¿Ricos más ricos y pobres más pobres? Nuestra sociedad está llena de brechas que incrementan las diferencias entre unos y otros. (Des)igualdad es un canal de información sobre la desigualdad. Un espacio colectivo de reflexión, análisis y testimonio directo sobre sus causas, soluciones y cómo se manifiesta en la vida de las personas. Escriben Teresa Cavero y Jaime Atienza, entre otros.
La financiación para el desarrollo, a debate en Etiopía
Cuando uno llega a Addis Abeba tiene la sensación de estar en una ciudad que nunca para. Es una ciudad bulliciosa, activa las veinticuatro horas del día y tremendamente extensa. Se necesitarían semanas sólo para visitar todos sus barrios. El pueblo etíope es un pueblo que se siente orgulloso de ser el único país africano que nunca llegó a ser colonizado del todo. Mantiene un gobierno fuerte y es un referente político y diplomático para el continente africano. De hecho aquí está la sede del secretariado de la Unión Africana desde que era la Organización para la Unidad Africana. Organizar por tanto una cumbre internacional no es algo nuevo para los etíopes. Pero también ellos son muy conscientes de que la Cumbre sobre Financiación para el Desarrollo que se celebra en esta ciudad del 13 al 16 de julio no es una cumbre másCumbre sobre Financiación para el Desarrollo. Es la tercera cumbre que se organiza, después de Monterrey y Doha, con el objetivo de impulsar la financiación al desarrollo y solventar los obstáculos que puedan existir para cumplir las resoluciones de Naciones Unidas.
No tiene sentido hablar en África de objetivos de desarrollo sostenible o de reducción de la pobreza sin hablar al mismo tiempo de cómo vamos a financiar estos objetivos. Por ejemplo, se estima que son necesarios 1,5 billones de dólares para garantizar la erradicación de la pobreza y el desarrollo sostenible en el mundo. Y cuando hablamos de financiación para el desarrollo parece que sólo nos refiramos el conocido 0,7% para ayuda oficial al desarrollo. Sí, se hablará de eso, es importante, y esperamos que esta cumbre fije mecanismos claros que aseguren el compromiso real de todos los países, especialmente los más retrasados como España, con la ayuda oficial al desarrollo. Pero no sólo se va a tratar este tema. Tan importante como la ayuda oficial es asegurar que los países que están en la cola del desarrollo pueden disponer libremente de sus propios fondos para impulsar sus objetivos de desarrollo. Para ello es fundamental crear un organismo intergubernamental con mandato y capacidad para asegurar que los países del Sur disponen de los ingresos fiscales suficientes para cubrir las políticas sociales básicas (educación, sanidad) sin depender para ello del exterior. La elusión fiscal y, a veces, el fraude fiscal de las grandes multinacionales suponen retirar muchos recursos de los presupuestos públicos de los países africanos que deberían acabar en manos de sus propios ciudadanos. Y esto no lo conseguiremos sin un compromiso fuerte de todos los gobiernos.
Pero las empresas también tienen mucho que decir en la lucha contra la erradicación de la pobreza, no sólo los gobiernos. Las empresas también deben poner su grano de arena para reducir la desigualdad y la pobreza, pero necesitamos que de esta cumbre salgan los controles y salvaguardas suficientes para asegurar que sus proyectos tienen un impacto real en la reducción de la pobreza y promueven el desarrollo sostenible, no sustituyen la iniciativa pública, la que beneficia a todos, por otra privada, que sólo beneficie a unos pocos.
Y no sólo esto, desde la Coordinadora de ONGD hemos elaborado unas propuestas que esperamos sean tenidas en cuenta por la representación española en la cumbre. Porque todo esto sólo se puede hacer con la participación directa de la ciudadanía y con un auténtico interés por parte del Gobierno. Desgraciadamente, la falta de representación de las ONG en la delegación oficial española en esta cumbre, la ausencia del ministro español y la noticia de que el secretario de estado asistió sólo el primer día, no dan muchas muestras del interés que nuestro Gobierno tiene en esta cumbre. Pero seguiremos presentes para que se oiga nuestra voz.
Cuando uno llega a Addis Abeba tiene la sensación de estar en una ciudad que nunca para. Es una ciudad bulliciosa, activa las veinticuatro horas del día y tremendamente extensa. Se necesitarían semanas sólo para visitar todos sus barrios. El pueblo etíope es un pueblo que se siente orgulloso de ser el único país africano que nunca llegó a ser colonizado del todo. Mantiene un gobierno fuerte y es un referente político y diplomático para el continente africano. De hecho aquí está la sede del secretariado de la Unión Africana desde que era la Organización para la Unidad Africana. Organizar por tanto una cumbre internacional no es algo nuevo para los etíopes. Pero también ellos son muy conscientes de que la Cumbre sobre Financiación para el Desarrollo que se celebra en esta ciudad del 13 al 16 de julio no es una cumbre másCumbre sobre Financiación para el Desarrollo. Es la tercera cumbre que se organiza, después de Monterrey y Doha, con el objetivo de impulsar la financiación al desarrollo y solventar los obstáculos que puedan existir para cumplir las resoluciones de Naciones Unidas.
No tiene sentido hablar en África de objetivos de desarrollo sostenible o de reducción de la pobreza sin hablar al mismo tiempo de cómo vamos a financiar estos objetivos. Por ejemplo, se estima que son necesarios 1,5 billones de dólares para garantizar la erradicación de la pobreza y el desarrollo sostenible en el mundo. Y cuando hablamos de financiación para el desarrollo parece que sólo nos refiramos el conocido 0,7% para ayuda oficial al desarrollo. Sí, se hablará de eso, es importante, y esperamos que esta cumbre fije mecanismos claros que aseguren el compromiso real de todos los países, especialmente los más retrasados como España, con la ayuda oficial al desarrollo. Pero no sólo se va a tratar este tema. Tan importante como la ayuda oficial es asegurar que los países que están en la cola del desarrollo pueden disponer libremente de sus propios fondos para impulsar sus objetivos de desarrollo. Para ello es fundamental crear un organismo intergubernamental con mandato y capacidad para asegurar que los países del Sur disponen de los ingresos fiscales suficientes para cubrir las políticas sociales básicas (educación, sanidad) sin depender para ello del exterior. La elusión fiscal y, a veces, el fraude fiscal de las grandes multinacionales suponen retirar muchos recursos de los presupuestos públicos de los países africanos que deberían acabar en manos de sus propios ciudadanos. Y esto no lo conseguiremos sin un compromiso fuerte de todos los gobiernos.