Los ministros europeos de Interior insistirán este viernes en que Grecia debe reforzar los controles en sus fronteras exteriores y evaluarán si pedir a la Comisión Europea (CE) que dé los pasos necesarios para extender hasta los dos años la reintroducción temporal de controles internos en la zona Schengen.
Varios Estados miembros como Alemania, Austria y Suecia ya han reinstaurado controles temporales internos en sus fronteras por la crisis humanitaria de refugiados, una opción prevista en el código de fronteras Schengen para casos excepcionales en los que exista una amenaza grave para el orden público o la seguridad interior.
En principio, estos controles no deberían alargarse más de seis meses, es decir, hasta la próxima primavera.
Sin embargo, las normas de Schengen también contemplan la posibilidad, como último recurso, de ampliar esos controles hasta un máximo de dos años cuando se detecten “deficiencias graves persistentes” en la gestión de las fronteras exteriores de un país miembro que pongan en riesgo el funcionamiento del área de libre circulación.
Este país es Grecia, según la UE. En la actual crisis humanitaria de refugiados, Grecia se ha convertido en la principal vía de entrada a Europa para los refugiados y migrantes que no pueden acceder de manera legal al continente. La ruta del Egeo, aunque peligrosa, es menos arriesgada que la del Mediterráneo central hasta Italia.
La mayoría de los que llegan al país heleno son refugiados. Según los datos de Frontex hasta octubre, de las 581.640 entradas irregulares registradas en Grecia, unas 389.000 eran de ciudadanos sirios, que huyen de una guerra civil que ya supera los cuatro años. Les siguen los afganos y los iraquíes.
La presidencia luxemburguesa de turno de la UE propondrá este viernes a los Veintiocho que inviten a la CE a explorar esta opción, aunque por ahora no se sabe si este movimiento es una mera estrategia de presión a Grecia o si realmente podría llegar a aplicarse.
Esta posibilidad de último recurso fue incluida en el código de fronteras de Schengen en su revisión de 2013, pero hasta ahora nunca se ha utilizado, y en la práctica supone impedir la libre circulación en el área sin fronteras interiores, aunque solo sea en una parte y con carácter temporal.
Qué pasos requiere la suspensión de Schengen
La Comisión presentará el próximo 15 de diciembre un conjunto de medidas sobre la gestión de los flujos migratorios y la llegada de solicitantes de asilo, en el que podría incluir la cuestión griega, pero por el momento rehúsa confirmar que vaya a ser así, y se limita a decir que aún falta mucho para llegar a ese escenario.
En efecto, antes de dar ese último paso la Comisión tendría que evaluar el caso griego para determinar si el problema en sus fronteras se debe al incumplimiento de sus obligaciones por parte de las autoridades helenas. Si así fuera, el ejecutivo comunitario debería sugerir formalmente al país medidas específicas para resolver la situación.
Pasados tres meses, si el país ha desoído las recomendaciones comunitarias y las deficiencias persisten, la Comisión podría recomendar al Consejo activar ese último procedimiento para circunstancias excepcionales (el de los dos años de suspensión), recogido en el artículo 26 de Schengen, que posteriormente tendrían que aprobar los Veintiocho.
Las complicaciones para llegar a ese último recurso y la falta de antecedentes alimentan la duda sobre si todo será un “farol”, como apuntan algunas fuentes comunitarias, o si estamos a las puertas de un retroceso histórico en el espacio de libre circulación.
Grecia cede soberanía al control europeo
Por el momento, Grecia ha movido ficha ante las críticas y amenazas de Europa debido a su gestión de fronteras. Esta semana, cundía en los medios la amenaza de los 28 de suspender a Grecia de Schengen (una opción inédita y de dudosa legalidad) si no activaba el mecanismo de protección civil europeo y daba más peso a la agencia europea de fronteras Frontex para frenar la llegada de refugiaodos. Este jueves, el gobierno griego anunció que llevará a cabo las medidas que le había sugerido la CE.
Atenas decidió activar el mecanismo de protección civil, desplegar la semana que viene una operación de Frontex en su frontera terrestre con Macedonia y solicitar la intervención de los llamados equipos de intervención rápida (RABIT) para contar con el apoyo de guardias fronterizos de otros Estados miembros en las islas del mar Egeo.