Varios trabajadores migrantes en Singapur comienzan a leer mensajes frente a una cámara. “No es seguro estar cerca de ellos. Las mujeres y los niños deberían mantenerse lejos”. “Son sucios”. “Huelen mal y siempre me miran”. “Son incivilizados”. “Encima que les permitimos trabajar aquí, ellos crean más problemas”. En sus caras aparecen muestras de su extrañeza cuando se percatan de que hablan de ellos, de que son críticas reales lanzadas hacia la población extranjera del país asiático.
La campaña 'Familiar Strangers' ha lanzado este vídeo con el objetivo de recopilar y compartir las historias de la población migrante en Singapur, enfrentándolas con aquellos esterotipos presentes en la opinión pública. “Esperamos aportar a los singapurenses una oportunidad para aprender de las vidas de los migrantes que llevan años trabajando aquí, a través de la lectura de historias reales y sentidas que han compartido con nosotros”, explican a través de la página web de la campaña.
Con esta intención, el vídeo principal del proyecto no se queda en la visión negativa que algunos singapurenses tienen de los inmigrantes. La lectura de las críticas hacia ellos despierta los comentarios de incomprensión. “¿Por qué alguien dice eso? No estoy seguro cómo reaccionar a esto”. “Yo vengo a Singapur solo a trabajar”. “Si nosotros venimos a Singapur a trabajar y causamos problemas, nos expulsan. Pero si no causamos daño y solo estamos aquí trabajando, estos comentarios son un error”, reflexionan.
“Cuando algunos singapurenses ven mi cara, ellos se asustan. Eso es...”, sonríe mirando hacia abajo. Y se apura a corregirse a sí mismo: “Pero me siento bien, la gente es agradable. Aunque cuando veo esto... no les entiendo”, reconce un joven bangladesí.
“Os doy las gracias por ayudar a construir Singapur”
Para después pasar a la “otra forma de ver la historia”, aquellos comentarios sobre los inmigrantes que también están presentes en la sociedad singapurense. Esos que la campaña busca destacar. “Quiero daros las gracias por ayudar a construir Singapur”. “Ellos ahora están contribuyendo a nuestra economía, pero ellos no ganan muchos. Es triste que tengan que abandonar sus casas para trabajar”. “Además es muy duro trabajar aquí, por el calor...”. Los migrantes leen un mensaje tras otro, y su expresión se transforma.
Aparece la empatía. Uno de los chicos que lee estos mensaje asiente: “La verdad es que trabajo todo el día bajo el sol...”. Otro de ellos concluye: “Ahora me siento más cómodo. Leer esto me hace feliz”.
“Siempre hay dos formas de ver cada historia”, concluye el lema de la campaña. Por esta razón, para mostrar esta última cara han lanzado el proyecto de sensibilización a través de múltiples plataformas. Más allá del vídeo principal, su cuenta de Instagram se ha convertido en un espacio de difusión de historias personales de mujeres y hombres migrantes en el país asiático. Sus fotos son acompañadas con su historia, contada en primera persona.