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Gráfico: Las rutas mortales de inmigrantes sin papeles hacia las costas europeas

La agencia de Naciones Unidas para la ayuda al refugiado (ACNUR) hace anualmente un intento de recoger datos sobre la llegada “irregular” de inmigrantes a las costas europeas. Miles de personas cada año se lanzan al agua en embarcaciones de todo tipo. En muchos casos, la travesía acaba con la muerte de los tripulantes, enrolados en una experiencia muchas veces sin la suficiente información y estimulados por patrones que se ganan la vida con estos arriesgados viajes. Los datos de ACNUR son solo estimaciones, pero ayudan a comprender un fenómeno dramático desde un punto de vista humanitario. En este primer gráfico, se observa cómo el recrudecimiento de la crisis en los países del sur de Europa ha coincidido con una bajada en la cantidad de embarcaciones llegadas a sus costas. La excepción la rompe un súbito aumento de llegadas en Italia en 2011 cuando comenzaron las protestas de la llamada Primavera Árabe que en el caso de Libia y la intervención de la OTAN derivó en una crisis migratoria. Uno de los momentos más trágicos de aquella estampida provocada por la guerra civil que acabó con el régimen de Gadaffi fue el abandono por parte de buques de la OTAN de una patera que iba a la deriva con decenas de personas a bordo.

La huida de personas del este de África hacia el norte del continente para conseguir cruzar hacia Europa casi siempre se identifica con un anhelo por pisar El Dorado europeo. Sin embargo, en muchas ocasiones, la motivación está en el origen de la huida y no en el destino: Yemen supera desde hace años a las costas del sur de Europa como lugar donde más embarcaciones de inmigrantes llegan. Decenas de miles de eritreos huyen de Somalia a través del Golfo de Adén hacia un país tan inhóspito para el emigrante como Yemen, donde organizaciones como Médicos sin Fronteras intentan paliar la dramática situación a la llegada, casi siempre a zonas de dunas y desierto. Este es, según relatan las víctimas de la travesía y confirman los cooperantes que les atienden al llegar, uno de los viajes más duros de la emigración africana. Barcos de pesca atestados de personas, prácticamente apiladas dentro de las bodegas de guardar pescado, que navegan durante días hasta cruzar entre zodiacs de piratas somalíes y buques de guerra occidentales que protegen a sus pesqueros.

Todos estos gráficos calculan el número de personas que llegan. Imposible saber cuántos se quedan por el camino. ACNUR estima, por ejemplo, que en 2012 murieron unas 1.500 personas que intentaban llegar a Grecia.