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Sobre este blog

Me dedico al periodismo, la comunicación y a escribir libros como “Exceso de equipaje” (Debate, 2018), ensayo sobre el turismo que se desborda; “Biciosos” (Debate, 2014), sobre bicis y ciudades; y “La opción B” (Temás de Hoy 2012), novela... Aquí hablo sobre asuntos urbanos.

El coste de ser mujer en la ciudad

Las mujeres usan más el transporte público que los hombres y sufren más violencia en él.

Pedro Bravo

Hace unos días, Ana Ordaz publicaba en este diario un reportaje que analiza los datos de movilidad de las ciudades más pobladas de España (Barcelona, Madrid, Sevilla, Valencia). La conclusión es que las mujeres utilizan mayoritariamente el transporte público para sus desplazamientos diarios, mientras que los hombres van más en coche. En Madrid, por ejemplo, los datos dicen que el 58,9% de ellas se mueven en transporte público y un 52,5% de ellos van cada día en vehículo privado. El texto recoge los testimonios y reflexiones de diversas expertas en temas urbanos, de movilidad y género, que señalan factores de influencia como “el poder adquisitivo, el acceso a los recursos familiares, los sectores de ocupación, la distribución del tiempo dedicado a las tareas domésticas y de cuidados”.

Un poco antes de la publicación de este reportaje, la ONG Plan Internacional presentaba su informe (In)seguras en la ciudad: las experiencias diarias de niñas y mujeres jóvenesIn)seguras en la ciudad: las experiencias diarias de niñas y mujeres jóvenes. El estudio analiza cinco ciudades, Madrid, Lima, Sidney, Kampala y Nueva Delhi según el testimonio de 21.000 jóvenes del sexo femenino de entre 16 y 30 años y mapea los puntos negros de seguridad para las mujeres en cada una de ellas. De los 6.542 puntos señalados, 4.264 lo son por ser lugares donde se ha sufrido violencia sexual, ya sea física o verbal. Violencia que viene de hombres y que ocurre de día igual que de noche sin que la gente alrededor se interponga de ninguna manera.

En Madrid, el informe señala 800 lugares donde las encuestadas han sufrido acoso, principalmente verbal (72%). Muchos de los puntos son lugares de muchísimo tránsito y casi todos son en la calle y en transporte público (estaciones también). Las jóvenes encuestadas dicen que, por ese acoso, han cambiado sus hábitos: el 39% evitó volver a pasar sola por el lugar, el 10% nunca volvió.

La “tasa rosa” de la movilidad

Hace una semana y pico, la revista Wired se hacía eco de un estudio realizado por el Rudin Center for Transportation de la Universidad de Nueva York que de alguna manera une los dos anteriores y explica por qué nuestras ciudades fallan al menos a la mitad de la gente que habita en ellas. Bajo el título El impuesto rosa de la movilidad, explica que en Nueva York las mujeres gastan entre 26 y 50 dólares más que los hombres en transporte (100 dólares más si se trata de las cuidadoras principales de la familia). El informe es el resultado de una encuesta en la que el 75% de las mujeres preguntadas confiesa haber sido acosadas y/o robadas en sus trayectos en transporte público (frente al 47% de los hombres). Por esa razón, el 29% de ellas dice, por ejemplo, que no se montan en metro o en bus por la noche y el 42% que se sienten más seguras montándose en un taxi o en un Uber. He aquí una parte de esa tasa rosa. La otra tiene que ver con la dificultad de moverse con un carrito y las bolsas de la compra y otros bultos por escaleras de metro y demás. Por eso el gasto extra de las mujeres con familia a su cargo. El texto de Wired señala que en el estudio hay un sesgo de clase (el 93% de los encuestados tienen licenciaturas universitarias) que sugiere aún más problemas para mujeres de clase trabajadora, con menos capacidad económica para evitar esas situaciones de peligro.

Normalmente, ahora me tocaría escribir una largo párrafo de conclusión, pero creo que no hace falta mucho más. Los datos son suficientes para mostrar la situación. Queda que seamos conscientes de ella y que nos pongamos a trabajar para cambiarla. Queda mucho. 

Sobre este blog

Me dedico al periodismo, la comunicación y a escribir libros como “Exceso de equipaje” (Debate, 2018), ensayo sobre el turismo que se desborda; “Biciosos” (Debate, 2014), sobre bicis y ciudades; y “La opción B” (Temás de Hoy 2012), novela... Aquí hablo sobre asuntos urbanos.

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