Del primer al segundo Aquarius: dos meses de soluciones diferentes a cada rescate en el Mediterráneo

Entre la primera y la última negativa de Italia a permitir el desembarco del buque de rescate pasaron justo dos meses, marcados por el mayor control de las patrulleras libias, con el apoyo financiero y técnico de la UE, y el aumento de las muertes en el Mediterráneo. También, por la situación de “estancamiento” en la que queda cada barco que rescata a personas el peligro en el mar, sobre todo de las ONG con misiones de salvamento, lo que ha desatado duras críticas de la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur).

“Es incorrecto, peligroso e inmoral dejar a los barcos de rescate vagando por el Mediterráneo mientras los Gobiernos compiten por tomar la menor responsabilidad”, ha dicho Filippo Grandi, alto comisionado de Acnur.

Desde 'el primer Aquarius', las labores de salvamento en el Mediterráneo se han convertido en un constante tira y afloja, principalmente entre Italia y Malta, para dar una respuesta a quienes se acababan de jugar la vida en el mar tras escapar de abusos de todo tipo en Libia. El más reciente, el de una patrullera italiana con más de 170 migrantes que ambos países se niegan a dejar atracar en sus puertos.

En estos meses, a cada rescate le han seguido varios días en punto muerto, y cada uno ha tenido un final diferente en función de la voluntad de los Estados, con quienes las organizaciones han pasado a negociar, de forma individual, cada solicitud de puerto seguro. Los desenlaces han tenido como escenario Valencia, La Valeta, Pozzallo o Algeciras.

Como resultado, la incertidumbre ha teñido el final de cada operación de salvamento, no solo de las organizaciones humanitarias, también de buques militares o mercantes, que hasta el momento habían sido coordinadas por los guardacostas italianos. Las ONG han optado por diferentes estrategias para seguir en el mar, como prolongar sus días de misión –en el caso de Proactiva Open Arms–. Otras, como Sea Watch, permanecen atracadas ante las trabas burocráticas y lo impredecible que se ha vuelto para las ONG poder atracar en un puerto. Aunque no se dan por vencidas, los obstáculos las obligan a alejarse durante días de la zona de rescate.

El destino final de los rescatados también ha dependido de cada decisión política: unas veces tratados de forma excepcional en un solo país; otras, como cualquier otro migrante llegado de forma irregular, y otras más, reubicados en diferentes países comunitarios, como ha ocurrido con los últimos rescatados por el Aquarius, que desembarcaron en Malta el pasado miércoles.

Esta última solución ha sido aplaudida por Acnur, que ha reclamado a los Gobiernos europeos que lleguen a un acuerdo que “proporcione claridad y predictibilidad” sobre dónde pueden atracar los barcos tras efectuar un rescate.

Lo mismo ha defendido el Ejecutivo español, cuya intención es que este acuerdo se “transforme” en una “fórmula de coordinación estable” que pueda mantenerse en el tiempo, y no sea “solamente una respuesta para salir al paso”, en palabras de la vicepresidenta Carmen Calvo, quien confió en que este “camino trazado” continúe en la cumbre informal sobre inmigración que se celebrará el 20 de septiembre en Austria. Desde la UE también se celebró el acuerdo y se recalcó que es necesario lograr “soluciones sostenibles” en el futuro. “No podemos confiar en arreglos 'ad hoc”, dijo el comisario europeo, Dimitris Avramópulos.

Estas son las diferentes decisiones que se han tomado en los dos últimos meses ante el rescate de cientos de personas en peligro en el mar:

10 de junio. Aquarius, 629 personas a bordo. Puerto: Valencia

La solución al primer rechazo de Italia al buque Aquarius no se demoró mucho: al día siguiente, el Gobierno español aceptó la propuesta del alcalde de Valencia y dio instrucciones para recibir a los 630 rescatados en la ciudad. Tenían por delante más de 700 millas y trataron de evitarlo por los riesgos que conllevaba, pero finalmente, se vieron obligados a dirigirse a Valencia junto a dos naves italianas. En tierra les esperaba, después de una semana en el mar, un operativo sin precedentes para darles la bienvenida. Los ocupantes recibieron un permiso excepcional de 45 días que les permitió descansar de la larga travesía y regularizar su situación en función de sus circunstancias particulares.

10 de junio. Guardacostas italianos, 937 personas. Puerto: Catania

Horas después del rechazo al Aquarius, el Gobierno de Italia sí permitió el desembarco de una nave con 937 personas rescatadas, esta vez de los guardacostas italianos. Llegaron tres días después al puerto de Catania, Sicilia. Se confirmaba así su pulso contra las ONG.

12 de junio. Buque militar Trenton, 41 rescatados. Puerto: Pozzallo

Dos días después del cierre de puertos italianos, la nave Trentón, de la marina de EEUU, rescató a 41 personas de un naufragio frente a las costas de Libia y localizó al menos 12 cuerpos sin vida que fueron dejados en el mar. El buque alertó por radio al barco de la ONG Sea Watch, que pidió permiso a Italia para trasladar a los migrantes, pero no hubo respuesta. Tras tres días esperando órdenes, el barco militar recibió la autorización para trasbordar a los rescatados a un barco de los guardacostas italianos. Después de una semana en el mar, llegaron al puerto siciliano de Pozzallo.

21 de junio. Lifeline, 234 personas. Puerto: La Valeta

“Estos desgraciados han cargado su cantidad de carne humana”, dijo Salvini, en referencia a una ONG alemana, Lifeline, que acababa de rescatar a 234 personas. La historia sonaba similar: la negativa de Malta e Italia, seis días en el mar, mal tiempo y un buque que superaba su capacidad máxima. La respuesta fue distinta. Después de días de versiones contradictorias dentro del Gobierno italiano, que amenazó con requisar el barco, el primer ministro maltés dio permiso al Lifeline para acceder a sus puertos tras alcanzar un acuerdo para repartir a los solicitantes de asilo entre varios países europeos: Irlanda, Italia, Luxemburgo, Portugal, Francia, Bélgica, Noruega y Holanda. La nave quedó incautada en la isla y el capitán se enfrenta a un juicio por presuntas irregularidades en el registro, algo que la ONG niega.

30 de junio. Open Arms, 60 personas. Puerto: Barcelona

El 30 de junio, la ONG española Proactiva Open Arms, socorrió a 60 personas en aguas del Mediterráneo central, tal y como contó eldiario.es a bordo del barco. La ONG catalana ya se dirigía a aguas españolas después de varios días de misión, y ante el rechazo de Salvini, pusieron rumbo a Barcelona. Cuatro días después, sus ocupantes desembarcaron en la ciudad condal, que había preparado un dispositivo con atención sanitaria, jurídica y alojamiento. En esta ocasión, sin embargo, iban a recibir un permiso de 30 días, al que el Gobierno acabó cediendo tras la petición de la Generalitat y el Ayuntamiento.

10 de julio. Mercante Vos Thalassa, 67 personas. Puerto: Trapani

Con mayores y menores trabas, hasta ese momento Italia había permitido el desembarco de los rescatados por las embarcaciones que no fueran de ONG. Esta vez, dio un paso más y prohibió atracar a un barco privado que rescató a 67 personas. Desde Roma se había ordenado llevarlos a Trípoli para ser devueltos a las patrulleras libias, lo que motivó la protesta de los rescatados y desencadenó una ola de ataques por parte de Salvini: “Tendrán que salir de la nave esposados”. Fueron trasladados a una patrullera de los guardacostas italianos, pero el Gobierno también vetó temporalmente su desembarco. Después de tres días de espera, atracaron en el puerto siciliano de Trapani.

13 de julio. Frontex y nave italiana, 450 personas. Puerto: Pozzallo

450 personas se encontraban a la deriva en una barcaza cerca de las islas de Lampedusa y Linosa cuando el Gobierno italiano volvió a pasar la pelota a Malta y rechazó hacerse cargo de su rescate. Finalmente, cedió y fueron trasladados a una nave de la Guardia Finanza italiana y otra de la Agencia europea de fronteras (Frontex), pero, de nuevo, vino la espera. En esta ocasión, el Ejecutivo italiano optó por pedir a varios países europeos que se hicieran cargo de los rescatados. Cinco se mostraron dispuestos a acogerlos: España, Alemania, Francia, Malta y Portugal, con 50 migrantes cada uno. Tras dos días de bloqueo en alta mar, los rescatados pudieron pisar tierra firme en Pozzallo.

14 de julio. Petrolero Sarost 5, 40 personas. Puerto: Zarzis (Túnez)

Fueron rescatados el 14 de julio y pasaron 17 días bloqueados en el mar a la espera de que algún país les permitiera desembarcar. Son los 40 migrantes cuya patera fue auxiliada en aguas internacionales por el petrolero Sarost 5 siguiendo las órdenes de las autoridades tunecinas. Desde entonces, pasaron más de dos semanas a la espera de indicaciones tras ser rechazado por Italia y Malta. También entró en escena Túnez, que llegó a negar la asistencia del barco Open Arms después de permitirle entrar en sus aguas. Finalmente, desembarcaron en el puerto tunecino de Zarzis.

17 de julio. Open Arms, una persona y dos cadáveres. Puerto: Palma

El 17 de julio, el Open Arms logró rescatar a una mujer, Josefa, entre los cuerpos sin vida de dos de sus compañeros de viaje, otra mujer y un niño, en aguas del Mediterráneo. La ONG denunció que habían sido abandonados por las patrulleras libias, que habían acudido a interceptar el bote neumático en el que trataban de llegar a Italia. Salvini acusó a la organización de “mentir e insultar” y esta decidió pedir puerto a las autoridades españolas al asegurar que ni Libia ni Italia “eran países seguros”. El Gobierno autorizó el desembarco en Palma, adonde llegaron después de cuatro días de viaje. Sin embargo, esta vez la superviviente no contaba con un permiso temporal de estancia legal antes de atracar en tierra firme, como sí recibieron los rescatados del Aquarius y el Open Arms en las ocasiones anteriores: la policía lo decidiría in situ tras identificar a la mujer y hablar con ella.

2 de agosto. Open Arms, 87 personas. Puerto: Algeciras

Tras regresar al Mediterráneo, la ONG catalana rescató a 87 personas hacinadas en un bote en el que llevaban dos días a la deriva. El Open Arms permaneció dos días esperando a que se le asignara puerto de destino, pero el Gobierno italiano volvió a rechazar acoger el barco. Finalmente, el Ejecutivo español, Estado de bandera de la embarcación, les asignó su nuevo rumbo, lejos de otros puertos más próximos como Barcelona o Valencia: Algeciras. Esta vez, los ocupantes no recibieron ningún permiso excepcional y se les aplicó el mismo protocolo que para todos los migrantes que llegan diariamente en pateras a las costas andaluzas.

10 de agosto. Aquarius, 141 personas. Puerto: La Valeta

Dos meses después de su último rescate, el Aquarius localizó dos pateras y salvó 141 vidas a 25 millas de Libia. Como la primera vez, la negativa de las autoridades de Malta e Italia volvió a dificultar el atraque en su territorio. Lo que sí cambió esta vez fue la postura de España, que optó por decir que “no era el puerto más seguro por no ser el más cercano”. También fue distinto el desenlace: después de tres días, Malta asignó un puerto seguro. La solución para el Lifeline se repetía: seis países habían llegado a un acuerdo para repartirse a las personas rescatadas. Alemania, España, Francia, Luxemburgo, Portugal y, luego, Italia fueron los países que participaron. Se espera que los migrantes comiencen a ser reubicados en los próximos días. Quienes lleguen a España sí contarán esta vez con un permiso temporal, según indicó Calvo.