El presupuesto para cooperación de los países europeos ha caído por primera vez desde 2012. El año pasado, los Gobiernos de la Unión Europea destinaron algo más de 72.000 millones de euros a ayuda al desarrollo (AOD), casi un 3% menos que en 2016, según el último informe AidWatch, de CONCORD, la confederación europea de ONG para el desarrollo.
El estudio, que cada año analiza los datos oficiales de los fondos de cooperación al desarrollo de la UE, recoge que los mayores recortes se produjeron en España, con un 45% menos en 2017. Le siguen las instituciones comunitarias, Austria y Hungría, que redujeron su aportación en torno al 30%.
Un total de 15 países disminuyeron sus fondos, frente a 11 que sí mejoraron su contribución, entre ellos, Croacia, Francia, Malta, Portugal y Rumanía la aumentaron entre un 15 y un 20%, de acuerdo con el documento, publicado este miércoles, con motivo de la Semana contra la Pobreza.
Según la red de ONG, la caída se debe, en gran medida, al descenso del dinero destinado a la atención de las personas refugiadas acogidas dentro de las fronteras de la UE, un 10% menos que en 2016, y de las operaciones de cancelación de deuda, que se redujeron un 82%.
Una ayuda “inflada y desviada”
La tendencia de los Gobiernos europeos de incluir partidas que no tienen como destino la lucha contra la desigualdad en países empobrecidos en sus cifras de ayuda al desarrollo ha sido denunciada en numerosas ocasiones por CONCORD. Es lo que denominan la “ayuda inflada”, que, a pesar de disminuir, continúa representando el 19% del presupuesto de cooperación de la UE, unos 14.000 millones de euros. En 2016, los países europeos inflaron sus cifras de ayuda un 22% con este tipo de partidas.
Aquel año, la ayuda europea “se infló significativamente” debido a la operación española de condonación de deuda histórica con Cuba, lo que disparó las cifras de AOD en nuestro país. A esto se debe, principalmente, el recorte registrado por CONCORD en el caso de España. Por otro lado, la disminución del número de llegadas de refugiados a muchos países europeos, según el informe, ha provocado a una reducción del 10% de los fondos destinados a la acogida. Estos representaban más del 50% de la AOD de los países europeos en 2016.
“La disminución de los volúmenes de ayuda de la UE pone de manifiesto una de las principales deficiencias del sistema de ayuda: permite a los países donantes declarar lo que gastan en su propio país, lo que es contrario a cualquier sentido común sobre la ayuda internacional. La UE debe apoyar a los refugiados y a los solicitantes de asilo con su propio presupuesto nacional”, asegura Luca De Fraia, experto de ActionAid Italy.
Asimismo, los autores destacan otra de las tendencias que ha seguido la ayuda europea, “cada vez más instrumentalizada”, dicen, para gestionar los flujos de migrantes que llegan a la UE. Por un lado, denuncian su desvío a países empobrecidos “para detener la migración en lugar de reducir la pobreza” y, por otro, “condicionar” los fondos al cumplimiento de acuerdos “que impulsan el control de fronteras y políticas de devolución”.
“Durante varios años, el control de la migración, la securitización y las inversiones del sector privado en los países donantes han absorbido los objetivos de desarrollo, inflando progresivamente el nivel de ayuda declarado. Esto implica que cada vez se dedican menos recursos de la UE a la erradicación de la pobreza y al desarrollo sostenible mundial”, recalca De Fraia.
En 2017, la UE y sus 28 Estados miembros siguieron siendo el mayor donante del mundo. El año pasado se incrementaron un 4% los fondos destinados a los Estados más empobrecidos (Países Menos Adelantados, PMA), que habían estado disminuyendo desde 2013, de acuerdo con el estudio.
Sin embargo, los países de la Unión Europea aún están lejos de cumplir el histórico compromiso de invertir el 0,7% de su renta en cooperación al desarrollo. En total, la media de la ayuda europea se situó en el 0,49%. Con el ritmo actual, CONCORD estima que se necesitarían 40 años más para lograr esta meta. El año pasado, solo cuatro Estados miembros la superaron: Dinamarca, Luxemburgo, Suecia y Reino Unido. También lo hizo Noruega.
España, lejos de la media europea
España, sin embargo, sigue a la cola de la cooperación en Europa, con una ayuda que cae del 0,33% de la Renta Nacional Bruta (RNB) en 2016 –debido a la operación de cancelación de la deuda con Cuba– al 0,19% ejecutado en 2017. Estas cifras colocan a España en el puesto 14 de los 28 Estados Miembros, y solo por delante de Grecia en el grupo UE-15. Este año, según el informe presentado por el Gobierno español, está presupuestado que la AOD española alcance el 0,22% de la RNB prevista.
“Volvemos a ponernos en el furgón de cola en esfuerzo de ayuda, por detrás de países como Malta y Portugal y muy alejados de la media”, recalca Carlos García Paret, de la Coordinadora española de ONGD en declaraciones a este medio. España se llevó otro batacazo en la última edición del Índice de Compromiso con el Desarrollo, que colocaba a nuestro país en el puesto número 16, cuatro menos que el año pasado, en esta clasificación que compara a los 27 países más ricos del mundo.
CONCORD recuerda las tareas pendientes de España para recuperarse de años de recortes en un momento en el que organizaciones como Oxfam Intermón han criticado que no se haya dedicado más dinero a cooperación en el acuerdo de presupuestos alcanzado entre el Gobierno y Podemos, a pesar de que todos los grupos parlamentarios se comprometieron a alcanzar el 0,4% de la renta a finales de la legislatura.
“Las negociaciones actuales sobre presupuestos no están recogiendo este compromiso. España es una excepcionalidad entre los países de su entorno y en el club de donantes. Los presupuestos de 2018 y las perspectivas actuales para los de 2019 no van a sacar a España de esta excepcionalidad. Esto cuestiona el deseo de recuperar liderazgo internacional que el Ejecutivo ha anunciado”, sentencia el responsable de incidencia política de la red de ONG españolas.