¿Ricos más ricos y pobres más pobres? Nuestra sociedad está llena de brechas que incrementan las diferencias entre unos y otros. (Des)igualdad es un canal de información sobre la desigualdad. Un espacio colectivo de reflexión, análisis y testimonio directo sobre sus causas, soluciones y cómo se manifiesta en la vida de las personas. Escriben Teresa Cavero y Jaime Atienza, entre otros.
Lecciones del FMI: ¿cómo afecta la desigualdad extrema al crecimiento?
Los resultados de una nueva investigación impulsada por el Fondo Monetario Internacional (FMI) concluyen que los altos niveles de desigualdad presentes en la gran mayoría de países perjudican el crecimiento económico. Una vez más, el estudio radiografía la gravedad de la actual crisis de desigualdad en numerosos países, y su impacto en la economía. Si los gobiernos quieren dinamismo económico, han de afrontar directamente la desigualdad.
Mucho se ha escrito sobre la relación causal entre desigualdad económica y crecimiento económico. El debate ideológico se divide entre aquellos que defienden que la desigualdad promueve el dinamismo y aquellos que lo perjudica. Sin entrar en las notables dificultades que existen para evaluar empíricamente el sentido y la intensidad de dicha causalidad, algunos economistas y estudiosos defienden que esta relación es positiva, mientras que otros alegan todo lo contrario (véase, por ejemplo, la revisión de literatura incluida en este otro documento del FMI).
Los primeros argumentan que no hay que preocuparse, pues la desigualdad promueve el crecimiento y el progreso, al recompensar de manera diferenciada a aquellos con más talento y que le ponen más ganas y esfuerzo. Los segundos, por el contrario, advierten de los perniciosos efectos que la desigual distribución de rentas y oportunidades tiene sobre la cohesión social y el potencial de crecimiento económico.
No es fácil encontrar un consenso entre ambos puntos de vista. En el fragor de las discusiones se acostumbra a recurrir a la falacia del hombre de paja, tergiversando, exagerando o cambiando el significado del sentido de los argumentos esgrimidos por el contrario. Impera el ataque lingüístico o dialéctico, lejos del necesario debate fundamentado en la evidencia.
Un reciente estudio del FMI titulado Inequality overhang (algo así como “la cornisa de la desigualdad”) parece poder conciliar ambas posiciones sin entrar en contradicciones, al reconocer que no existe una relación lineal entre desigualdad y crecimiento económico. En este análisis empírico, realizado por Francesco Grigoli y Adrian Robles, ambos investigadores del FMI, se estima que cuando los niveles de desigualdad de renta disponible (es decir, evaluada tras el pago de impuestos y la recepción de transferencias públicas) se encuentran por encima de un Gini de 27, cualquier aumento de la desigualdad tiene un efecto negativo sobre el crecimiento económico. Por el contrario, si la desigualdad crece por debajo de este umbral de 27, entonces el crecimiento económico se ve afectado positivamente. Dicho de otra manera, en países con bajos niveles de desigualdad de renta, un aumento de la desigualdad tiene un efecto positivo sobre el crecimiento.
Sin embargo, estos mismos aumentos tienen un efecto negativo cuando se produce en entornos de altos niveles de desigualdad, identificados por este umbral de 27 puntos de Gini (este índice va de 0 a 100). La relación entre desigualdad y crecimiento económico, por tanto, adopta una forma de U invertida, poniendo de manifiesto que los niveles iniciales de desigualdad importan.
¿Cuántos países de la OCDE se encuentran por encima de este umbral?
De acuerdo con una base de datos similar a la utilizada por estos investigadores, y mirando tan sólo los países de la OCDE (conviene considerar que éstos son los países del mundo con los menores niveles de desigualdad después de la intervención del Estado), podemos advertir como la gran mayoría de ellos se encuentran por encima de este umbral. Tan sólo 8 de ellos: Islandia, Dinamarca, Eslovenia, República Checa, Finlandia, Noruega, Bélgica y Eslovaquia se encuentran por debajo de estos 27 puntos, aunque no muy lejos. Islandia, por ejemplo, el país con menor nivel de desigualdad, presenta un Gini de 24,6, apenas 2,4 puntos por debajo de ese “umbral del 27”. El resto de países considerados se encuentran por encima.
España, por su parte, se sitúa como el cuarto peor país de la Unión Europea (incluyendo el Reino Unido) en niveles de desigualdad. Estamos 8 puntos por encima del ‘umbral’ que señalan los investigadores del FMI. Esto quiere decir que los niveles de desigualdad en nuestro país perjudican su capacidad para promover el crecimiento económico. Ni el modelo económico ni la actuación del Estado consiguen atajar la desigualdad en España.
Los resultados de una nueva investigación impulsada por el Fondo Monetario Internacional (FMI) concluyen que los altos niveles de desigualdad presentes en la gran mayoría de países perjudican el crecimiento económico. Una vez más, el estudio radiografía la gravedad de la actual crisis de desigualdad en numerosos países, y su impacto en la economía. Si los gobiernos quieren dinamismo económico, han de afrontar directamente la desigualdad.
Mucho se ha escrito sobre la relación causal entre desigualdad económica y crecimiento económico. El debate ideológico se divide entre aquellos que defienden que la desigualdad promueve el dinamismo y aquellos que lo perjudica. Sin entrar en las notables dificultades que existen para evaluar empíricamente el sentido y la intensidad de dicha causalidad, algunos economistas y estudiosos defienden que esta relación es positiva, mientras que otros alegan todo lo contrario (véase, por ejemplo, la revisión de literatura incluida en este otro documento del FMI).