Me dedico al periodismo, la comunicación y a escribir libros como “Exceso de equipaje” (Debate, 2018), ensayo sobre el turismo que se desborda; “Biciosos” (Debate, 2014), sobre bicis y ciudades; y “La opción B” (Temás de Hoy 2012), novela... Aquí hablo sobre asuntos urbanos.
Si hay que usar coche, mejor que sea eléctrico, compartido y cooperativo
Puede que Esperanza Aguirre no lo sepa pero (casi todo) el resto del mundo sí. Los coches privados cada vez lo van a tener más difícil para circular por las ciudades y, mucho peor, los de gasolina y diésel. De hecho, ya hay unas cuantas empresas del ramo que están tomando posiciones en el nuevo escenario. En Madrid, primero fue Daimler la que trajo su Car2Go y, ahora, es PSA (Peugeot y Citroen) quien ha aterrizado con Emov. Una flota de, también, 500 coches eléctricos de cuatro plazas al mismo precio (0,19 € el minuto, 59 € el día). Muy bien, pero hay más.
¿Cómo sería el asunto si en vez de compartir lo que nos dejan (y cobran) grandes corporaciones lo compartiéramos de verdad entre nosotros? Ésta es la propuesta de Som Mobilitat, una cooperativa de consumo sin ánimo de lucro que nace ligada a Som Energia, cooperativa de renovables que está plantando cara (¡casi 30.000 socios ya!) al contubernio energético de este país. “Som Mobilitat nace con la idea de trabajar en Cataluña pero nos gustaría que se replicara, como ha pasado con Som Energia, y así poder trabajar en red con otras cooperativas españolas”.
Al habla con Ricard Jornet, uno de los impulsores de un proyecto que nació en Mataró pero que ya tiene esas réplicas en otras poblaciones catalanas y que cuenta con casi 400 miembros. “Nuestro foco ahora es dar a conocer la cooperativa para que quienes quieran transformar la movilidad de sus barrios y pueblos se hagan socios o inicien un grupo local. Un vecino que quiera comprarse un coche eléctrico y lo quiera compartir es ya el nacimiento de una comunidad de Som Mobilitat. El único requisito es que el coche tiene que estar aparcado en una plaza accesible las 24h a cualquier socio”.
De momento, ya tienen un vehículo circulando en pruebas que se abrirá a todos los socios en enero con unos precios muy competitivos: 6 € la hora y 55 € el día para usos puntuales y unos bonos mensuales de 20 €, 40 € y 70 €. Además, se han aliado con la cooperativa belga Partago para abrir su plataforma de gestión por móvil. Para ello, por cierto, están en plena campaña de financiación en Goteo (que termina casi ya, corran). Y pretenden llegar a acuerdos con otras cooperativas existentes en Europa para compartir flotas.
Pero, claro, el coche, aunque sea compartido, eléctrico y cooperativo, va a seguir dando la lata por asuntos de espacio, seguridad vial y demás. Se lo comento a Ricard y responde así: “Nuestra propuesta quiere ayudar a reducir el número de coches estacionados y circulando. Los servicios de car sharing son ideales para todas las personas que se mueven caminando, en bici o en transporte público pero que a veces necesitan un coche, una furgoneta o una moto”. De hecho, según me cuenta, tienen en marcha una compra colectiva de bicis eléctricas para los socios de Som Energia y de Som Mobilitat.
Muy buena pinta tiene el proyecto. A Ricard, siempre metido en jaleos sociales y de sostenibilidad, le acompaña en el consejo rector un grupo de estupendos profesionales de distintas áreas. Y, repito, son de la familia Som Energia, una de las cosas más sanas y recomendables del consumo en España. ¿He dicho ya que hay que meter pasta en el crowdfunding? Pues lo repito: aquí.