VÍDEO | Familias de refugiados con niños, encerradas y “durmiendo sobre palés” en un centro griego
[Vídeo grabado y editado por el activista Benjamin Julian y cedido a eldiario.es]
Varios refugiados y migrantes se acumulan tras la alambrada de uno de los centros de refugiados convertidos en campo de detención tras la entrada en vigor del pacto UE-Turquía. Familias enteras, con decenas de niños, denuncian las condiciones en las que se encuentran encerradas en el antiguo 'hotspot' de la isla de Quíos. “Queremos salir de aquí. Tengo a mi mujer en Alemania. Aquí hay gente mayor, niños... Sin cobijo, sin mantas. Tienen frío. Aquí hay niñas y niños de dos y tres meses no tienen leche que comer”, dice un hombre tras la alambrada que les impide salir al exterior.
El vídeo cedido a eldiario.es, grabado por el activista independiente Benjamín Julián a las puertas del antiguo hotspot de la isla de Quíos, muestra la desesperación de decenas de refugiados y migrantes llegados a la costa griega tras la entrada en vigor del acuerdo UE-Turquía. La puesta en marcha del pacto, que pretende devolver a territorio turco a todos ellos, ha provocado también la transformación de los centros de registro de refugiados en campos de detención. En esta isla denuncian condiciones indignas, como verse forzados a dormir sobre palés, no tener acceso a “comida suficiente”, mantas ni tarjetas telefónicas para hablar con su familia.
La Comisión Europea insiste en que solo serán alojadas en “centros cerrados” aquellas personas que no soliciten protección internacional o cuya petición sea rechazada, pero la teoría se diluye a la hora de llevarla a la práctica. Según aclaran fuentes humanitarias a este medio, salvo excepciones, muchas de las personas recién llegadas de forma irregular a Grecia están siendo encerradas, aunque quieran solicitar asilo. Es en esos centros donde los recién llegados pueden pedir protección internacional y, si su solicitud es admitida a trámite, serían enviados a centros “abiertos”.
Después de documentar la situación de los refugiados en Chios, el activista Benjamín Julián asegura a eldiario.es que en el interior del centro “hay gente que quiere pedir asilo y no puede porque la policía del centro no sabe cómo aplicar el nuevo procedimiento”. La televisión pública holandesa, que ha podido acceder al campo, ha confirmado que en su interior había refugiados sirios.
En este sentido, fuentes de la Comisión Europea insisten en que “está totalmente claro que todos los que piden asilo estarán alojados en centros abiertos en las islas”, pero por el momento no ha aclarado qué pasa mientras se decide si la solicitud es admitida a trámite. Este proceso puede prolongarse: las autoridades griegas esperan la llegada de entre 2.300 y 4.000 profesionales comprometidos para hacer posible la aplicación efectiva del pacto y se puedan estudiar las solicitudes de forma individualizada. No obstante, este contingente no llegará a Grecia hasta al menos el 28 de marzo -pasada la Semana Santa-, según informa la agencia Efe.
En el centro de Quíos, el autor del vídeo explica que “los trabajadores del centro no tienen instrucciones sobre cómo registrar y gestionar las nuevas llegadas. La policía no sabe cómo tratar sus peticiones de asilo”. Su relato encaja con la falta de medios y recursos confirmados por las autoridades griegas.
“Un trabajador social en el campo nos dijo que nadie sabía lo que hacer. Hoy ha sido una jornada de estrés y confusión. El Ejército, que anteriormente dirigía el campo, lo ha abandonado. La mayoría de ONG han sido expulsadas. Todos los procedimientos y los conocimientos básicos sobre el procedimiento han desaparecido con ellos”, indica el activista.
Además de la falta de libertad, los refugiados y migrantes encerrados en el centro de Quíos denuncian las duras condiciones del campo. “Los niños no tienen leche que comer. La gente no tiene mantas y tenemos frío”, dice uno de los hombres tras la alambrada. Aseguran que algunos de ellos se ven obligados a dormir en el suelo, sobre palés de madera que ellos mismos han fotografiado para demostrar sus palabras.
“Ellos nos contaron que no tienen permiso ni para comprar tarjetas SIM para sus móviles, por lo que no pueden contactar con sus familiares. Uno de los hombres encerrados cuenta ante la cámara su desesperación por reunirse con su esposa quien, dice, le espera en Alemania. ”Mi familia está en Alemania, tengo derecho a ir. Tengo derecho a reunirme con mi familia“, ruega el interno.
“Tampoco tienen conexión a internet ni electricidad”, indica el autor del vídeo que, según relata, acudió el lunes al centro para entregar galletas y productos sanitarios a través de la alambrada. Fue entonces cuando “la gente forcejeó y saltó hacia ellos”. Los internos tienen tres comidas en el centro al día pero, según dice, “es insuficiente y no tienen tiendas para comprar lo que necesitan”.
Este martes, Acnur ha lanzado un comunicado en el que critica que “el acuerdo se esté implementando en Grecia sin la puesta en marcha de las garantías exigidas”, dado que “Grecia no tiene la suficiente capacidad en las islas para evaluar las solicitudes de asilo”. Aunque todavía no han entrado a valorar la situación específica del centro de Quíos, la Agencia de la ONU admite que el Estado heleno “tampoco tiene las condiciones adecuadas para albergar de forma digna y segura a las personas mientras se toma una decisión sobre su solicitud de asilo”.
Los hombres, mujeres y niños encerrados se agarran a la verja pocos días (o incluso horas) después de arriesgar su vida atravesando el Egeo. Piden comida, mantas, libertad, todavía incrédulos ante la situación que se han encontrado nada más pisar, por fin, la Europa en la que pensaban encontrar protección. “Todos los medios lloran cuando se ahogan refugiados en el mar. Y, ahora, a los que conseguimos cruzar nos meten aquí y nos mandan de vuelta otra vez. ¿Qué es esto?”, se pregunta uno de los internos.