “sufren desvanecimientos”. Según describe la Fiscalía, “son recogidos por los agentes intervinientes”. Los guardias civiles se “enfrentan al resto de migrantes con sprays y protegiéndose con los escudos”. Estas personas no reciben asistencia médica de Cruz Roja ni del servicio sanitario de la ciudad. “Conforme a las declaraciones de los agentes actuantes y los informes aportados por estos, los migrantes que sufrieron aparentemente desvanecimientos o que cayeron al suelo al ser reducidos, fueron atendidos por miembros de la Guardia Civil con titulación sanitaria, al menos en primeros auxilios y soporte vital básico”, dice la Fiscalía, basándose en la información proporcionada por el Instituto Armado. “No requiriendo asistencia médica al margen de esa primera atención, por lo que fueron posteriormente entregados para su regreso en frontera”, añade la fiscal, dando por buena la versión de los guardias civiles.
Las devoluciones
9:30 horas. Gendarmes marroquíes subieron al tejado del puesto fronterizo español. Lo hicieron, según la Fiscalía, “con el consentimiento del responsable del operativo nacional, que ordenó que se les abriera la trampilla de acceso al mismo”. Los agentes españoles empiezan a devolver en caliente a los migrantes que entraron en Melilla.
Para acordar cómo realizar las devoluciones, el teniente coronel de la Guardia Civil, al mando del operativo, se entrevistó con la autoridad marroquí competente. Según la declaración del agente español, se pactó como lugar de entrega para el retorno de los migrantes “un punto de los pasillos techados del puesto fronterizo español, situado a unos dos metros de la entrada a Melilla”. Allí se encontraba un agente marroquí y un oficial de la Guardia Civil.
La Fiscalía toma por buena la versión del Instituto Armado, que choca con las conclusiones del Defensor del Pueblo y Acnur en relación a los “rechazos en frontera” practicados el día de la tragedia. Según el teniente coronel, las devoluciones se realizaban “de manera individual, comprobando el citado agente español que en ninguno de los migrantes concurría causa de exclusión del rechazo”. También ·afirmó haber comprobado, caso por caso, que la persona rechazada estaba consciente, orientada, era varón y aparentemente mayor de edad“. Este medio ha hablado, sin embargo, con dos sudaneses devueltos a Marruecos aquel día que aseguraban ser menores de edad. Además, las personas retornadas provenían de países en conflicto, según reconoce la propia Fiscalía. Esta situación debería haber evitado su retorno, en base a lo establecido por la Convención de Ginebra.
La fiscal argumenta que, en este momento, “ni el teniente coronel responsable del operativo ni el resto de los agentes actuantes conocieron en ese momento la tragedia acaecida en las puertas fronterizas, ya que los agentes marroquíes no les informaron y ellos, como se ha expuesto anteriormente, no habían sido testigos de los hechos”. Por ello, el decreto concluye que, “los agentes españoles procedieron a los rechazos sin tener constancia de lo que había sucedido, las circunstancias del incidente donde se produjeron los fallecimientos ni los hechos posteriores a los mismos”.
13:30 horas. Según sostiene el agente al mando del operativo, el teniente coronel fue informado por las autoridades de Marruecos de que se habían producido fallecimientos. Cuando los agentes españoles accedieron al interior del puesto fronterizo, en concreto a la zona de las puertas rotas, “el lugar se hallaba completamente despejado, no encontrándose en su interior migrante alguno ni los cuerpos de los fallecidos”. Allí habían muerto, al menos, 23 personas.
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