Me dedico al periodismo, la comunicación y a escribir libros como “Exceso de equipaje” (Debate, 2018), ensayo sobre el turismo que se desborda; “Biciosos” (Debate, 2014), sobre bicis y ciudades; y “La opción B” (Temás de Hoy 2012), novela... Aquí hablo sobre asuntos urbanos.
Algunos libros para leer la ciudad
Crónica desde el lado olvidado de la ciudad
El libro empieza por la cárcel y no es casualidad. Como esos autores de suspense tan seguros de su trama que no temen contar primero el final para luego explicar cómo se llegó ahí, Darren McGarvey arranca su Safari en la pobreza por uno de los términos posibles cuando naces y creces en el lado olvidado de la ciudad. Él es de Pollock, al sur de Glasgow, una de esas reservas de pobreza que rompe la armonía de la urbe presumida. Es una brecha física, que se demuestra en la configuración del barrio y en la dificultad de acercarse desde él a un centro que es mucho más que geográfico, pero también lo es moral, emocional e intelectual. McGarvey es rapero y su nombre artístico es Loki, como el del hermano de Thor al que nunca dejaron ser bueno (quizá aquí haya también mensaje). Y es activista y educador social. Y fue alcohólico, hijo de una madre también adicta. Lo cuenta en el libro, como cuenta los problemas con las bandas, la violencia y la ira constante en su entorno, el vacío asistencial, los problemas de vivienda o la llegada de la regeneración para romper definitivamente los lazos comunitarios. Lo hace sin dogmas y sin excusas, repartiendo responsabilidades por doquier pero recordando las de cada uno, empezando por las suyas. No hay idealización de la pobreza ni del barrio, lo cual hace el trago todavía más amargo. Por eso es recomendable, porque lo que pasa en Pollock es lo que pasa en Villaverde, en Ciutat Meridiana, en Otxarkoaga y en muchos otros lugares y necesitamos que nos lo cuenten.
Safari en la pobreza, Darren McGarvey (traducción de Martin Schifino). Capitán Swing.
Parar por las calles
En la introducción, Belén Bermejo cita dos conceptos: el no lugar y la psicogeografía. Después de pasear por el libro, a uno se le ocurre que, además de Marc Augé y Guy Debord, podría mencionar también a Lao Tse y al tao. Las microgeografías de Belén son imágenes de Madrid que salen no tanto de su cámara fotográfica sino de una mirada que sabe pararse en el ahora y ver que, entre toda la velocidad y el ruido, hay literatura en la calle. Belén es editora, fotógrafa y, sobre todo, andarina y, por eso, curiosa. Y el libro es un libro de fotos con algunas notas, una obra sin pretensiones que, sin embargo y probablemente sin querer, enseña a ver de otra forma y con otro ritmo la ciudad. “Cuando miro una pared, veo mapas”, escribe en una de sus notas. Y el volumen, efectivamente, está lleno de muros, geometrías y encuadres que recuerdan a planos. Mapas que están fuera del mapa, como el libro que menciona en los agradecimientos, el excelente Fuera del mapa (Blackie Books, 2017), de Alastair Bonnett. Por cierto, hay otra cosa muy importante en esa parte final que nadie nunca lee, el agradecimiento a las personas que forman parte del sistema de sanidad pública: “Estoy aquí porque sin ellos no habría podido seguir haciendo fotos”.
Microgeografías de Madrid, Belén Bermejo. Plan B.
Ética para la ciudad
Richard Sennett explica aquí cómo la ciudad es un sistema complejo que debe mantenerse lo más abierto posible para que siga siendo diverso, vivo y rico, para que siga siendo ciudad. Y lo hace en un libro, el tercero de su trilogía del Homo faber (tras El artesano y Juntos) que es en sí mismo un sistema complejo abierto. Es una obra sobre la historia del urbanismo —un repaso, por ejemplo, por el legado de Haussmann, Olmsted, Cerdà o Le Corbusier—, un tratado sobre pensamiento urbano —con un análisis sobre las miradas divergentes de Jane Jacobs y Lewis Mumford muy interesante—, una muestra de sus propias experiencias como urbanista y sociólogo —una muestra con autocrítica, lo cual es infrecuente—, un relato sobre los avances tecnológicos —y sobre como, paradoja mediante, no necesariamente hacen avanzar a la ciudad— y muchas otras cosas más. Es, así, un libro complejo y también abierto, porque deja espacio para la reflexión personal. Es, por eso, un libro necesario para entender todo esto; recomendable para cualquiera, pero sobre todo para los que dicen estar preocupados por administrar mejor las cosas urbanas.
Construir y habitar. Ética para la ciudad, Richard Sennett (traducción de Marco Aurelio Galmarini Rodríguez). Anagrama.
Dos maestros: Gaviria y Lefebvre
Mario Gaviria murió en abril del año pasado dejando un hueco muy grande en muchos sitios. En la sociología, en el ecologismo, en el urbanismo, en el análisis crítico del turismo. Gaviria no firma este libro y, sin embargo, es inevitable hablar de él para hacer un comentario del volumen. Porque fue el navarro quien encargó a Henri Lefebvre hacer este análisis. Fue en 1973 y mientras Gaviria está haciendo un estudio de impacto ecológico de las nuevas ciudades turísticas en Benidorm, un trabajo para el que el francés fue asesor. Lefebvre había sido profesor y era maestro de Gaviria y éste quiso que el pensador reflexionase sobre esos nuevos lugares dedicados al descanso y al ocio. Lo hizo y el texto fue guardado en un cajón por el discípulo. ¿Por qué? Quizá porque esperaba algo casi imposible: que Henri Lefebvre se centrase en algo muy concreto. No fue hasta 2011 que Gaviria recuperó el texto y empezó a preparar su edición, como explica el sociólogo Ion Martínez Lorea en una estupenda detallada que finalmente no pudo realizar a medias con Gaviria. Aquí, el autor de El derecho a la ciudad y La producción del espacio hace un repaso histórico, filosófico, económico y hasta artístico del asunto para desear una concepción de los espacios dedicados al verdadero disfrute que no encuentra sino todo lo contrario. Y vuelve a una de sus constantes, que sólo se puede avanzar en positivo desde el uso social, orgánico y fuera de normas.
Hacia una arquitectura del placer, Henri Lefebvre (traducción de Natalia Ruiz Martínez). Centro de Investigaciones Sociológicas.
Madrid, a la deriva
A Sergio C. Fanjul no hay que pedirle que camine ni que escriba. Son dos cosas que hace porque no puede evitarlo, aunque no está claro si es capaz de hacer ambas al mismo tiempo. Sin embargo, a Sergio, astrofísico de formación, periodista de profesión y poeta de vocación, le encargaron para Veranos de la Villa 2018 unas crónicas caminantes por Madrid que aquí son recopiladas en una versión extendida. Son recorridos y textos sobre las ciudades que conforman la ciudad, sobre paisajes urbanos y humanos que, a pesar de ser cercanos, son cada vez más desconocidos por culpa de esa fuerza centrípeta que nos hace olvidar las periferias, incluso las que habitan en el mismo centro de la urbe. El autor parte de Lavapiés hacia los límites de esta capital que no se acaba nunca y lo comparte con una forma de escribir sencilla, capaz de trasladar al lector a cualquiera de sus derivas y de ir sumándole la información histórica, urbanística y sociológica necesaria para entender los complicados mecanismos que hacen que la ciudad siga viva, a pesar de todo.
La ciudad infinita, Sergio C. Fanjul. Reservoir Books.
Crónica desde el lado olvidado de la ciudad