Este martes se cumplen cinco días desde que el pesquero de Santa Pola (Alicante) 'Nuestra Madre Loreto' rescatara a 12 migrantes de una muerte segura a 80 millas de Libia. El tiempo pasa lento en altamar y la incertidumbre sobre el futuro de estas personas se dispara. El anuncio de las negociaciones entre el Gobierno de Pedro Sánchez y Libia para la devolución de estos diez hombres y dos menores al país vecino ha generado inquietud entre los 13 marineros del buque de bandera española, que salió a faenar desde la costa alicantina a mediados de septiembre.
“Desembarcarlos en Libia sería peligroso porque se negarían”, afirma el segundo patrón de la embarcación, Vicente Sempere, en una conversación telefónica con eldiario.es. Libia no es considerado un puerto seguro por los numerosos abusos documentados contra la población migrante en el país.
“Lo que quieren es que se les garantice la llegada a un puerto donde les dejen entrar”, añade Ángel Luchoro, representante de la Cofradía de Pescadores de Santa Pola. De momento, Italia y Malta, los dos países más próximos –sin contar Libia– ya han rechazado acogerlos, según afirmó este lunes el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell.
“Ni Italia, ni Malta, pero tampoco España, parecen querer hacerse cargo de ellos”, señala Sempere, quien no oculta su malestar con el Ejecutivo. “No parece que estén muy interesados por esta personas ni por nosotros tampoco”, critica. “Si ahora llamo y les digo que hemos avistado una patera con lingotes de oro, ¿a que no tardan ni diez minutos en enviarnos ayuda?”, sostiene. En sus 13 años navegando por las aguas del mar Jónico asegura que se han topado “muchas veces” con barcos españoles y de otras nacionalidades europeas que les han preguntado si han avistado pateras. “¿Dónde están esos barcos ahora?”, apunta.
Los rescatados, de diferentes nacionalidades como Egipto, Nigeria, Sudán, Somalia y Senegal, entre otras, están “bien pero incómodos” en un espacio reducido de unos 20 metros de eslora, asevera el segundo patrón del pesquero. “Son personas, no animales, y aquí están como pueden”, explica. Con edades comprendidas entre 16 y 30 años, esta docena de hombres pudo recibir atención médica el pasado sábado de la mano del barco de rescate de la ONG Proactiva Open Arms, que se encontraba cerca.
Sin embargo, después de proporcionarles mantas y comida, tuvieron que marcharse al puerto de Zarzis, en Túnez, donde permanecen desde este lunes repostando y resguardándose del temporal, que ha empezado a ganar intensidad en la noche de este lunes en las aguas internacionales donde se encuentra el pesquero español. Se trata de una tormenta que, en principio, no reviste gravedad, asegura el pescador Sempere. Sí que muestra preocupación, no obstante, porque en una semana se quedarán sin víveres ni agua y, sobre todo, por el desgaste emocional que pueden padecer tanto la tripulación como las personas rescatadas.
“Libia no es un puerto seguro para nadie”
El jefe de misión de Proactiva Open Arms, Riccardo Gatti, que participó en el operativo de ayuda al barco pesquero, también ha criticado la decisión del Gobierno español de negociar con las autoridades libias el desembarco de los 12 migrantes. Recuerda que en caso de producirse la devolución, España estaría incumpliendo la Convención de Ginebra y las convenciones internacionales sobre entrega de personas en un lugar seguro. “Libia no lo es”, insiste una vez más, y apunta que tanto el Ejecutivo español como el pesquero “acabarían respondiendo ante la Justicia”.
El delegado del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Juan Carlos Fulgencio, sostuvo este lunes que las personas del buque santapolero podrían acabar “desembarcando en puerto libio seguro”. Pero Libia no se considera un lugar seguro para desembarcar a migrantes rescatados, tal y como ha reconocido la propia Justicia italiana o la Comisión Europea, y como recuerdan las organizaciones humanitarias cada vez que finalizan una operación de salvamento en aguas del Mediterráneo y se encuentran con el cierre de los puertos de Italia.
Distintas organizaciones han denunciado los abusos que sufren las personas que tratan de embarcarse en una patera para llegar a las costas de Europa, entre ellas palizas, extorsión, torturas o violencia sexual. El Open Arms ha documentado cómo, entre los 12 migrantes que atendieron el sábado, encontraron “marcas de torturas y de hacinamiento, con sarna en estado muy avanzado”, asegura Gatti.
La ONG española ha desempolvado, además, las recomendaciones del Ministerio de Exteriores a través de su web donde informan que “debido a los recurrentes y graves problemas de seguridad, se desaconseja el viaje a Libia”. “Libia no es un puerto seguro para nadie”, relata el mensaje de la organización “Eso sí, si eres marino, pescador o náufrago sí puedes ir al país donde se evacuaron a los diplomáticos incluso al embajador italiano. ¿A qué puerto seguro mandan a Nuestra Madre de Loreto?”, agregan.
Experiencia en otros rescates
El pesquero Nuestra Madre de Loreto ha protagonizado, con el del pasado jueves, tres rescates en altamar. El primero fue en junio de 2007, cuando rescató, a 90 millas de Libia, a 26 migrantes, uno de ellos ya fallecido. En noviembre de ese mismo año, se toparon con un joven flotando en el agua que viajaba con otras tres personas en un pequeño bote de vela que hallaron horas más tarde.
Un año después, el patrón del pesquero, Pascual Durá, recibió la Alta Distinción que concede la Generalitat con motivo del 9 d'Octubre, Día de la Comunidad Valenciana. En la ceremonia, Durá manifestó que “sin duda, volvería a hacerlo”. Y lo ha vuelto a a hacer.